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La prevención y eliminación de las amenazas a la p...

La prevención y eliminación de las amenazas a la paz

Por G.B. D. Agustín Alcázar Segura (R).

El 26 de Junio de 1945, una vez finalizada la II Guerra Mundial, se creó en San Francisco la Organización de las Naciones Unidas. Su finalidad era la de «mantener la paz y la seguridad interna­cionales».

Para contribuir a esta finalidad general, los países miembros se comprometieron a establecer, cuando fuera necesario, «las medidas colectivas efectivas para la prevención y eliminación de las amenazas a la paz». Una de estas medidas fueron las lla­madas Fuerzas de Pacificación o de Mantenimiento de la Paz, comúnmente conocidos como los cascos y boinas azules.

Las Operaciones de Mantenimiento de la Paz (OMP), no están recogidas explícitamente en la Carta Fundacional de la ONU y son producto de la necesidad de resolver conflictos sobre los que los miembros del Consejo de Seguridad no lograban un consenso. Su desarrollo se basa en el artículo 40 de la Carta que establece la posibilidad de poner en práctica las «medidas provisionales que (las partes) juzguen necesarias o aconsejables«, y ha servido para llenar de forma pragmática un vacío no previsto por los fundadores de la institución.

El libro The Blue Helmets, publicado por el Departamento de Información de la ONU, define las OMP como «medidas provisionales que se pueden tomar para impedir el agravamiento de una situación de conflicto. Pueden detener y contener las hostilidades pero no pueden resolver los problemas políticos subyacentes. Pueden —y, de hecho, lo hacen— crear el clima, ganar tiempo y promover el mínimo de buena voluntad necesarios para un arreglo, a través de negociaciones u otros medios pacíficos». Otra definición comúnmente aceptada es la redactada por la Academia Internacional de la Paz que concibe las OMP como: «La persecución, contención, moderación y terminación de hostilidades entre o den­tro de Estados, por medio de la intervención pacífica de una tercera parte organizada y dirigida internacionalmente, utilizando fuerzas multinacionales de soldados, policías y civiles, para restablecer y mantener la paz».

Así pues, las OMP son, en esencia, una «técnica» de las Naciones Unidas que entraña, con el consentimiento voluntario y público de las partes, el despliegue de personal militar internacional bajo un mando integrado en combinación con elementos civiles, todos ellos bajo la autoridad y disciplina de la Organización. Su creación está basada en el principio de la neutralidad e imparcialidad y requiere tres requisitos esenciales para poder ser puesta en práctica: primero, son llevadas a cabo a petición de los Estados implicados, que además tienen que colaborar en su realización; segundo, deben contar con el respaldo de la Comunidad Internacional y, en concreto, del Consejo de Seguridad; y, tercero, debe haber Estados que estén dispuestos a enviar contingentes militares o civiles voluntariamente.

No obstante esta firme voluntad de actuación pacífica la Carta Fundacional de la Organización prevé la posibilidad de utilizar la fuerza para mantener la paz y la seguridad internacionales. El Consejo de Seguridad hizo uso de esta posibilidad por primera vez en el contexto de la Guerra de Corea de 1950 y no se repitió hasta la agresión del Iraq contra  Kuwait en 1990. Sin embargo, desde esta fecha, ha autorizado cada vez más el uso de la fuerza, en diferentes circunstancias y con distintos grados de intensidad (Iraq, Yugoslavia, Somalia, Kosovo, Congo, etc).


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