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El último viaje del portaaviones Príncipe de Asturias

Redacción/Barcelona.

El próximo miércoles día 6 está prevista la última travesía del portaviones “Príncipe de Asturias” (R-11), que durante casi 25 años ha ostentado con orgullo la bandera de buque insignia de la Armada Española.

La jubilación le ha llegado al buque ante la imposibilidad de invertir más de 100 millones de euros para su puesta a punto sin contar con un mantenimiento anual que ronda los 30. La decisión ya fue confirmada por el ministro Pedro Morenés durante el 2012  y  desde el pasado julio está en situación de baja disponibilidad y solo realiza cortas salidas al mar para mantener a su tripulación adiestrada.

Durante el 2005 debía haberse sometido a una profunda modernización para alargar su vida operativa pero la reiterada falta de presupuesto obligó a aparcar las obras y eso le condenó poco a poco a su obsolescencia.

Se trata de una pequeña ciudad flotante dotada con 596 tripulantes,  aeropuerto, hospital, planta desaladora, talleres, gimnasio y capilla. Su altura equivale a un edificio de 12 pisos y posee una cubierta de 5.000 metros cuadrados donde podría jugarse un partido de fútbol.

El barco zarpará de la base naval de Rota (Cádiz) para dirigirse a su último destino, el arsenal de Ferrol (A Coruña), donde será inmovilizado y preparado para el desguace para venderlo al mejor postor. La Armada subastará a partir de junio sus 11.680 toneladas de chatarra.

Durante los últimos meses se ha realizado un exhaustivo inventario de todo lo que hay a bordo que ha supuesto una enorme tarea y cuyo catálogo abarca más de 17.000 elementos diferentes con un stock de 66.000 repuestos.

El capitán de navío Alfredo Rodríguez Fariñas comandará el buque en su última singladura que le llevará a recorrer más de 700 millas (1.300 kilómetros) desde el puerto gaditano hasta el arsenal ferrolano. En su libro de bitácora queda su participación en la primera guerra del Golfo (1991), cuando patrulló el Mediterráneo con la OTAN, o en el conflicto de los Balcanes (1994), que le llevó a navegar en el Adriático.

Su deconstrucción es menos gratificante pero la falta de trabajo en los astilleros andaluces ha provocado que el traslado del portaviones a Galicia haya provocado indignación en Cádiz, donde cualquier labor naval es bienvenida. Fuentes oficiales han señalado que el Ferrol  era el lugar idóneo por la disponibilidad del muelle, calado y  disminución de costes.

El sucesor del portaviones como buque insignia de la Armada será el “Juan Carlos I”, barco de proyección estratégica que puede operar aviones aunque no sea un portaaviones. Este se construyó pensando en que sustituyera al “Príncipe de Asturias” de forma temporal cuando estuviera en dique seco por mantenimiento, aunque la crisis ha cambiado los planes.

El portaviones de la democracia
En el decreto del 28 de junio de 1977 se autorizó la construcción de un portaviones español por los astilleros ferrolanos de la Empresa Nacional Bazán, como sustituto del “Dédalo” (R-01) y aunque en un principio se había pensado denominarle “Almirante Carrero Blanco”, la evolución del país hacia la democracia propició el cambio de nombre por “Príncipe de Asturias”.

Su botadura se realizó el 22 de mayo de 1982  y su entrega a la Armada el 30 de mayo de 1988, recibiendo el 28 de mayo de 1989 la bandera de combate en Barcelona en una preciosa ceremonia. Curiosamente esta ciudad ha esquivado realizar el mismo ceremonial para el Buque “Juan Carlos I”, aduciendo elevados gastos e inmersa dentro de un clima soberanista de las últimas elecciones autonómicas.


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