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La policía arresta al pederasta de Ciudad Lineal, un reincidente que ya cumplió condena en los 90

Redacción.

El presunto pederasta de Ciudad Lineal ha sido detenido hoy, a las 7:30 de la mañana aproximadamente, tras haber transcurrido cinco meses desde que cometiera su primera agresión, y gracias al trabajo desarrollado por un amplio dispositivo policial en el que ha colaborado el FBI.

La policía lo tenía vigilando desde hace al menos dos semanas, tratando de reunir las pruebas suficientes para detenerlo y mantener las acusaciones.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, comparecía esta mañana para dar todos los detalles de la detención, que se producía a primera hora de la mañana en Santander, ciudad de residencia del detenido.

Antonio Ortiz de 42 años, es de nacionalidad española y cuenta con numerosos antecedentes penales, entre los que se encuentra la agresión sexual a una niña de seis años en los años 90 por la que fue condenado a siete años de cárcel. Completan su amplio historial policial robos con violencia, robos con fuerza y violencia de género.

El presunto pederasta está acusado de cinco agresiones sexuales consumadas y otras tres tentativas, todas ellas a menores de entre cinco y once años de edad. Según ha explicado Fernández Díaz en la rueda de prensa, «Se ha demostrado su participación en las cinco agresiones y las tres tentativas, para las que elegía siempre a menores de escaso desarrollo físico»

Modus operandi
Por otro lado, ha revelado se trata de lo que los expertos llaman un «pederasta no preferencial», es decir, no tenía una relación previa con sus víctimas ni las había sometido a vigilancia. Los ataques se producían en parques, y otras zonas recreativas, así como frente a tiendas de golosinas, lo que ha complicado la investigación en cierta medida.

El presunto pederasta secuestraba a las víctimas y las agredía en su vehículo, en uno de sus pisos o en zonas descampadas, fuera del alcance de cámaras de seguridad o paso habitual de personas.

Las agresiones podían prolongarse durante varias horas, tras las que el agresor las lavaba antes de volver a dejarlas en libertad, lo que denota una gran frialdad.

«Podemos asegurar que las dificultades de la investigación no tienen precedentes en España», aseguraba el ministro, y que «ha sido una investigación policial muy compleja y se encuentra decretado el secreto las actuaciones», por lo que no se conocerán más detalles por el momento.