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Los carros de combate durante la Guerra Civil

Los carros de combate durante la Guerra Civil

Por G.B. D. Agustín Alcázar Segura.

De vuelta a la Península, por Decreto de 25 de Mayo de 1931, se organizan, el 23 de Junio (D.O. n2 138), dos Regimientos de Carros de Combate. El Nº 1, de guarnición en Madrid y el Nº 2 en Zaragoza.

Según se determina en la Orden Circular de 5 de Junio (Plantillas), ambas Unidades debían contar cada una con dos Batallones, de dos Compañías con tres secciones de cinco ca­rros cada una (tres de cañón y dos de ametralladora). Sin embargo la realidad es que cada Re­gimiento no contó más que con cinco Re­nault FT-17 de ametralladora.

Al estallar la Guerra Civil, en 1936, el par­que acorazado español se hallaba bastan­te en precario. Sólo se contaba con dos Unidades organizadas —los Regimientos de Carros Nº 1 y 2—, seis prototipos Trubia (tres en el Regimiento de In­fantería Milán para su evaluación y los otros tres en la propia fábrica en bastante mal estado) y cuatro o seis carros pesados Schneider CA-1 en la Escuela Central de Tiro.

En total sumaban veinte o veintidós carros que quedaron repartidos, 12 en la zona republicana y 8 en la nacional. Se podía incluir aquí otro material blindado como el Grupo de Autoametralladoras-cañón de Caballería ubicado en Aranjuez, los carros protegi­dos depositados en el Parque de Artillería de Madrid o los que poseía la Guardia de Asalto, todos ellos en el bando guberna­mental. Totalizando todos estos medios no se llegaba al centenar.

En cuanto a los Regimientos, también quedaron en distintas zonas. No obstante, pronto unos y otros contendientes comenzaron a recibir material extranjero.

De esta forma el Ejército republicano contó con algunos carros Renault FT-17 de cañón recibidos de Francia y Polonia, más los que componían el Regimiento Nº 1, pero especialmente con carros rusos de los Modelos T-26 B (unos seiscientos) y BT-5 (cien aproximadamente) además de otro material como autoametralladoras, sumando en total alrededor de novecien­tos vehículos acorazados.

Por su parte, el Ejército nacional reci­bió ayuda de Alemania e Italia, quienes respectivamente enviaron carros Panzer IA/IB/Mando (sobre ciento cincuenta) y Fiat Ansaldo L 3/35 (alrededor de ciento cuarenta).

Con todo este armamento que iba lle­gando a la zona republicana por el puerto de Cartagena y al bando nacional por el de Vigo, se constituyeron en el balneario de Archena (Murcia) la Base y Escuela de las fuerzas blindadas del Ejército republi­cano, y en el Castillo de Herguijuelas (Cáceres), la Base de Carros de Combate del Ejército nacional.

Durante el año 1936, en los primeros momentos de la guerra, los carros Renault FT-17 del Regimiento Nº 2 intervinieron en la defensa de los pueblos del frente de Aragón, como reservas móviles, combatiendo en Belchite, frente del Ebro y Teruel. Algunos lo hicieron en Somo­sierra y también, junto a los primeros cinco carros Fiat llegados en el mes de Agosto, tomaron parte en las acciones de San Sebastián.

En el mes de Septiembre llegó una nueva remesa de carros italianos que con los ya existentes hasta el momento ha­cían un total de quince. A finales de ese mismo mes se reciben también los primeros carros alemanes, treinta y dos Panzer IA, que al igual que los anteriores se incorporaron a la Base en las proximidades de Cáceres.

Con unos y otros, se fueron creando Uni­dades específicas. Con los italianos L3/35 se formó una primera Compañía, que tuvo su bautismo de fuego en el ataque a las posiciones de Navalcarnero el 21 de Octubre, donde la buena actuación que tuvo le mereció ser citada en la Orden del Día, pasando a denominarse Compañía “Navalcarnero”.

Días después, el 29, esta Unidad ca­rrista participa en las acciones para con­trarrestar el contraataque de las tropas republicanas, produciéndose el primer enfrentamiento de carros de la guerra. Tuvo lugar entre los pueblos de Seseña y Borox, y enfrentó a los carros Fiat con los rusos T-26.

El combate se saldó con las bajas de dos carros nacionales y tres republica­nos, si bien éstos fueron destruidos, más que por la acción directa de los Fiat, ne­tamente inferiores, por el mal empleo de los carros, que actuaron aislados y sin apoyo de la Infantería, modo de actuar éste, demasiado frecuente a lo largo de la guerra y que tuvo resultados bastante negativos.

La Compañía «Navalcarnero» tomó parte posteriormente en diferentes accio­nes y en distintos frentes hasta la organi­zación del «Reagrupamento Carristi del Corpo Truppe Volontari» (C.T.V.).

Por otro lado, con los recién llegados carros alemanes y tomando como base al personal del Regimiento de Infantería Argel y a las fuerzas de la Legión, se or­ganizó un Batallón con dos compañías y cada una de ellas a dieciséis carros. Tras un tiempo breve para la Instrucción, el 12 de No­viembre de 1936 entró en combate en el frente de Madrid actuando y ocupando localidades como Villanueva de Perales o Brunete.

Durante este año y siguientes, los Ca­rros participaron en diversas acciones y combate, con resultados de éxito unas ve­ces y no positivos en otras.

Llegamos de esta forma hasta los epí­logos de la contienda y haciendo balance de estas Unidades de carros, desde su creación en 1936, sumaron un total de 904 hechos de armas, alcanzando los objetivos señalados en 489 ocasiones. Estuvieron presentes en todos los frentes, destacan­do por el número de veces que participa­ron los de Aragón, Cataluña y Levante (292 ocasiones), el Frente de Madrid (183) y el Frente del Ebro (111).


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