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Las Juntas en Hispanoamérica: la independencia de la América española (II)

Por D. Antonino Castañer Llinares.

En Venezuela la Junta de gobierno formada en Caracas no fue reconocida en el Oeste del país ni en la Guayana, lo que desencadenó un guerra civil. El comercio inglés fue especialmente beneficiado. Una comisión diplomática (presidida por Bolívar y Andrés Bello, trajo consigo a Francisco de Mirada, director de la Logia Americana en Londres a quien la propia Junta considerabas un jacobino extremista).

Bolívar se dirigió a Cartagena. Allí lanzo su famoso Manifiesto, donde reflexionaba sobre la caída de la república oligárquica. Nacía la 2ª república; contra ella lucharon los realistas, pero sus peores enemigos fueron los llaneros de Tomas Boyes. Indios, esclavos fugados, negros, españoles aventureros, todos con un odio visceral al mantuano criollo, fueron dirigidos contra Caracas en nombre del rey. Boyes persiguió durante 1814 a Bolívar, derrotando a los patriotas. Bolívar murió comprendiendo que la 2ª República estaba perdida.

En Nueva Granada la Junta de gobierno de Santa Fe convocó un congreso. Pero Quito, Venezuela, Panamá y Cartagena no se integraron. Estalló la guerra y el proceso institucional se paralizó; llegó a haber hasta tres gobiernos distintos en el país, lo que favorecía el avance realista. Este periodo de la historia colombiana se conoce con el descriptivo nombre de la «Patria boba».

En Ecuador, la Junta de Quito deseaba un gobierno autónomo. Su director era el Obispo Cuervo que convocó un congreso donde se aprobó la independencia. Esto provocó un enfrentamiento múltiple entre monárquicos, conservadores y aristócratas por un lado y republicanos y revolucionarios por otro. La constitución, se proclamó en febrero de 1812. El virrey peruano Abascal ordenó un definitivo ataque que llevó a la entrada en la capital, deponiendo a las autoridades y sustituyendo su constitución por la española.

En Argentina la Junta de Buenos Aires creada en 1810, que sostenía nominalmente los derechos de Fernando VII, inició una campaña represiva contra todos los intereses españoles. En 1811 se creó un Comité de Salud Pública, al más puro estilo jacobino. Córdoba fue el primer objetivo de una serie de campañas para reunificar todo el territorio del antiguo Virreinato del Río de la Plata. Se cercó Montevideo durante meses. Aparecieron profundas disensiones dentro de la revolución bonaerense. Los conservadores, dirigidos por Saavedra se enfrentaban a los radicales de Moreno. Existía además un enfrentamiento entre el centralismo de Buenos Aires y el proyecto federal.

Se formó la Junta Grande, añadiendo a la Junta de Buenos Aires representantes de las provincias. La caída de Saavedra promocionó a los liberales que constituyeron una Cámara Legislativa con la anterior Junta.

Paraguay es el único caso de revolución con la falta de una oligarquía dirigente. Los sucesos de mayo en Buenos Aires, abrieron la desconfianza de los para guayos. Se decidió reconocer la Regencia y guardar con Buenos Aires una respetuosa distancia. Cuando Belgrano dirigió el ejército que él creía de liberación, los paraguayos defendieron la causa realista. Cuando parecía que en Paraguay triunfaba la fidelidad a la metrópoli, se produjo un impetuoso golpe de mano por un pequeño sector criollo rural, declarando la independencia de Paraguay tres días después de triunfar (mayo 1811). Depuesto el gobernador, se reunió un Congreso en Asunción, de donde salió una Junta de gobierno, cuya cabeza visible era José Gaspar de Francia que implantó una dictadura, desencadenando una represión en el interior, lo que hizo que sólo quedaran un director absoluto y una masa india y mestiza, obediente.

