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El surgimiento de las Juntas Provinciales, reflejo del patriotismo del pueblo

Por Dña. Carmen Pavaneras.

Durante los meses de Mayo y Junio de 1808, surgieron espontáneamente las Juntas Supremas Provinciales, al tiempo que desaparecieron o fueron ninguneadas las viejas Instituciones: las Capitanías Generales, las Audiencias, el Consejo de Castilla; manteniéndose incólume, sin cuestionamiento ni discusión la Patria, la Nación, España.

La adhesión entusiasta fue una constante que se repitió en casi todas las Juntas; como expresa el poeta, dramaturgo y político Francisco Martínez de la Rosa: “se nombró para gobernar a aquellos cuerpos y personas a quienes el pueblo tenía costumbre de obedecer y reverenciar”, jefes militares de cierto prestigio, autoridades civiles y religiosas, especialmente estas últimas, miembros de la nobleza provinciana, magistrados y burgueses de profesiones diversas, siempre que éstas demostraran su patriotismo negándose a ser meras trasmisoras del poder central, en manos extranjeras.

Pese al espíritu nacional que la animaba, inicialmente la insurrección tuvo forzosamente un carácter fragmentario, consecuencia de la complejidad nacional en el aspecto geográfico, las malas comunicaciones, así como de las circunstancias particulares de cada territorio en función de que estuviera o no ocupado militarmente.

A pesar de nacer en tan difíciles circunstancias, estas Juntas improvisadas, no cayeron en una situación de anarquía debido a la atomización del poder, ni dieron lugar a la formación de taifas o cantones, ya que, en todo momento, impregnadas de un inmenso patriotismo, tuvieron presente que, ante todo, constituían una nación, España.

La pionera fue la Junta General del Principado de Asturias, creada el 9 de Mayo, que impulsó el inicio de la rebelión a pesar de las presiones de la Junta de Gobierno, constituyendo un ejército de milicias populares con fecha 25 de Mayo, al tiempo que adoptaba la titulación de Junta Suprema del Principado. Por su parte, en Sevilla, la Junta local adoptó el nombre de Junta Suprema de España e Indias, impulsora del texto considerado como la declaración de guerra formal emitido el 6 de Junio.

No obstante, pronto surgió la necesidad de crear un órgano coordinador de todas ellas, resaltando el manifiesto redactado por la Junta Suprema de Valencia, en el que justificaba la creación de la Junta Suprema Central. De dicho manifiesto cabe reseñar, además, que ésta era necesaria para poder recibir la ayuda británica de una manera más eficiente, el rechazo a la participación de las Juntas Locales y, en especial, el temor a la situación que se estaba creando en las colonias americanas, en las que los conflictos entre criollos y peninsulares por la soberanía del territorio se repitieron hasta la independencia de Hispanoamérica.