¿Tenemos la firme voluntad de vencer?

Frente a la Yihad

Lucas Martín Serrano.

Hemos hablado en ocasiones anteriores de la deslegitimación como un arma fundamental para atajar el problema del radicalismo, actuando contra él desde sus orígenes y evitando que éste se extienda o propague.

Es evidente que sólo siendo proactivos conseguiremos lograr lo que se conoce como romper el ciclo de decisión” de nuestro adversario. De ese modo, tendremos la iniciativa y nuestras decisiones y acciones no estarán condicionadas por las del enemigo. En realidad, el arte de la guerra trata básicamente de eso. Y algo de lo que debemos ser conscientes, y cuanto antes mejor, es de que nos encontramos librando una guerra, puede que en campos de batalla diferentes a los hasta ahora conocidos, pero guerra al fin y al cabo, y por ahora somos nosotros, occidente, quien ocupa posiciones defensivas, y eso nunca es positivo.

Socavar la legitimidad de nuestro enemigo nos servirá para disuadir a los potenciales combatientes de unirse a la lucha, pero hay que tener en cuenta que eso sólo no es suficiente, pues ya hay quien ha dado el paso y ha decidido seguir el camino de la yihad. Y a los que se encuentran ya al otro lado hay que combatirlos de un modo muy distinto. Frente a estos, sólo nos queda la reacción, evaluando en primer lugar sus capacidades, sus apoyos, sus fortalezas y debilidades, sus posibilidades reales y sus posibles zonas de actuación, identificar su “centro de gravedad” y encaminar nuestros esfuerzos a romper su ciclo de decisión y recuperar la iniciativa. Para ello , hemos de definir la líneas de acción de nuestro enemigo y, en base a éstas podremos definir las propias.

Esto, tan fácil de decir, es en realidad una tarea ardua, complicada, tediosa en ocasiones, pero ineludible si queremos tener éxito, y la base de todo ello es un conocimiento exhaustivo de nuestro enemigo a todos los niveles.

Es aquí donde nos encontramos con el primero y principal de los principios fundamentales a la hora de de encarar un conflicto: la voluntad de vencer. Sin esa firme convicción estamos condenados al fracaso. Tan simple y tan claro.

Por ello, la pregunta que hemos de formularnos, la primera y fundamental es, ¿Tenemos la firme voluntad de vencer? ¿Queremos ganar este conflicto? Porque la respuesta a esa pregunta es el inicio de todo. Eso sí, si la respuesta es afirmativa, si declaramos nuestra firme e indispensable voluntad de vencer, y eso es algo que en el presente caso, tenemos que hacer todos como sociedad, hemos de ser conscientes de que debemos de estar dispuestos a asumir todo lo que ello conlleva, pues no será una tarea exenta de esfuerzo y de sacrificio. Nada que merezca la pena en esta vida lo está.

La Historia nos enseña que las guerras sólo acaban cuando una de las partes enfrentadas es forzada a rendirse, y conseguir esa rendición suele conllevar un uso determinante de la fuerza.

Una vez aclarado este punto, el primer paso es identificar a quien o qué nos enfrentamos, conocer sus motivaciones, localizar, como he mencionado en líneas anteriores, su centro de gravedad y dirigir nuestros esfuerzos y acciones a destruirlo. Ello implica que ese centro de gravedad debe ser algo tangible, algo sobre lo que efectivamente podamos actuar.

Atendiendo al conflicto actual, debemos distinguir que éste, si bien ha de tratarse en su conjunto en lo que podríamos considerar el nivel estratégico, si descendemos a lo que sería el nivel operacional, tenemos dos frentes claramente diferenciados y donde debemos combatir de un modo diferente.

El primero, el que podríamos denominar el frente doméstico, lo tenemos en nuestras calles y ciudades. En él nos enfrentamos a aquellos que han decidido traer la lucha a nuestro terreno, a los que han abrazado la yihad y, o bien han regresado del otro frente, o han decidido pelear directamente aquí. No es un una lucha abierta y convencional, pero es una lucha al fin y al cabo. Y para lograr la victoria, el primer paso es controlar este frente. Imponiéndonos en él lograremos, por un lado, mejorar nuestra seguridad inmediata, y por otro, colaborar a debilitar al enemigo que combate en el otro.

