La última campaña de Boves

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G.B. D. Agustín Alcázar Segura (R).

LA ÚLTIMA CAMPAÑA DE BOVES [1]

Reorganizado una vez más en los Llanos, Boves concentra en la población de Ortiz, a 60 kilómetros al sur de la Puerta, un contingente de unos de 3.000 infantes mandados por Morales, y un número similar de jinetes. Con esta fuerza, inicia la marcha el 9 de Junio de 1814, hacia los valles de Aragua a través del paso de La Puerta.

Ante estas noticias, Bolívar, que había destacado sus mejores tropas al mando de Urdaneta, para que persiguiera a Cagigal en su retirada hacia Occidente, ordena a Mariño que se traslade a Villa de Cura, aunque insistiéndole en que no se comprometiese en ninguna acción importante, en tanto que él regresa a Caracas en demanda de nuevos refuerzos.

SEGUNDA BATALLA DE LA PUERTA

El 14 de Junio, los efectivos alcanzados por los insurgentes se elevan a unos  2.300 infantes distribuidos en tres batallones (Barcelona, Aragua y Cumaná), 700 jinetes y 100 artilleros; a este conjunto hay que añadir otros 400 hombres reclutados en Villa de Cura.

Hacia el mediodía del 15, la infantería realista inicia el movimiento hacia las posiciones adversarias, pero es detenida por el fuego de la infantería y el de la artillería, que origina cuantiosas bajas entre los atacantes. A pesar de ello sus mandos reiteran el ataque en varias ocasiones hasta que se ven obligados a iniciar el repliegue hacia sus bases de partida.

El resultado obtenido hace pensar a Bolívar que está en condiciones de resolver el combate mediante su pase a la ofensiva, por lo que ordena a sus fuerzas abandonar las posiciones que ocupan para caer sobre las realistas en retirada. La infantería independentista avanza en pos de la adversaria, aparentemente derrotada, en tanto que  la caballería por su parte actúa en apoyo de la infantería contra las formaciones llaneras.

Sin embargo, tan pronto como Boves advierte el movimiento enemigo ordena el ataque de su  numerosa caballería, que hasta aquel momento no había intervenido en la batalla, oculta por los accidentes del terreno.

Sorprendido por la aparición de unas fuerzas hasta el momento desconocidas, las tropas  insurgentes son rodeadas y materialmente aniquiladas. A continuación, atacan las elevaciones en que se encuentra la artillería enemiga pasando a cuchillo a los servidores que no logran darse a la fuga, y apoderándose de las piezas.

Apenas puede escapar del campo de batalla un puñado de supervivientes, entre los que se encuentra Bolívar, pereciendo muchos de los más significados jefes insurgentes: el ministro Tebar; el jefe de estado mayor García de Sena;  Aldao, jefe del batallón Aragua; el coronel Pedro Sucre, hermano del futuro mariscal; el coronel español Jalón, etc.[2]

RETIRADA DE BOLÍVAR HACIA ORIENTE

Batido reiteradamente entre Junio y Agosto, Bolívar se dirige a Cumaná, desde donde se trasladó a la isla Margarita, regresando después a  Carúpano, en la costa, donde Ribas, de acuerdo con Piar, desconoce su autoridad y le obliga a abandonar la plaza. Regresa a Margarita, pero de nuevo Piar, que había llegado al mismo tiempo que él, no le permite establecerse en la isla;  en consecuencia, se embarca con rumbo a Cartagena.

Los resultados adversos para la causa independentista continuarán aún después de su partida. Valencia capitula el 10 de Julio ante las tropas de Boves; Urdaneta se retira  desde San Carlos hasta Cúcuta; Piar es batido por el mismo Boves en la sabana de El Salado (Cumaná); y si bien Bermúdez, derrota a Morales en el Cerro de Los Godos, frente a Maturín, es después derrotado por Boves el 7 de Noviembre siguiente, cuando salió a contenerlo en Los Magüeyes.

BATALLA DE  URICA

Tras la batalla de Los Magüeyes, las tropas de Boves prosiguen su avance hacia Maturin.

Entre los insurgentes, existen dos tendencias: la de Ribas, que desea un nuevo enfrentamiento con Boves y jugarse la suerte de la campaña a una sola carta, y la de Bermúdez, más conservadora, que preconiza permanecer en Maturin. Se impone el criterio del primero y los republicanos, en número no desdeñable[3], parten en busca de las columnas realistas el 2 de Diciembre; tres días más tarde se avistan las vanguardias de ambos ejércitos. El combate que Ribas buscaba, se va a producir junto a Urica (80 kilómetros al oeste de Maturin) el día 5.

