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Evolución de la industria militar ante un panorama cambiante de amenazas

Dr. D. Vicente González-Prida y Díaz.

Desde el final de la Guerra Fría hasta hoy, la industria militar ha experimentado una acuciante transformación. A principios de los años 90, el sector estaba constituido principalmente por empresas locales orientadas prácticamente a la defensa nacional. Se podía no obstante encontrar alguna excepción de compañías de gran envergadura con intereses en diferentes partes del mundo. De acuerdo a los datos de la publicación Defense News “Top 100 Table”, se puede observar que las principales compañías europeas en los años 90 y principios del s. XXI se ubicaban en Reino Unido y Francia (véanse tablas 1 y 2 con el ranking europeo según volumen de negocio en defensa en los años 1997 y 2001).


Hoy en día resulta una obviedad afirmar que el sector industrial de la defensa se encuentra completamente globalizado. De hecho, las compañías de gran dimensión que actualmente operan en el sector militar están presentes en todo el mundo y, en algunos casos, son el resultado de una amalgama de empresas diferentes que aportan a su vez la idiosincrasia propia del país de origen. En la Unión Europea concretamente, y a la vista de la situación industrial durante los años noventa y la primera década del s. XXI, se plantean diversas tesis sobre cómo será el mapa industrial para el horizonte 2020. Por lo general, se pueden construir tres escenarios típicos:

  1. Enfocado a las necesidades particulares de cada ejército nacional. La cuestión que surge aquí radicaría en la necesidad de una demanda nacional suficiente de modo que este escenario sea plausible, lo cual puede resultar complejo dada las restricciones presupuestarias públicas actualmente existentes en países de la UE (véase por ejemplo el caso del reciente plan de austeridad francés).
  2. Enfocado a una Europa coordinada, con una división industrial del trabajo de acuerdo a las capacidades específicas de los países miembros de la UE. Podría decirse que este es el caso del actual consorcio aeronáutico europeo. No obstante, este escenario podría chocar con políticas nacionales reticentes a poner en común o reemplazar su propio know-how.
  3. Por último, un escenario en el que las principales compañías europeas se muevan hacia un mercado mundial de forma independiente, actuando globalmente y manteniendo una elevada competencia entre ellas. Esta variante sin embargo, exige mantener un alto nivel de competitividad para poder ganar licitaciones de nuevos contratos frente a los competidores del sector.

En cualquiera de los casos, dentro de este sector industrial existen grandes y diversos subsectores (según la vinculación de los mismos a la aviación, los vehículos terrestres, los sistemas de armas, la munición, la construcción naval, los sistemas de información etc.). Con lo cual, la evolución que pueda adoptar cada variante puede ser distinta. Añadido a los mencionados productos, las empresas de este sector ofertan también servicios dedicados al diseño, la ingeniería, el apoyo al ciclo de vida, la tecnología de la información, los sistemas de inteligencia, tácticos, de vigilancia y reconocimiento, sistemas de seguridad en las comunicaciones, entre otros. Aparte de los distintos productos y servicios que resultan de la actividad industrial, éstos pueden tener a su vez diversos objetivos. Es decir, pueden estar destinados directamente al combate o bien facilitar asistencia logística, proveer ayuda humanitaria, dar auxilio ante catástrofes naturales etc.

En definitiva, hablar del sector defensa es tratar un sector tan amplio y de tan diversas aristas y propósitos que conviene acotarlo y delimitarlo cuando se desea describir o plantear una determinada cuestión. Por ese motivo y una vez introducida la materia, nos centraremos a continuación en un caso concreto enfocado en los vehículos terrestres. En esa línea particular, analizaremos seguidamente los requisitos que suelen plantearse para su adquisición, singularizando este hecho como un factor dependiente del escenario y contexto bélico en el que operan estos sistemas. Para ello, vamos a explorar de forma sucinta algunas amenazas que aparecen en el contexto actual de guerra asimétrica y su efecto sobre este ámbito industrial. Con tal fin nos basaremos en el resultado y las conclusiones de una investigación desarrollada por el especialista en estas materias, el sr. Andrew Elwell, y publicada en la revista Defence IQ. El origen de los datos de dicha investigación deriva de una serie de encuestas realizadas a comerciales, consultores, formadores y funcionarios de la administración pública, todos ellos vinculados con el sector defensa y procedentes de un total de 38 países de los cinco continentes. La figura 1 muestra en términos porcentuales el país de origen de los encuestados, pudiéndose observar que hay una buena representación a nivel global.


Como es sabido, el sector de la defensa es un ámbito en el que la innovación es fundamental. Con el objeto de resolver conflictos en los más diversos escenarios del mundo, es necesario contar con la mejor tecnología que el estado del arte pueda garantizar. Asimismo, la personalización de los sistemas de defensa es un aspecto que tiene que ser manejado con un alto nivel de atención debido, no solo a los diferentes contextos en los que estos sistemas deberán operar, sino que hay que sumar al mismo tiempo y entre otros motivos la elevada complejidad tecnológica y el alto nivel de competitividad existente en el sector. En consecuencia, y aunque obviamente otros factores entren también en juego, en función de las amenazas que tenga que afrontar un sistema y su contexto de operación, así deberán ser sus características y sus capacidades. De ese modo, se observa que la mayor preocupación de los encuestados se centra en los llamados artefactos explosivos improvisados o IED (improvised explosive device). Estos dispositivos consisten en bombas caseras usualmente utilizados por organizaciones terroristas y guerrillas. Aparte de estos dispositivos, en los resultados aparecen otras amenazas como los ataques con lanzagranadas, con armas de elevado calibre, amenazas biológicas o químicas etc., que también se presentan en los entornos actuales de conflicto (Figura 2).


