“¡Quieto todo el mundo!”

Redacción.

Hoy, 23 de febrero, se cumple 35 años del intento fallido del golpe de estado del teniente coronel Antonio Tejero a las 18.23h de la tarde mientras se celebraba el debate de investidura del nuevo presidente en el Congreso de los Diputados.

Junto a centenares de guardias civiles, Antonio Tejero interrumpía la sección de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del Gobierno, tras la dimisión de Adolfo Suárez, justo cuando le tocaba votar al diputado socialista Manuel Núñez Encabo.

Todos los militares y soldados fueron llamados al acuartelamiento.

 “En estos momentos se ha oído un golpe muy fuerte en la cámara. No sabemos lo que es. La Guardia Civil entra en estos momentos en el Congreso de los Diputados (…)”, se puede escuchar en los cortes de radio retransmitido por Rafael Luis Díaz por la Cadena Ser en directo mientras retransmitían la investidura desde el hemiciclo. Otros medios no tuvieron la misma “suerte”, ya que RTVE y TVE fueron tomada por los militares e impedían la retransmisión hasta que abandonan a las 21.00h.

Esa noche, como ya se sabe, siempre será conocida como ‘la noche de los transistores’, ya que todos los españoles estuvieron pegados a ellos escuchando lo que iba transcurriendo con temor y miedo.

Gutiérrez Mellado, como se puede ver en las imágenes, se dirigió hacia los guardias civiles para reclamar lo que allí estaba sucediendo, y fue zarandeado por Tejero, mientras las balas se proyectaban en la cúpula del hemiciclo y Suárez le prestaba ayuda.

Pasada la media noche, concretamente a las 01.14 horas, el entonces Rey Don Juan Carlos I, con uniforme de capitán general, a través de la radio y la televisión dirigió un mensaje a los españoles ordenando el mantenimiento del orden constitucional.

Haciendo caso omiso, el comandante de infantería Ricardo Pardo Zancada se sumó al golpe al Congreso con 113 hombres de la Policía Militar de la Brunete. Mientras tanto, por las calles de Valencia,  Milans de Bosch, teniente general y algunos de los cabecillas del golpe, llegarón a sacar los tanques.

En la mañana del 24 de febrero, los guardias civiles comenzaron a entregarse a la Policía Militar, y posteriormente fueron puestos en libertad los diputados y los periodistas que habían sido arrestados en la noche del 23-F en el Congreso. Finalmente, tras dieciocho horas desde que tomó el Congreso de los Diputados, Tejero, a las 12.30h, se entrega.

El teniente coronel Antonio Tejero fue condenado a 30 años de cárcel por un delito de rebelión militar, de la que cumplió quince años y nueve meses. Hoy en día continúa en vida. El resto de los cabecillas y participantes en este golpe militar, también fueron condenados.

Tejero ya había sido juzgado por un intento de golpe de estado en 1978 conocido como operación Galaxia, ya que fue planeado en la Cafetería Galaxia.

Las intereses que llevaron a Tejero a dar el golpe de estado fueron la constitución de una Junta Militar en España para erradicar el terrorismo y la disolución del Parlamento. Tejero rechazaba el camino que estaba tomando la democracia. La profunda crisis económica, el terrorismo, también por parte de ETA, y el malestar de ciertas cúpulas militares por la legalización de partidos comunistas se suman a las causas del golpe fallido.

El discurso del Rey Don Juan Carlos I
“(…) He ordenado a las autoridades civiles y a las juntas de jefes de estado mayor que tomen todas las medidas necesarias para mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente. Cualquier medida de carácter militar, que en su caso hubiera de tomarse, deberá de contar con la aprobación de las juntas de jefes de estado mayor. La Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la patria, no puede tolerar, en forma alguna, acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en día a través de referéndums”, comunicó el Rey aquella noche a los españoles.

Con este discurso, el Rey Don Juan Carlos quiso tranquilizar a los españoles, asegurándoles que la Constitución iba a ser respetada, y que, si en algún caso tuviera que tomar alguna medida de carácter militar, esta debería ser aprobada por las juntas de jefes de Estado Mayor. Y a nivel personal, utilizando el nombre de La Corona, no toleraría la irrupción a la fuerza de personas en el proceso democrático Afirmando así, en este discurso, y según sus palabras, que no toleraba la irrupción de Tejero en el Congreso.


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