El campo de batalla era una amplia planicie en la que se asienta esa pequeña población, limitada: al norte por el río Amana, al este por una zona pantanosa y al sur por varias pequeñas elevaciones del terreno. En su conjunto, pues, constituye una amplia llanura, apta para el empleo de la caballería.

En cuanto a los efectivos en presencia, éstos están relativamente igualados, al menos desde el punto de vista numérico: más de 4000 hombres por cada bando.

  • Las fuerzas de Boves  se distribuyen en 4 regimientos de caballería, con algo más de 3000 jinetes, y 2 batallones de infantería, con otros 1000 combatientes.
  • Los secesionistas cuentan con una infantería algo más numerosa, agrupada en 2 batallones, mientras que la caballería forma 3 regimientos, cada uno con cerca del millar de combatientes. La artillería sólo está representada con 3 piezas.

Inicialmente, las fuerzas realistas despliegan con las unidades de infantería en el centro, distribuidos en dos líneas; la caballería se distribuye entre ambas alas, y Boves se sitúa en el centro.

Al comenzar la batalla, los insurgentes avanzan con decisión, y cuando se encuentran a tiro de fusil de los adversarios, su caballería de choque, los “rompelíneas”,[4] carga sobre la derecha contraria. Los realistas en ese sector son pronto arrollados, y se ven en una situación comprometida; ante ello, según su ya inveterada costumbre Boves se dirige prácticamente sólo al ala amenazada para reorganizarla e impedir su retirada. En el trayecto, su caballo sufre un accidente y se detiene; sin posibilidad de reaccionar a tiempo, Boves es alcanzado por la guardia de la caballería enemiga y cae víctima de una lanzada de uno de los “rompelíneas”.[5]

Entretanto, en su ala izquierda los realistas cargan resueltamente. Sus adversarios inician un movimiento retrógrado, que pronto siguen tanto la caballería como la infantería. La caballería llanera actúa sin dar cuartel al enemigo. Pronto las últimas unidades secesionistas que conservan la formación se desbandan y sus componentes tratan de escapar. Ribas lo consigue, pero la mayor parte de sus oficiales y soldados cayeron en el combate, o en los momentos siguientes al mismo. Tal como se había hecho norma en esta guerra, muchos de los prisioneros fueron pasados por las armas.

Finalizada la acción de Urica, Boves recibió sepultura en la iglesia parroquial de esa localidad, siendo elegido Morales como nuevo jefe de las fuerzas llaneras.

La batalla de Urica ha sido la final de Boves; pero a la vez fue la última acción de alguna importancia en la campaña contra la II República venezolana.

Los restos de las fuerzas insurgentes del oriente, con sus jefes principales, Ribas y Bermúdez, se refugian en Maturín. El 10 de Diciembre, se presenta Morales ante ella, de la que escapan algunos jefes independentistas, entre ellos Ribas, si bien es traicionado por sus hombres y entregado a los realistas que no tardan en ejecutarlo. Dueños de la plaza, aplican nuevamente la dura ley desatada por Bolivar y fielmente seguida por Boves y sus tropas.

A principios de Febrero  de 1815 Morales reinicia la campaña sobre las posiciones enemigas en la costa de Guiría, mandadas por el general Bermúdez. Sus fuerzas no pueden presentar una oposición eficaz ante la superioridad enemiga, y en pocos días finaliza la resistencia organizada, mientras Bermúdez y otros mandos escapan a la isla Margarita. Morales ocupa ese territorio, último en poder de los insurgentes en la Costa Firme.


[1] Nacido en Oviedo en 1782 y comerciante de Los Llanos; acusado de adhesión al bando realista, fue condenado a muerte por Briceño. La ocupación de la zona por los realistas impidió su fusilamiento. Puesto en libertad, se suma activamente a esta causa, convirtiéndose en jefe de los llaneros.

[2] Boves comunicó al Ministerio de Indias que había hecho prisioneros a 5 Coroneles y 150 oficiales enemigos, a todos los cuales había hecho pasar por las armas. SEMPRÚN, José: La división infernal. Boves, vencedor de Bolívar. Ed. Falcata Ibérica. Madrid, 2002. p, 129.

[3]  SEMPRÚN, José: La división infernal. Boves, vencedor de Bolívar. Ed. Falcata Ibérica. Madrid, 2002. p, 168.

[4] Unidades de caballería creadas por Ribas; formadas casi en su totalidad por oficiales y combatientes escogidos, dispuestos, al menos en teoría, “a vencer o morir”.

[5] SEMPRÚN, José: La división infernal. Boves, vencedor de Bolívar. Ed. Falcata Ibérica. Madrid, 2002. p, 169.


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