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La ayuda que llegó desde el aire: el primer salto paracaidista de guerra español

Por GB D. Agustín Alcázar Segura (R)

Aunque la primera agresión a las fuerzas españolas en Sidi Ifni se produjo el 10 de agosto de 1957, el ataque general a nuestras posiciones se realizó el 23 de noviembre a las cuatro de la mañana.

Si bien en la capital se rechazó el ataque enemigo, numerosos puestos pequeños habían caído en su poder o se encontraban sitiados, entre ellos: Tiugsá, Tenín, Mesti, Tela y Tiliuin. El caso de este último era el más comprometido. Para aliviar su situación la única solución posible era efectuar un desembarco aéreo sobre un enemigo activo y envalentonado.

El documento para el socorro a Tiliuin se firmó a las 02.00 horas del día 29 de Noviembre, con la denominación oficial de “Operación Pañuelo”. El “propósito del Mando” era el refuerzo del puesto a la espera de las acciones ofensivas que se desencadenaran inmediatamente.

El medio para llevarlo a cabo era efectuar un desembarco de dos secciones de paracaidistas de la 7ª Compañía[1] de la II Bandera (en total 75 hombres), al mando del Capitán  D. Juan Sánchez Duque. El lanzamiento estaría protegido por la actuación de bombardeo y ametrallamiento realizada por 5 aviones B2-1 (Heinkel).

A las 03,30 horas le tocaron diana a la 7ª Compañía, recibiendo la orden de equiparse completamente para salto de combate. Aún cuando inicialmente la tropa imaginó que su misión sería el rescate de sus compañeros de la sección cercada del teniente Ortiz de Zárate, a las 6 de la mañana se supo la misión a efectuar: Realizar un lanza­miento sobre Tiliuin para reforzar dicho fuerte.

El propio Comandante jefe de la II Bandera, D. Tomás Pallás Sierra, les informó de su misión con estas palabras: «Desde el fuerte de Tiliuin han pedido ayuda, y esa ayuda solo puede llegarles desde el aire. Ustedes van a llevar a cabo el primer salto paracaidista de guerra en la historia militar de España. No sabemos con seguridad cual es la situación actual del fuerte, puede haber caído ya en manos de los moros y, lo que es seguro, es que a ustedes les están esperando abajo y que su destino será incierto. Su deber es ir allí y es un honor, no solo para la 7ª Cía., sino para toda la Agrupación haber sido elegidos para esta misión. Quizá no os vuelva a ver, pero sabed que os llevaré para siempre en mi pensamiento»[2].

A las 7,00 de la mañana los paracaidistas se trasladaron al aeródromo de Sidi Ifni y se les informó que el salto se realizaría desde la altura mínima permitida, 200 m. A las 9,15 horas los soldados embarcaron en cinco aviones «Ju-52». A las 10,00 horas, el jefe de la Agrupación, teniente coronel Ignacio Crespo del Castillo, pasó de avión en avión despidiendo a los participantes y deseándoles buena suerte.

A las 11,10 se dio la señal de des­pegue, llegando sobre su objetivo a las 11,34 horas. Mien­tras los cinco aviones «Heinkel» de protección sobrevuelan los poblados limítrofes al campo y puesto, ametrallando y bombardeando, la 7ª Compañía efectúa su primer salto de guerra.

Quizás debido a la actuación de los aviones de protección, o debido a la sorpresa causada por la súbita aparición de aquellos soldados descendiendo del cielo, lo cierto fue que no hubo una oposición seria durante el lanzamiento, recibiendo tan solo algunos disparos aislados sin mayores consecuencias.

Una vez agrupados, todos los paracaidistas, y con solo dos lesionados en el salto, se dirigieron hacia el fuer­te. Allí les esperaban su guarnición compuesta por 2 tenientes, 7 policías y 29 tiradores, así como el personal civil formado por: 3 albañiles canarios, y 2 mujeres. De ellos había 7 heridos, 3 policías y 4 tiradores.

A las 12,30 el capitán cursó un mensaje por radio a Sidi Ifni en el que daba cuenta del éxito de la misión, de la ausencia de bajas, de la existencia de solo dos lesionados, de la necesidad de recibir abastecimientos, así como de la falta de oposición enemiga. A las 15,00 un «Ju-52» dejó caer en el interior del fuerte diversos contenedores en cuyo interior había un mortero de 81 mm. con 54 granadas, un mortero de 50 mm. con 50 granadas y dos lanzagranadas con 12 proyectiles. Mientras tanto un avión «Heinkel» ametrallaba las cercanías.

Después de cuatro días de combate, por fin el día 3 de diciembre, a las 22’00 horas, se produjo la tan ansiada liberación de Tiliuin, protagonizada por la VI Bandera de la Legión. El día 4 se inició el repliegue a pie sobre Sidi Ifni después de destruir todo lo que no se pudiera transportar.

A media tarde, las 16,30, un transporte «Ju-52» aterrizó en la pista para evacuar a los heridos, lesionados y al personal civil por último, el teniente Pradillo de la Policía fue el encargado de arriar, definitivamente, la bandera española de aquel remoto puesto en los confines de Ifni.

La columna sufrió a lo largo del recorrido hasta Telata fuego de fusilería que, por otra parte, no causó ninguna baja y que solo supuso el esfuerzo añadido de tener que desplegar en orden de combate para, una vez llegados al lugar de procedencia de los disparos, encontrarse con que el enemigo había huido.

A las 04’00 horas del día 6 de diciembre de 1957 la columna entró en Sidi Ifni. La misión había sido cumplida.


[1] La tercera sección era la del Tte. Ortiz de Zárate, en aquellos días cercada en las proximidades del Zoco de Tzelata.

[2] BOSQUE COMA, Alfredo: Guerra de Ifni. Las Banderas Paracaidistas. 1957.1958. Ed. Almena. Madrid, 1998. p 144.


  1. esau

    3 febrero 2013

    Leyendo los vehículos utilizados más parece una operación de la Luftwaffe que de finales de la década de los 50