La Ciberdefensa y su futuro (III)

Por D. Borja Erasun Díaz.

Las redes militares utilizan un gran número de sistemas de información y telecomunicaciones diferentes, dependiendo la toma de decisiones en gran medida del buen funcionamiento de estas redes críticas. Es por lo tanto vital para el Ejército asegurarse de que el acceso al ciberespacio sea seguro y fiable. Pero es precisamente esta dependencia de las tecnologías la que las convierte en un objetivo de ataque. La amenaza es real, los países están llevando sus conflictos al mundo cibernético. Los ciberataques son y serán un componente significativo de cualquier conflicto presente y futuro.

Si bien es cierto que el ciberespacio ha estado presente en previas estrategias y planes de acción del Ejército, sin embargo ha sido en los últimos años cuando ha adquirido un énfasis nuevo debido a la evolución exponencial de la amenaza. Sabíamos que necesitábamos adquirir una capacidad integral de ciberdefensa, es decir que abarcase una amplia gama de aspectos que fuesen desde la prevención y detección a los mecanismos de reacción, recuperación y respuesta.

Cabría destacar, por ejemplo, el plan llevado a cabo en el Ejército de Tierra para la adquisición de capacidades de ciberdefensa le permite mantenerse alerta y reaccionar a tiempo ante cualquier modalidad de actuaciones maliciosas o ataques facilitando la libertad de acción en la conducción de las operaciones, el libre acceso al ciberespacio, el funcionamiento de sus sistemas y, sobre todo, el estar preparados para los posibles escenarios futuros en aspectos de ciberseguridad. Por ello aborda una defensa dinámica, para recuperarse ante un ataque, trata al ciberespacio como un dominio operacional más y forma y equipa a sus unidades para las cibermisiones tanto en territorio nacional como en zona de operaciones.

Sin embargo, el ciberespacio es un entorno cambiante en el que las amenazas y riesgos seguirán evolucionando, por lo que las capacidades de ciberdefensa deberán evolucionar para adaptarse a la naturaleza dinámica del ciberespacio y a la evolución de las tecnologías de la información. El apoyo de las empresas del ámbito de la ciberseguridad es en este sentido fundamental, la inversión presupuestaria no tiene necesariamente por qué ser muy elevada, y también estoy convencido de que el no llevar a cabo tal inversión supondría un coste económico aún mayor en el medio plazo.

Los retos intimidantes de la ciberseguridad representan el inicio de una nueva era tecnológica. En esta primera hora, Estados Unidos en su conocimiento de la transformación se erige como la potencia mundial más fuerte.

La ciberamenaza no involucra las implicaciones existenciales marcadas por la era nuclear, pero hay similitudes importantes. Los ciberataques ofrecen un medio para que posibles adversarios venzan las ventajas aplastantes de Estados Unidos y otras potencias internacionales en el poder militar convencional y para ello hay formas que son instantáneas y extremadamente difíciles de rastrear. Puede que esos ataques no causen las bajas en masa de un ataque nuclear, pero del mismo modo podrían paralizar la sociedad estadounidense. A la larga, la penetración sistemática de los hackers de los negocios y universidades estadounidenses podría robarle a Estados Unidos su propiedad intelectual y su ventaja competitiva en la economía global.

Estos riesgos son los que están obligando a forjar una nueva estrategia para la ciberseguridad. Los elementos principales de esa estrategia son desarrollar un modelo organizacional para el adiestramiento, equipamiento y comando de fuerzas de ciberdefensa; emplear protecciones en etapas con un fuerte núcleo de defensas activas; emplear las capacidades militares para apoyar las iniciativas de otros departamentos para asegurar las redes que administran la infraestructura crítica; forjar defensas colectivas e invertir en el desarrollo rápido de capacidades adicionales de ciberdefensa. La meta de esta estrategia es hacer que el ciberespacio sea seguro de manera que sus innovaciones revolucionarias puedan realzar tanto la seguridad nacional como la seguridad económica de nuestros países.


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