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“Solo te preocupas de apretar todo lo que puedas p...

“Solo te preocupas de apretar todo lo que puedas para que no se desangre”

 

Verónica Sánchez Moreno

Era la una de la tarde del viernes 10 de abril, el teniente coronel médico José Manuel del Solar Peña, jefe de los Servicios Sanitarios del Cuartel General de la Fuerza Terrestre en Sevilla; el jefe de la Enfermería del centro, teniente coronel enfermero Antonio de la Hoz Pico y el cabo sanitario Miguel Ángel Zafra Fernández, estaban recogiendo para poner punto y final a una intensa semana de trabajo que acabaría en una hora. Nada les hacía presagiar que antes de irse a casa iban a salvar una vida.

Hablamos con ellos unos días después de su heroica actuación y nos cuentan emocionados todo lo que pasó, de qué forma lo vivieron y cómo se encuentra ahora el joven ciclista que estuvo a punto de morir desangrado. “Gracias a Dios pudimos cubrir la hemorragia porque no habría aguantado a tiempo para que llegara el 061”, afirma el teniente coronel del Solar.

¿Qué había pasado y cómo se enteraron de lo que había sucedido?
Teniente coronel José Manuel del Solar: El viernes 10 de abril a las 13h aproximadamente, se recibe en el botiquín una alerta de la puerta de cocheras del cuartel informando de que unos metros más allá acaba de ocurrir un accidente. Desconocíamos de lo que se trataba y el primero en salir fue el cabo sanitario Miguel Ángel Zafra.

Cabo Miguel Ángel Zafra: Salí corriendo, con mi maletín en la mano y cuanto llegué me encontré la imagen aterradora de un chico de unos 20 años sangrando a borbotones del cuello, con un gran derramamiento de sangre y procedí a ayudarle taponando la herida. A la vez dije que avisaran corriendo a mis jefes, el teniente coronel del Solar y el teniente coronel de la Hoz, para que acudan al siniestro. Tardaron cinco segundos en llegar.

¿Qué primeros auxilios le practicaron?
Teniente coronel de la Hoz: El teniente coronel del Solar y yo cogimos el botiquín de primeros auxilios y fuimos hacia el lugar del siniestro, allí nos encontramos que el individuo se había producido un corte en la zona izquierda el cuello alcanzando la yugular y tenía una hemorragia abundante. Lo primero fue colocarlo en posición de seguridad (de cúbito supino), una vez que observamos las heridas que tenía procedimos a taponar con compresas y material sanitario para que no sangrase más, le colocamos de nuevo boca arriba intentando que no sufriese ningún otro tipo de lesión, manteniéndole las constantes vitales y esperando a los medios que se habían solicitado del 061.

Y cuando llegaron los sanitarios del 061, ¿cómo actuaron?
De la Hoz: El 061 establece unos protocolos de atención que se fueron aplicando sobre el paciente a tenor de lo que el teniente coronel médico del Solar le fue comunicando al médico de la unidad del 061.

Del Solar: Lo primero y fundamental en este caso era taponar la herida y cohibir la hemorragia porque la yugular es un vaso muy importante. Cuando llegamos había pasado un minuto desde el accidente y estimamos que había perdido como mínimo 3 litros de sangre, con lo cual el chico estaba totalmente inconsciente, desangrado, pálido y sin pulso apenas. En primer lugar cortar la hemorragia con compresión y más tarde con un material hemostático del que disponemos en nuestro botiquín. Una vez conseguido controlar la hemorragia, el siguiente paso era mantener el aparato cardiorespiratorio, así que le pusimos boca arriba, porque el pulso era muy débil y temíamos que se nos parara en cualquier momento. Teníamos previsto ya el desfibrilador a mano por si se nos paraba y era necesario darle descargas para reanimarlo y fue en ese momento cuando llegó el 061 que no tardó mucho, 4, 5 ó 6 minutos, obviamente no lo estuvimos controlando, no teníamos tiempo para eso. El 061 está perfectamente preparado, llegaron y en seguida se preocuparon de coger una vía, las venas son imposibles de localizar cuando no se tiene sangre en interior del organismo, entonces se utiliza una vía intraósea, con un aparato especial que introduce un trócar dentro de un hueso y a través de ahí se empieza a transferir líquido. También lo intubaron, procedieron a monitorizar su corazón y le administraron una sustancia vasomotora. Así se recuperó el pulso y una vez estabilizado lo trasladaron al hospital Virgen del Rocío donde fue operado esa misma tarde.

