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Kiev afirma que Rusia ha suspendido el envío de tropas a Ucrania

El Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Ucrania ha informado que el comando militar de Rusia ha suspendido el envío de nuevas unidades a Ucrania y que una gran cantidad de voluntarios también se niegan a luchar en el ejército de Rusia: «El comando militar de la federación rusa ha suspendido el envío de nuevas unidades ya formadas a la guerra en Ucrania. La situación actual en el terreno y la desconfianza hacia el mando superior ha obligado a un gran número de voluntarios de Rusia a rechazar categóricamente la posibilidad de prestar servicio en condiciones de combate».

La contraofensiva sorpresa de Ucrania, que dio comienzo el pasado 6 de septiembre, parece abrumar a las defensas rusas en el noreste del país. Valery Zaluzhny, jefe militar ucraniano, ha anunciado esta semana que sus fuerzas han recuperado más de 3000 kilómetros de territorio en 11 días; mucho más de lo que Rusia ha conseguido en varios meses de intenso combate desde que comenzó la invasión el pasado mes de abril. Algunos expertos sugieren incluso que la cifra podría ser de casi 9000 kilómetros.

La reconquista de dos centros logísticos, Izium y Kúpiansk, ha puesto fin a los grandes planes de Rusia de tomar el control todo Donbás, la región oriental de Ucrania. El avance también cabe la posibilidad de que Ucrania recupere grandes ciudades, como Severodonetsk, de la que Rusia se hizo con el control solo después de meses de intensos combates.

De momento, el Estado Mayor de Ucrania ha informado que sus soldados han recuperado hasta ahora más de 20 pueblos y aldeas, después de que Rusia ha reconocido que sus soldados están abandonando Izium, su principal bastión en el noreste de Ucrania.

La derrota de las unidades rusas, a lo que el Kremlin se refiere como «reagrupamiento», sugiere que la guerra de siete meses podría haber llegado a un punto de inflexión. La contraofensiva en la región de Járkov tomó por sorpresa a los mandos ruso. Comenzó el 6 de septiembre, tras dos días de intenso fuego de artillería, como una operación para cercar la localidad de Balakliya. Durante los siguientes tres días, unidades ligeras se dirigieron hacia el este para hacerse con Kúpiansk, un gran centro ferroviario y de carreteras.

El 10 de septiembre, Izium, otro centro importante cercano, fue rodeado después de que la mayoría de las fuerzas rusas huyeran hacia el este. La lucha ha continuado hasta la pasada mañana del 11 de septiembre, no obstante, un mapa publicado por el Ministerio de Defensa ruso ese mismo día parecía sugerir que sus fuerzas se habían retirado de prácticamente la totalidad de la provincia de Járkov, a una nueva línea defensiva a lo largo del río Oskil. Los expertos no tienen claro cuánto tiempo podría durar esta nueva línea, con las unidades ucranianas todavía avanzando hacia el este.

La contraofensiva secreta de Ucrania dependía de su capacidad para impedir que los aviones rusos se movieran libremente cerca de las líneas del frente. Esto fue posible gracias a los nuevos misiles antirradar, sistemas de comunicaciones y cañones de defensa aérea suministrados por Estados Unidos, según fuentes militares ucranianas. Además, según informes rusos, los ucranianos redujeron deliberadamente el armamento pesado de la fuerza de ataque, y señala que el avance inicial en Balakliya incluyó sólo unos 15 carros de combate.

En realidad, este movimiento era parte de una estrategia para que pareciera que el ataque era una farsa, destinada simplemente a inmovilizar a las fuerzas rusas y evitar que se redesplegaran para defenderse de la supuesta contraofensiva principal más al sur, en la región de Jersón, según las mismas fuentes ucranianas.

De momento, desde el Kremlin no se han manifestado a cerca de los reveses en el campo de batalla. Sergei Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, se ha mostrado confiado y ha manifestado que Rusia podría estar abierta a las negociaciones, pero que sus adversarios “deberían entender que cuanto más pospongan este proceso, más difícil será para ellos negociar con nosotros”.

Por el momento, los dirigentes ucranianos parecen creer que la mejor manera de negociar es en el campo de batalla. En un discurso pronunciado el pasado 10 de septiembre en el Foro Europeo de Seguridad de Yalta, durante una reunión de diplomáticos, expertos y políticos internacionales, Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, expresó su irritación con los ciertos líderes occidentales, de los cuáles no reveló su identidad, que lo presionan para que haga un trato con Putin; “Algunos líderes nos están empujando a abrazos superfluos”, señaló. «No, no podemos permitirnos detenernos».

Por otra parte, el próximo 28 de septiembre se llevará a cabo en Bruselas una reunión de directores de armamento y material de todo el mundo encabezada por Estados Unidos, según han informado desde el Pentágono.

La reunión, coordinada con la OTAN, estará bajo los auspicios del Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania, formado por más de 40 naciones y cuyo objetivo es coordinar el suministro de armas y material a Ucrania en su lucha en curso contra la invasión de Rusia. En Bruselas, los funcionarios debatirán sobre cómo aumentar la producción de capacidades clave, así como también estará sobre la mesa el estado de las cadenas de suministro de microelectrónica, motores de cohetes sólidos y otros componentes, han señalado desde el Pentágono. También hablarán sobre formas de “aumentar la interoperabilidad entre nuestros sistemas y lo que podríamos llamar una mayor intercambiabilidad”, agregó.


Analista especializado en el entorno de la información y Defensa.

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