Es en este frente donde tenemos la oportunidad de ser proactivos, de llevar la iniciativa influyendo en la moral del enemigo y en el vital apoyo que requiere por parte de aquellos que o apoyan sus acciones o simplemente muestran indiferencia hacia estas.

Aquí se puede ejercer una eficaz labor de prevención, pero para ello será necesario un gran esfuerzo, principalmente en lo que se refiere a la obtención de información, seguido de una meticulosa campaña de lo que conocemos como INFOOPS[1], término éste no muy conocido o aplicado fuera del ámbito militar, pero que engloba toda una serie de actividades coordinadas que, ejecutadas convenientemente, darían buenos frutos a medio plazo en esta batalla. Y hemos de tener en cuenta que el IS es perfectamente consciente de la importancia de las INFOOPS, tienen su propia campaña, está aplicándose en este campo y, por ahora, ganándonos la partida.

Evidentemente no son estas las únicas medidas que nos darán la victoria, pues necesariamente habrán de ir acompañadas de otro tipo de acciones más directas, encaminadas a neutralizar a aquellos que, a pesar de todo, materialicen una amenaza real. Pero nuevamente aquí es fundamental la obtención de información y la transformación de ésta en lo que denominamos “actionable intelligence”. La traducción castellana de este concepto podría ser, “inteligencia de utilidad inmediata”, inteligencia que permite el desencadenamiento de operaciones concretas.

El segundo frente es el que podemos denominar el frente convencional. Más lejano, con menos afectación directa tal vez, pero que tiene una enorme capacidad de influencia en el doméstico, que podemos considerar el origen de éste y que probablemente sea el más decisivo a largo plazo.

Lo que es importante tener en cuenta es que cualquier acción que se lleve a cabo en uno, tendrá una repercusión en el otro. Es por ello que la dirección estratégica debe ser única y coordinada en ambos, pero la forma de intervenir en cada uno de ellos, totalmente diferente.

Dirijamos ahora nuestra atención hacia nuestro enemigo. ¿Contra quién luchamos?

Aquí quiero hacer mías unas reflexiones escritas en un artículo que llegó a mis manos no hace mucho y que considero del todo acertadas[2].

Tomemos como ejemplo la 2ª Guerra Mundial. La contienda solo finalizó cuando los aliados forzaron a la Alemania nazi primero, y al Imperio Japonés después, a capitular.

Ambos eran unos enemigos formidables, con unos ejércitos bien preparados y armados, compuestos por millones de hombres dispuestos a dar su vida por sus respectivos países. Eso es algo fuera de toda duda. Pero fijémonos en el término que he empleado, “dispuestos a dar la vida”.

La gran diferencia con nuestro actual enemigo, peor preparado, peor armado y menor en número es que éste, por el contrario, no está dispuesto a morir, quiere morir. Su último objetivo es morir por Alá. Amenazar o mostrar nuestra disposición a hacer realidad esa aspiración no es para ellos sino un refuerzo positivo a sus acciones y su lucha. Este es un factor clave que debemos tener muy presente a la hora de afrontar nuestra lucha y a la hora de plantear nuestra campaña INFOOPS.

Pero esa determinación, si bien temible y preocupante, puede ser una debilidad. Y puede serlo porque no deja de ser una opción personal, tomada por el individuo, que busca su propia gloria, entendida ésta como salvación desde el punto de vista religioso, y éste es tan acentuado, de hecho es la base de su lucha, que en cualquier momento puede anteponerse a la consecución de cualquier objetivo colectivo, y una guerra no se puede ganar sin una arraigada cohesión y sentido de la colectividad, sin unidades cohesionadas que actúen sin dejar margen a las individualidades.

El siguiente paso sería obviamente analizar nuestras debilidades, para proteger nuestro propio centro de gravedad, algo que no creo que deba hacer aquí por motivos más que evidentes.

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[1] INFOOPS: Operaciones de Información. Operaciones desarrolladas dentro de los límites del Teatro de Operaciones con el objetivo de influir en la toma de decisiones del adversario. Conlleva el empleo integrado y coordinado de distintas disciplinas, tales como Operaciones Psicológicas (PSYOPS), Guerra Electrónica, Decepción, Operaciones en redes Informáticas (CNO), así como el empleo de medios de destrucción física.

[2] http://www.clarionproject.org/blog/blog/united-states/what-will-it-take-win-war-terror-missing-factor


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