¿Qué le había pasado al joven?
Del Solar: La hipótesis que manejamos y que comentamos a la Policía Local es que, donde ocurrió hay tres carriles, dos siguen de frente y el de la izquierda tiene la opción de girar 90º hacia una calle lateral. Interpretamos que los coches salieron cuando el semáforo se puso en verde, pero un vehículo todoterreno se detuvo unos metros más hacia delante, en el carril de la izquierda, porque tenía previsto girar. El chaval conducía una bicicleta de carretera, de las que tienen el manillar en forma de cuello de cabra, cuya posición de conducción es mirando hacia el suelo. Creemos que el chico viendo salir a todos los coches, hizo lo propio detrás de ellos sin percatarse de que el coche había parado unos metros más adelante, chocó contra la parte trasera del todoterreno, salió despedido y partió la luna trasera del vehículo con la cabeza, entonces se seccionó el cuello, o bien con los cristales del coche o con un recubrimiento de plástico rígido que tiene la parte interior del coche y que tras romperse la luna se despegó de la carrocería. El corte era grande, de 12 a 15 centímetros y profundo, porque llegaba hasta la tráquea y seccionaba tanto la yugular como los músculos del cuello. Esa es la hipótesis que manejamos, porque nadie vio ninguna maniobra rara, el conductor estaba parado y también tuvieron que atenderle porque sufrió una crisis de nervios.

De izquierda a derecha el teniente coronel médico del Solar, el cabo sanitario Zafra y el teniente coronel enfermero de la Hoz.

De izquierda a derecha el teniente coronel médico del Solar, el cabo sanitario Zafra y el teniente coronel enfermero de la Hoz.

¿Cómo está ahora el ciclista?
Del Solar: El lunes pasado, primer día laborable después del accidente, vinieron sus padres al cuartel a agradecernos en persona nuestra labor. Desde ese momento disponemos de información de su estado de primera mano, ya que antes la teníamos a través de terceras personas. Tengo el teléfono de los padres y cada vez que visitan la UCI donde está el chaval me mandan información. Ya le han conseguido quitar el tubo de ventilación, las constantes se mantienen, la operación va bien y no hay ninguna complicación de hematomas ni de nada, así que la evolución es muy buena, gracias a Dios.

¿Cuándo todo pasó, cómo se sintieron?
Del Solar: Actuando te encuentras anestesiado, en un estado de excitación tal que no eres consciente de la repercusión que tiene la actuación que estás haciendo. Pero cuando ya terminamos, en el primer momento que llegamos al botiquín y soltamos el material, nos miramos y nos dimos cuenta de que los tres llevábamos las botas y el uniforme manchado de sangre, entonces fuimos conscientes. Mi primera reacción fue agradecer y felicitar la magnífica actuación de mis dos compañeros, porque no tuve que decirles nada de lo que había que hacer, tuvieron muy claro en cada momento cómo había que actuar. Yo necesitaba material y antes de decirlo el cabo Zafra había avisado ya a otro compañero que lo traía desde nuestra enfermería, el teniente coronel de la Hoz,cuando terminé de hacer la compresión en el cuello, sin decirle nada, siguió él mientras yo hacía otra cosa. La verdad es que no puedo más que sentirme orgulloso del trabajo de los dos. Después llegas a casa, lo cuentas y no se hacen una idea de lo grave que es el caso hasta que ven la repercusión que ha tenido el tema.

Zafra: Como bien ha explicado el teniente coronel, cuando llegas a una situación como esta el subidón de adrenalina es tremendo. Hay que actuar y no hay otra, desaparece cualquier cosa que no sea el chico. Una vez que acaba el acto empiezas a ser un poco consciente de lo que ha pasado. En mi caso cuando llegué a casa intenté contarlo, pero no encontraba palabras para explicar lo que había ocurrido.

De la Hoz: Fueron sentimientos contradictorios, por un lado preocupadísimos porque se nos iba de las manos. En esos momentos solo te preocupas de apretar todo lo que puedas para que no se desangre. Por otro lado cuando terminamos fue una gran satisfacción y alegría. Después te relajas y te pones tembloroso. Cuando llegas a casa la familia te pregunta, se lo cuentas y te dicen que no será para tanto. No me explico ni yo como aguantó. Es una gran satisfacción. Y al día siguiente empiezan a llegar las comunicaciones telefónicas, prensa, radio, Whatsapp, Twitter, Facebook, de gente que se va enterando.

¿Se habían encontrado en alguna situación similar tan extrema?
De la Hoz: He visto casos graves a lo largo de mi carrera, pero así con esta gravedad tengo que volver al año ’83, en el que asistí a un chico al que le pegaron unos navajazos en el vientre.

Del Solar: Yo tuve un caso parecido a este. Hace un par de años, una tarde estaba en casa, y me llaman porque había una chica que se estaba desangrando, había roto un cristal de una patada y se le habían incrustado los fragmentos en el hueco de la rodilla, afectando a la arteria. Tuve hacerle un torniquete de emergencia con un cinturón porque no tenía otra cosa a mano. Luego he asistido desde una picadura de víbora, hasta casos de fractura, pero creo que este ha sido el más grave de todos.

Zafra: Para mí ha sido mi primer caso de gravedad. Soy más joven, tengo 35 años, y no cuento con una experiencia tan amplia como mis dos jefes. He estado en Afganistán y he tratado cosas pero de mucha menos gravedad: alguna fractura, caída, pérdida de conocimiento… Pero grave como lo de ese viernes, jamás, es la primera vez que me ocurre.

 


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