El patio trasero de Europa (IV)

Por Luis A. Moreno Hernández

 Intereses geoestratégicos en la región.

Antes de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas tomase la decisión de intervenir en Malí, la periodista Ana Camacho nos contaba en su blog cómo un antiguo asesor de François Mitterrand, Jacques Attali, decía que “Europa tendrá evidentemente que estar unida y ponerse en situación de decidir y actuar. Si las actuales mediaciones fracasan, habrá que reflexionar sobre la posibilidad de poner en marcha una coalición del tipo de la que ha funcionado en Afganistán, antes de que un equivalente del 11 de septiembre nos lo acabe imponiendo”[1].

Por todos es sabido que ha sido Francia la principal impulsora de la resolución, ya que se trata de la antigua potencia colonizadora tal y como hemos visto anteriormente. Siguiendo las tesis de esta periodista, Francia busca con esta iniciativa restablecer un orden que ha asegurado desde que se produjeran las independencias de sus antiguas colonias, facilitando la permanencia en el poder de los países de la región de una clase política favorable a los intereses franceses: la estrategia francesa pasa por frenar a Argelia en sus pretensiones de adquirir la pretendida hegemonía regional, una hegemonía que se manifiesta contraria a los intereses de Marruecos. De ser grandes aliados en la lucha por la independencia de Francia, Marruecos y Argelia han visto como sus objetivos han seguido caminos divergentes hasta llegar a un punto difícilmente irreconciliable[2].

A todo esto, habrá que añadir que el uranio que utiliza Francia en sus centrales nucleares y que abastece de electricidad a todo el país procede de Níger y Malí: es decir, cualquier inestabilidad no controlada en la región es perjudicial para los intereses de Francia[3]. De hecho, una empresa estatal francesa posee dos minas de uranio en Níger, de cuyos yacimientos se alimentan una tercera parte de los 58 reactores nucleares de que dispone Francia, y que a su vez producen el 75% de la energía eléctrica que consumen los franceses. De ahí la importancia estratégica de estas minas de uranio para el Gobierno de Francia[4]. Como todos sabemos, Níger se encuentra situada al sureste de la recién independizada región de Azawad pudiendo darse el caso de la extensión del conflicto a esta país (además, no podemos olvidar que Níger se está viendo presionada desde el sur por la secta Boko Haram, organización fundamentalista islámica que persigue implantar la Sharia como fuente de derecho en Nigeria).

Hay que tener en cuenta que todo movimiento francés favorece también a Marruecos, y por ello son medidas contrarias a los intereses de Argelia en el Sáhara[5]. De hecho, Argelia se ha mostrado molesta por el cambio de opinión que han tenido los Estados Unidos sobre el tema de la intervención, ya que ahora son partidarios de ella y han permitido el acuerdo en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas; sin embargo, para la CEDEAO es necesario contar con el visto bueno tanto de Argelia como de Mauritania, ya que sin su apoyo logístico (son quienes tienen la frontera más extensa de todos) la misión no tiene visos de éxito.

No podemos olvidar que Argelia, después de muchos años de guerra contra los islamistas, consiguió expulsarlos hacia el sur en detrimento de países como Malí, es decir, si se expulsa a estos islamistas del norte de Malí, a algún sitio tendrán que ir. Pero es tal la necesidad que tiene Francia de contar con el apoyo de Argelia en esta misión, que incluso las autoridades galas han decidido reconocer públicamente las masacres producidas durante la Guerra de Independencia de Argelia, algo impensable hasta hace muy poco (para entender el proceso tenemos que tener presente que incluso desde ciertas organizaciones argelinas, se ha pedido la indemnización a las víctimas argelinas a manos de los franceses).


[2] Cuando se produjo el enfrentamiento entre ambas en la llamada Guerra de las Arena, Argelia contó con el apoyo de la URSS y Cuba, mientras que Marruecos se vio ayudada por EEUU y Francia, guerra que tenemos que inscribir en las que se produjeron en el marco de la Guerra Fría. Las relaciones entre ambas naciones se han visto enrarecidas debido al futuro del Sáhara Occidental, ya que si para Marruecos es irrenunciable la anexión directa del territorio, Argelia defiende la independencia del territorio saharaui buscando con ello una salida al Atlántico así como debilitar a su oponente. No podemos olvidar que el Sáhara Occidental cuenta presumiblemente con recursos minerales de importancia, por lo que en el anquilosado conflicto que vive la región ninguno de los dos quiera dar su brazo a torcer. Y en el marco de esta situación, tenemos que asistir a una escalada en la compra de material bélico por parte de ambos.


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