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Kosovo y la «responsabilidad de proteger»

Kosovo y la «responsabilidad de proteger»

Por TCol. D. Manuel Badás Ramos.

La intervención de la comunidad internacional en el conflicto de Kosovo marca un hito en la evolución del Derecho Internacional, ya que la intervención de OTAN sin esperar a una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, esgrimiendo como justificación para ello la obligación que sentía de detener las atrocidades que se estaban cometiendo, ha dado origen a un nuevo caso de legitimación para el uso de la fuerza: la “Responsabilidad de Proteger”.

Tras la primera intervención del ARRC (Cuerpo Aliado de Intervención Rápida), Naciones Unidas lanzó su misión denominada UNMIK (Misión de Naciones Unidas en Kosovo), esta vez claramente bajo Capítulo VII. UNMIK asumió la responsabilidad de la Administración Civil de la provincia; la OSCE tomó el liderazgo en la construcción de nuevas instituciones democráticas y la celebración de elecciones; la Unión Europea se responsabilizó de la reconstrucción de infraestructuras, y la OTAN cubrió la parte militar del mandato, con su fuerza multinacional KFOR.

La contribución de las Fuerzas Armadas españolas a esta misión se inició desde el principio de la misión de OTAN, entrando las unidades de La Legión en la provincia kosovar al mismo tiempo que el resto de contingentes. Esta participación consistió en una Agrupación, incluida bajo el mando de la Brigada Multinacional Sur-Oeste (Italiana), y formada por un Batallón de Infantería, reforzado con un Escuadrón de Caballería y los necesarios apoyos de ingenieros, transmisiones, logísticos, de Cooperación Cívico-Militar (CIMIC), y una Sección de la Guardia Civil, que asumió las tareas de Policía Militar y de obtención de inteligencia humana. Además de esta fuerza, España también cubrió algunos puestos en los cuarteles generales de KFOR, destacando entre ellos el de General Jefe de Logística en el CG Principal de KFOR (Pristina), y los de Teniente Coronel Jefe de Operaciones y Jefe de CIMIC, en la Brigada Multinacional SW.

Otros aportaciones españolas fueron la de una Compañía de Ingenieros para la Brigada SW, un contingente de unos 200 efectivos de la Guardia Civil como Policía antidisturbios para todo el Sector SW (Pristina), y otro importante contingente de Policía Nacional, también antidisturbios, en la zona de Pristina. Estos dos contingentes policiales estaban bajo mando de UNMIK, no de KFOR.

El tipo de operación militar que se ejecutó en este conflicto fue el de control de zona, y el esfuerzo realizado fue realmente importante. Se desplegó en cuatro destacamentos, tres de ellos ocupados por una Compañía de Fusiles cada uno, y en el cuarto el resto de la Agrupación. Este despliegue, unido al ritmo constante de patrullas, de check-points esporádicos, y a un esfuerzo muy significativo en labores de inteligencia, hizo que la agrupación española tomase muy pronto un férreo control de toda su área de responsabilidad, lo que se tradujo en una mejora muy visible de la seguridad, y en consecuencia, un rápido y consistente aprecio y agradecimiento de la población civil.

Además del esfuerzo en seguridad, la Agrupación llevó a cabo una serie de programas de apoyo a la población civil (CIMIC) que fueron ejemplo para el resto de contingentes. El Mando nacional, a la hora de diseñar la fuerza que se desplegaría en Kosovo, apostó, con muy buen criterio, por dotarla de una fuerte capacidad CIMIC, lo que se plasmó en un éxito sin precedentes sobre el terreno.

Parte de la ofensiva de OTAN contra las fuerzas serbias, para expulsarlas de la provincia kosovar y detener los crímenes que estaban cometiendo, consistía en la destrucción de los puentes sobre las principales vías de comunicación, para evitar el retorno de esas fuerzas serbias. Pocos españoles saben que fue precisamente España el primer país de OTAN que reconstruyó uno de esos puentes, sobre la carretera que unía la provincia con la capital, Pristina, y la vía natural hacia la frontera con Montenegro.

A las fuerzas españolas se les encargó, por UNMIK, la custodia y apoyo al primer regreso de refugiados serbios a sus localidades de origen, en el interior de la provincia de Kosovo. Fue en el famoso Valle de Osojane, proyecto piloto de ACNUR para el inicio del regreso. El éxito obtenido animó a ACNUR a seguir con el programa de regreso de refugiados, y lo hizo de nuevo en el sector defendido por las fuerzas españolas.

Otros programas de éxito conocido más allá de los límites de la zona de acción española, la restauración de un servicio regular de recogida de basuras, establecido con camiones y contenedores de basura que habían sido cedidos por las Comunidades Autónomas de Madrid y del Principado de Asturias; o el Programa Cervantes, consistente en la enseñanza de la lengua española en los colegios, al que se sumaron también los profesores, el programa Clarín, parecido al anterior, pero con unas variantes muy significativas: fue implantado en cooperación con una ONG Asturiana, especialistas en psicología infantil, y su verdadera finalidad residía en mejorar la reintegración étnica de los refugiados serbios que había regresado, con sus antiguos vecinos albano-kosovares, utilizando para ello clases y actividades al aire libre de niños serbios y albano-kosovares, juntos en las mismas aulas por primera vez tras el conflicto. Los idiomas serbio y albanés son completamente diferentes, y era muy curioso ver cómo los niños, antiguos alumnos del programa Cervantes, se entendían los unos con los otros..¡en español. El éxito de este programa Clarín fue tan sonado que el propio Jefe de Misión de ACNUR en Kosovo solicitó una entrevista con el Jefe de la Agrupación española para enterarse de los detalles, y estudiar su posible exportación a otras zonas con problemas de reintegración étnica.


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