En Uruguay, dado que la Junta de Buenos Aires no reconocía la autoridad de Elio, éste se hizo fuerte en Montevideo y le declaró la guerra. Ante Elio se levantó la figura de Artigas, que acabó siendo el caudillo de los gauchos. La Junta pretendió hacer de Artigas el instrumento para la dominación definitivo de Uruguay. Al estar abastecida la capital por la flota española, el sitio no fue efectivo. Un segundo cerco se efectuó en 1813. Hubo un segundo cerco y pronto Montevideo cayó en poder de las tropas porteñas. Artigas soliviantó las provincias de Corrientes, Entre Ríos contra Buenos Aires. A la Junta no le quedó otra salida que entregar Montevideo a los orientales, dando nacimiento a la «Patria Vieja uruguaya».

En Chile la Junta de Santiago presidida por el anciano Conde de la Conquista, mantuvo poco tiempo su unidad. La declaración de libertad de comercio de los principales puertos, la dictó para emprender la reestructuración del territorio. Una invasión realista desde Perú aconsejó la reorganización y ampliación del ejército Se convocaron elecciones para reunir un congreso, lo que hizo evidente las diferencias entre los patriotas: los moderados, aristócratas, terratenientes, temían las consecuencias. Los radicales buscaban ese cambio mediante reformas políticos y sociales, y dieron un golpe de Estado. José Miguel Carrera preparó un nuevo golpe liberal y sustituyó la Junta por un triunvirato formado por el propio Carreras Rozas y Marín. Carrera decidió cerrar el Congreso, lo que hizo dimitir a los otros. Instauró una dictadura populista con medidas contrarias a la oligarquía; se promulgó un Reglamento Constitucional (1812) en el que se guardaban los derechos de Fernando VII, pero declarando nula toda ley no dictada en Chile.

A finales de 1814, prácticamente toda la América hispana, excepto el Río de la Plata, permanecía bajo autoridad realista. La implantación del absolutismo en España fue utilizada en América para reprimir todo intento autonomista y volver al orden colonial. La mala situación de la América autónoma y el envío inmediato de un gran ejército expedicionario desde España, parecían conducir a la situación anterior a la independencia. Pero se habla ido demasiado lejos en el ejercicio de autogobierno para que las sociedades indianas no paladearan el gusto de la independencia.

Si la invasión napoleónica dio origen a los planteamientos independentistas, la evolución de la guerra de la independencia peninsular, el retorno de Fernando VII, la reimplantación del absolutismo y finalmente el golpe de Estado de Riego iniciando el trienio liberal, fueron otros tantos hitos de importancia básica en el transcurso del periodo emancipador.

Existían en 1808 cuatro candidatos reales: Carlos IV, Fernando VII, José I Bonaparte y la Infanta Carlota Joaquina. En América, al igual que en España, se rechaza a José Bonaparte y se defienden los derechos de Fernando VII. En algunos casos se dudaba en reconocer la autoridad autoconferida de la Junta Central Suprema de Sevilla (luego en Cádiz), Se mantiene el derecho del rey legitimo, se constituyen algunas Juntas para el autogobierno, mientras Fernando VII permanece cautivo. Fue el triunfo del fidelismo promovido por grupos que buscaban la autonomía y por aquellos otros que desconfiaban de los virreyes «godoistas». La condición de peninsular, era señalada si se mantenía la fidelidad a las autoridades españolas; por contra, independientemente de su lugar de nacimiento, todo aquel que apoyó la revolución o simplemente reconoció los primeros gobiernos salidos de ella, era considerado americano.

Montevideo fue la sede de la primera Junta creada en América. En Nueva España los peninsulares desconfiaban del virrey Iturrigaray, a quien José I había confirmado en su puesto. Los comisionados de la Junta de Sevilla no consiguieron que se reconociera su autoridad y promovieron un golpe de Estado (15 de Septiembre). En La Paz las disputas entre peninsulares y criollos llevó a éstos a provocar un alzamiento popular y formar una Junta de gobierno. Mantenía su adhesión a Fernando VII. Mas pacificó fue el fenómeno juntista de Quito, donde notables criollos destituyen al presidente de la Audiencia y forman una Junta de Gobierno. La integran miembros de la alta aristocracia y de la oligarquía local, por lo que recibió el nombre de «revolución de los marqueses».


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