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El futuro de El Asad enfrenta a Putin y Obama en l...

El futuro de El Asad enfrenta a Putin y Obama en la ONU

Vladimir Putin y Barak Obama en la ONU

Francisco Bolumar.

Durante sus respectivos discursos ante la Asamblea General de las Naciones Unidas el lunes, los presidentes de Estados Unidos, Barak Obama, y de Rusia, Vladimir Putin, pusieron de manifiesto las enormes discrepancias que existen entre ambos respecto de cómo resolver el actual conflicto en Siria, aunque ambos reconocieron la necesidad de enfrentarse a Daesh y señalaron la voluntad de hacerlo juntos.

Ambos mandatarios emplearon sus discursos, así como su primera reunión bilateral desde que estalló el conflicto en Ucrania en 2014, para tomar el pulso del otro respecto de la situación en Siria y tratar de acercar posiciones.

Una fuente estadounidense admitió que la reunión, que duró una hora y media, había permitido a Obama adquirir una mayor “claridad sobre sus objetivos [de Rusia] pero seguía habiendo “diferencias sobre el resultado del proceso” ya que los objetivos de Rusia son “perseguir al EI y apoyar al gobierno” de Bachar El Asad, una posición que Estados Unidos no está dispuesto a aceptar.

Por su parte, Putin remarcó que el diálogo con Obama había sido “muy útil y franco”. El presidente ruso consideró que las relaciones entre ambos países se encontraban “en un nivel bastante bajo” debido a la resistencia de Estados Unidos pero que ahora existía “un entendimiento de que nuestro trabajo tiene que reforzarse, al menos a nivel bilateral” y, por tanto, se estaban planteando juntos “la creación de los mecanismos apropiados” para estrechar la relación bilateral.

Dardos envenenados en la Asamblea General
Durante su discurso, Obama atacó a Rusia por su fortalecimiento militar en Siria y su apoyo a los separatistas ucranianos afirmando que “nos dicen que ese atrincheramiento es necesario para hacer retroceder el desorden, que es la única forma de acabar con el terrorismo o prevenir las injerencias extranjeras”.

Pero Obama, continuando con la doctrina del diálogo, la cooperación y el multilateralismo exhibida en el último año con Cuba e Irán, rechazó esta postura. “Las naciones del mundo no podemos volver a las viejas formas de conflicto y coerción” dijo Obama, “no podemos mirar atrás y si no podemos trabajar todos juntos de manera más efectiva, todos sufriremos las consecuencias”.

Putin también empleó su discurso para acusar a EEUU y a sus aliados y su empeño en instaurar regímenes democráticos en Libia e Irak,  de ser los culpables de las turbulencias que están sacudiendo Oriente Próximo y el Norte de África. Aunque el presidente ruso reconoció que la población de esos países quería y merecía un cambio, “la exportación de revoluciones, esta vez llamadas democráticas” tuvo como resultado la “violencia y el desastre social” en lugar de ser “un triunfo para la democracia”.

Además, en un claro mensaje hacia Estados Unidos, Putin avisó de que las “políticas basadas en la arrogancia y la creencia en la excepcionalidad e impunidad de uno mismo nunca han sido abandonadas”.

El Asad, el mayor escollo
No obstante, más allá de esta dialéctica confrontacionista, ambos mandatarios se mostraron dispuestos a cooperar para acabar con un conflicto que dura ya más de cuatro años y medio. Obama lo dejó claro en su discurso al confirmar que “Estados Unidos está dispuesto a trabajar con cualquier nación, incluidas Rusia e Irán, para resolver el conflicto”.

Rusia y EEUU difieren, sin embargo, en la forma más efectiva de resolver el conflicto y especialmente, en el rol del actual presidente sirio, Bachar El Asad.

Estados Unidos considera que tendrá que aceptar compromisos pero que Asad, a quien culpa del conflicto, no puede permanecer en el poder ya que considera que la brutalidad del régimen ha alimentado a los islamistas violentos. Por tanto, para Estados Unidos, toda solución posible a la guerra pasa por un desplazamiento de Asad del poder. Obama expuso esta teoría al afirmar que “Asad y sus aliados simplemente no pueden pacificar a la amplia mayoría de la población que ha sido brutalizada por las armas químicas y los bombardeos indiscriminados”. Por esta razón, el Presidente de EEUU pidió que se reconociese el hecho de que “no puede haber, después de tanta sangre y matanzas, un retorno al statu quo previo a la guerra”.

Rusia pone el pie en la región
En los últimos meses, Rusia ha incrementado su actividad política y militar en la zona mediante el envío de adiestradores, armamento y aviones para apoyar al régimen sirio. Además, este fin de semana, Rusia anunció que había llegado a un acuerdo para compartir inteligencia sobre militantes yihadistas con Irak, Irán y Siria.

El activismo diplomático de Putin quedó demostrado con su propuesta de crear una gran coalición contra el autodenominado Estado Islámico, a la que comparó con la gran alianza anti-hitleriana de Roosevelt y Stalin, y que podría entrar en competición directa con la coalición internacional liderada por Estados Unidos y que lleva casi un año bombardeando posiciones del Daesh en Irak y Siria.

Putin también propuso la celebración de una reunión entre EEUU, Rusia, Irán, Siria, Turquía, Egipto y Arabia Saudí para coordinar una respuesta ante el avance yihadista. Aunque dicha propuesta aún no ha recibido una respuesta por parte del gobierno de EEUU, es poco probable que salga adelante habida cuenta de la enemistad manifiesta que existe entre Arabia Saudí e Irán y Asad.

Europa quiere acabar con el conflicto
Las posturas de Putin parecen haber calado, no obstante, entre unos países europeos desbordados por la crisis de refugiados y desesperados por lograr una solución al conflicto sirio que pueda frenar la constante ola de refugiados que se agolpa en sus fronteras.

El Presidente francés, François Hollande, cuyo país comenzó a realizar bombardeos en Siria durante el fin de semana, afirmó que “hoy la oposición moderada es débil, Bachar El Asad es débil y el EI es fuerte” y, por tanto, “si Arabia Saudí e Irán pueden llegar a un acuerdo sobre el futuro de Siria, entonces puede haber una respuesta”.

Asimismo, el Primer Ministro británico, David Cameron, y la Canciller alemana, Angela Merkel, reconocieron la necesidad de “hablar con muchos actores; esto incluye a Asad, pero a otros también”.


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