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China bloquea las webs de varios medios internacionales por la publicación de la dudosa actividad de sus dirigentes en paraísos fiscales

Redacción.

Según ha publicado el diario El País, el Gobierno chino ha bloqueado su edición digital en su territorio, así como la de otros medios como Le Monde o The Guardian, entre otros, para evitar que se difundieran las informaciones que revelan que numerosos dirigentes y familiares del régimen mantienen sociedades de dudosa legalidad en paraísos fiscales.

Según los documentos obtenidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), y a los que han tenido acceso los medios bloqueados, al menos 13 parientes de máximos dirigentes del régimen y unos 15 grandes empresarios y compañías estatales mantienen una gran actividad en paraísos fiscales.

Entre los dirigentes sospechosos de esta actividad se encuentran el actual presidente, Xi Jinping, y los ex primeros ministros Wen Jiabao y Li Peng, así como otros miembros de la Asamblea Popular. La actividad económica opaca se ha llevado a cabo principalmente en las Islas Vírgenes Británicas.

El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación ha informado que hará público, en la medianoche del jueves al viernes, los 37.000 nombres de ciudadanos de China, Hong Kong y Taiwán que aparecen en la base documental que se ha filtrado de dos gestoras que operan en estos paraísos (Portcullis TrustNet y Commonwealth Trust).

Ya bloquearon otros medios
No es la primera vez que el Gobierno chino utiliza el bloqueo de las ediciones digitales de medios de comunicación a modo de censura cuando no le interesa que la información que ofrecen sea conocida por sus ciudadanos y el resto del mundo. Ya lo hizo con The New York Times y la agencia de noticias Bloomberg cuando investigaron las fortunas ocultas de los parientes de dirigentes chinos.

Sin embargo, esta práctica contradice la supuesta política de transparencia que defiende el gobierno, que asegura perseguirá con dureza el enriquecimiento ilícito de sus dirigentes.

El País informa que, antes de sacar su edición a la luz, intentó conseguir la versión del gobierno chino, que declinó hacer ningún tipo de declaración al respecto