El resurgir de Terra Lliure

El Observatorio del CISDE ya lo adelantó con la publicación en tres partes de un ensayo sobre la posible aparición de un movimiento terrorista independentista en Cataluña tras el fracaso de la proclamación de la  Independencia.

Ahora varios periódicos nacionales han publicado la noticia de que los servicios antiterroristas han detectado movimientos en grupos anarquistas y de extrema izquierda propugnando la lucha armada para conquistar la independencia.

Esta información, que manejan los servicios antiterroristas del Estado, es muy preocupante ya que después del desengaño proindependentista del día 10 de octubre, nunca antes ha existido un caldo de cultivo y una capacidad de convocatoria como la que ahora existe. La capacidad para reclutar nuevos seguidores entre la extrema izquierda se sitúa a un nivel de máximos históricos.

Los servicios antiterroristas han dado por buena la sospecha de que existe en círculos de la extrema izquierda, la voluntad de resucitar un movimiento secesionista de tipo violento al estilo de la extinta “Terra Lliure”.

La organización terrorista Terra Lliure nació en 1978 como rechazo de la recién firmada Constitución y del Estatuto de Autonomía. Durante sus 13 años de vida cometió unos 200 atentados, con un balance de una víctima mortal.

Su predecedor fue el denominado “Exèrcit Popular Català” (EPOCA).

La base de la militancia de EPOCA provenía, básicamente, del Front Nacional de Catalunya (FNC). Éstos entrenaron a una cincuentena de militantes en técnicas de guerrilla urbana dándoles formación práctica y teórica a partir de las armas conseguidas a través de un catalán emigrado a Suiza conocido como Sporri. Hacia 1975 estos 50 militantes disponían de una infraestructura legal de apoyo de unas 200 personas.

El Exèrcit Popular Català perpetró asesinatos de un gran impacto público por la relevancia de las víctimas y la crueldad del método empleado, utilizando bombas adosadas al cuerpo de las víctimas.

En 1979 militantes del grupo terrorista Terra Lliure se pusieron en contacto con integrantes del EPOCA, tras lo cual ambas organizaciones se unieron. Ello significó la desaparición del EPOCA y antiguos militantes se integraron en Terra LLiure.

En 1991 Terra Lliure quedó definitivamente disuelta, muchos de sus militantes pasaron a formar parte de las filas de ERC, Esquerra Republicana de Cataluña.

Durante años, las fuerzas del orden han vigilado muy de cerca todos los movimientos anarco –sindicalistas y de extrema izquierda, grupos que defendían el sabotaje como elemento de desestabilización, y de destrucción del sistema y de tendencias terroristas.

Los objetivos de estos grupúsculos eran muy variados y no confluían: unos eran independentistas, otros abogaban por instaurar una república popular de tipo marxista y otros simplemente eran anti-sistema. No había ni mensaje ni acción conjunta. Los individuos que defendían la lucha armada eran pocos e incapaces de imponer sus tesis a favor del terrorismo entre los restantes miembros de sus organizaciones semiclandestinas.

Pero hoy en día las Fuerzas de Seguridad tienen constancia que muchos de estos grupos, han comenzado a trabajar conjuntamente. Con unidad de mensaje y de acción con la meta de lograr una república independiente.

La presencia de simpatizantes de Terra Lliure o EPOCA en las revueltas de las últimas semanas ha quedado acreditada.

Las amenazas verbales a agentes del Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil desplazados a Cataluña, la toma de fotografías del rostro de los agentes antidisturbios, técnica conocida e importada de los grupos abertzales del País Vasco, los escraches sufridos por la Policía y la Guardia Civil, en Barcelona y Calella, son una clara muestra de esta amenaza. En los coches que acabaron destrozados durante las detenciones de la Consellería de Economía se encontraron pegatinas a favor de ambos grupos terroristas y proclamas como “Torna Terra Lliure” (“Vuelve Terra Lliure”)

Como ya ocurrió con el País Vasco, nos encontramos ante un problema de seguridad pública que amenaza a los miembros de la seguridad del Estado desplazados a Cataluña.

Además en las últimas semanas, los cabecillas más violentos de estos grupos se han vuelto, tal y como lo denominan las Fuerzas del Estado, “intermitentes”, es decir, se les pierde la pista con facilidad y se camuflan entre los miles de participantes de las algaradas. Algunos de ellos pertenecen al movimiento okupa.

No tienen una estructura de comando como la que podía tener ‘Terra Lliure’ en los años 80, ni armas, ya que su acceso a armamento o explosivos –más allá de pequeños artefactos de fabricación casera- es limitado, por lo que su capacidad operativa es casi inexistente. Sin embargo, las simpatías que se están ganando entre grupos parejos, radicales, anti-sistema, en Europa podría facilitarles las cosas.

Según agentes de la lucha antiterrorista, si se mantiene el proceso de radicalización actual, sólo es cuestión de tiempo que ocurra alguna desgracia.


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