Todo apunta a que en el futuro inmediato sigan siendo los dispositivos explosivos improvisados una amenaza importante a tener en consideración. Naturalmente, no sabemos si continuará siendo la principal preocupación, en tanto que su primera posición en el ranking de amenazas dependerá de múltiples aspectos. Éstos irán desde las propias tácticas que aplique el oponente, a los recursos que disponga éste, las características del terreno y clima en donde tenga lugar el conflicto, e incluso (en cierta medida), de la propia situación económica. Según distintos analistas, el panorama de amenazas para el siglo XXI deberá ser considerado como un reto a abordar por la comunidad internacional de una manera unida y conjunta, poniendo en común la información disponible y compartiendo los resultados obtenidos, evitando en todo caso el tratamiento aislado e independiente.

Ello se debe a que las nuevas amenazas son transnacionales y desafían los enfoques tradicionales y convencionales que fueron útiles en el pasado siglo en cuanto a tácticas, técnicas, procedimientos, medios etc. Esta situación de cambio en realidad no es nueva y, de hecho (por encontrar cierto paralelismo), ha sido una evidencia paulatina a lo largo de la historia. Es decir, el tipo de guerra o conflicto que surgió en el siglo XX fue muy diferente del que existía hasta el siglo XIX y, hoy en día, experimentamos de forma palpable también una evolución y una serie de cambios frente a lo experimentado en el siglo pasado.

Por las razones esgrimidas anteriormente, resulta fundamental que la industria militar ofrezca por tanto productos y servicios adaptados a las necesidades de la situación. Como ya se ha apuntado, el sector industrial de la defensa se caracteriza por un alto nivel de competitividad en donde las empresas tienen que proporcionar un alto nivel de innovación, más aun dado el complejo entorno internacional. Por este motivo, las inversiones suelen ser elevadas, no solo por la naturaleza de los productos en sí mismos, sino también porque en este ámbito es particularmente cierto que un buen producto es aquel que es mejor que el del oponente, con lo que es crucial estar a la vanguardia en cuanto a tecnología y estar preparados para aquellas nuevas necesidades y condiciones de contorno que puedan surgir. En ese sentido y de acuerdo con el análisis de los datos mostrados en la figura 3, los encuestados consideran que los niveles más significativos de inversión deben recaer en las medidas y sistemas protección contra explosiones procedentes de los dispositivos o artificios improvisados. Tras esto, el mantenimiento de los vehículos y los sistemas de comunicación son las áreas que estiman deben recibir también especial atención. No porque no la reciban actualmente, sino porque los consideran ámbitos fundamentales para el éxito en la actualidad bélica.


Con lo anterior cabe destacar que, aquí al igual que en cualquier otro sector, la actividad dedicada a la innovación no sólo debe trabajar de una forma reactiva en función de las características requeridas, sino también debe aplicarse proactivamente en encontrar nuevas soluciones. Éstas, en el caso concreto que tratamos, irían principalmente dirigidas a la protección, la movilidad y a la integración de los distintos sistemas. Cada elemento innovador en defensa, por simple que sea, no sólo sirve para mejorar la capacidad de supervivencia, sino que puede ser el hecho diferencial para obtener el éxito tangible en una misión.

Es interesante apuntar que, por encima de los ataques de guerra electrónica, los encuestados perciben una mayor amenaza en la cuestión biológica y química. Posiblemente, el campo de batalla futuro sea más susceptible de ser amenazado por estas armas que incluso por los ataques que puedan proceder de armas de pequeño calibre. No obstante y en cualquiera de los casos, la protección balística será siempre uno de los pilares de los vehículos blindados, siendo la capacidad de reducir o mitigar amenazas impredecibles como la de los IED, la preocupación más acuciante.

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Fuentes:

– Elwell A. (2013). International Armoured Vehicle Market Report 2013-2023. Defence IQ.

– Guay T. & Callum R. (2002). Transformation and future prospects of Europe’s defence industry. International Affairs 78 (4): 757-776. DOI: 10.1111/1468-2346.00278

– Guay T. & Callum R. (2001). Globalization, Integration and Europe’s Defense Industry. ECSA 7th Biennial International Conference. Madison WI.

– Marzi H, Burmeister K, Moltmann B. (2010). Branchenreport: Politisches Umfeld der wehrtechnischen Industrie – zwischen Haushaltskürzungen und Exporthoffnungen. Wirtschaft Technologie Umwelt.

– Ng ICL, Maull R, Yip N. (2009). Outcome-based Contracts as a driver for Systems thinking and Service-Dominant Logic in Service Science: Evidence from the Defence industry. European Management Journal. 27 (6), 377-387. ISSN 0263-2373


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