La Semana Trágica de Barcelona

Por G.B. D. Agustín Alcázar Segura (R).

El día 9 de Julio de 1909 los trabajadores del ferrocarril de la Compañía Norte-Africana, que explotaba las minas de Beni-bu-lfrur, fueron agredidos por bandas de rifeños en las proximidades de Melilla El ataque se cobró la vida de seis obreros y un séptimo herido. Los restantes se retiraron hacia el Hipódromo, buscando la protección de las tropas españolas de la guarnición.

Para castigar a los moros, salió el general Marina, Comandante General de Melilla, con una  columna de tropas, dejando sobre el campo cinco muertos y una treintena de heridos propios. Ante la gravedad de la situación, pidió el envío de refuerzos, a lo que respondió el gobierno con un Decreto del 11 de Julio por el que se movilizaba a una serie de  reservistas, cualquiera que fuera su reemplazo, con el inconveniente de tener que incorporar personal ya casado y con hijos y casi con toda seguridad, muchos de ellos olvidados del hábito y la instrucción militar.

Con este decreto el Ministro de Defensa, General Linares, dejaba sin efecto la posibilidad de enviar, de forma inmediata, una serie de unidades creadas para estas situaciones por el anterior Ministro de Defensa, el General Fernando Primo de Rivera, como eran la División Reforzada o la Brigada del Campo de Gibraltar.

El domingo 18 de Julio, fecha del primer embarque previsto en el puerto de Barcelona, varias aristócratas barcelonesas intentaron entregar a los soldados escapularios, medallas y tabaco, lo que provocó tumultos populares (1). En Madrid se acordó una huelga general para el 2 de Agosto, pero en Barcelona, Solidaridad Obrera (2) decidió actuar por sorpresa y fijó un paro de 24 horas para el lunes 26 de Julio que degeneró en la Semana Trágica.

En días sucesivos, en la zona de Melilla menudearon los enfrentamientos, destacando precisamente el del 26  de Julio, en el que la brigada de Cazadores de Madrid, mandada por el General Guillermo Pintos,  sufrió una emboscada en el barranco del Lobo que se saldó con 153 muertos, entre ellos el propio general Pintos y 600 heridos.

El paro fue seguido mayoritariamente en Barcelona, Sabadell, Tarrasa, Badalona, Mataró, Granollers y Sitges, creándose un comité de huelga para su coordinación y dirección. Las autoridades ordenaron la salida del ejército a la calle, que fue acogido por la población con gritos de ¡Viva el Ejército! y ¡Abajo la guerra!, y salvo incidentes muy esporádicos resultó una jornada pacífica.

La llegada, al día siguiente, de noticias de Marruecos sobre el desastre del Barranco del Lobo, en el que se produjeron muchas bajas del contingente que salió de Barcelona el día 18 de Julio, provocó el inicio de la auténtica insurrección con el levantamiento de barricadas en las calles. La inicial protesta antibelicista se transformó en anticlerical, con el incendio de iglesias, conventos y escuelas religiosas.

Se proclamó el “estado de guerra” en la ciudad y comenzaron los primeros disparos en la zona de Las Ramblas; el ejército abandonó la actitud pasiva mantenida hasta entonces, lo que  hizo que se enconasen aún más los ánimos.

El Miércoles, 28 de Julio, Barcelona amaneció con numerosas columnas de humo procedentes de los edificios religiosos asaltados e incendiados. El comité de huelga se mostró incapaz de controlar a los obreros y la insurrección se desbordó alcanzando esta su clímax ya que la ciudad no disponía de tropas suficientes con que hacer frente a los amotinados.

Las comisarías de policía fueron atacadas, las líneas de tren que conducían a Barcelona, destruidas y las barricadas se alzaron en cada calle. Ochenta iglesias y monasterios fueron destruidos por miembros del Partido Radical y seis personas fueron asesinados en los disturbios. No obstante, la falta de una dirección efectiva hizo que el motín popular iniciase su declive. La única esperanza de los sublevados era que la situación se extendiera al resto de la Península, lo que no se produjo al actuar el gobierno aislando Barcelona y difundiendo la noticia de que los sucesos de la ciudad tenían carácter separatista. Este mismo día llegaron a Barcelona tropas de refuerzo procedentes de Valencia, Zaragoza, Pamplona y Burgos, que finalmente dominaron entre los días 30 y 31, los últimos focos de la insurrección.

El balance de los disturbios supuso un total de 78 muertos (75 civiles y 3 militares); 500 heridos y 112 edificios incendiados. El gobierno Maura, por medio de su Ministro de la Gobernación, Juan de la Cierva, inició el 31 de Julio, una represión durísima. Se detuvo a varios millares de personas, de las que 2000 fueron procesadas resultando 175 penas de destierro, 59 cadenas perpetuas y 5 condenas a muerte.

El 13 de Octubre fueron ejecutados en el castillo de Montjuic los cinco reos de muerte. Entre ellos se encontraba Francisco Ferrer Guardia, pedagogo anarquista, cofundador de la Escuela Moderna, a quien se acusó de ser el instigador de la revuelta.

Tras la Semana Trágica, los sindicatos fueron suprimidos, los periódicos, clausurados y las escuelas libertarias cerradas. Cataluña fue puesta bajo la ley marcial hasta Noviembre.

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(1) La movilización de los reservistas, fue muy mal acogida por el pueblo debido a la legislación vigente que permitía quedar exento de la incorporación a filas mediante el pago de un canon de 6.000 reales, (el salario diario de un trabajador ascendía en la época aproximadamente a 10 reales). Además la mayor parte de los reservistas eran padres de familia en las que la única fuente de ingresos era el trabajo de éstos.

(2) Organización sindical formada en 1907 sobre las estructuras de la «Unió Local de Societats Obreres de Barcelona» a fin de reorganizar los sindicatos catalanes muy debilitados a consecuencia del fracaso de la huelga general de 1902 en reivindicación de la jornada de 8 horas y el reconocimiento de derecho de huelga.