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Gadafi podría volver a gobernar Libia

Gadafi podría volver a gobernar Libia

Hace diez años, cuando Muammar Gadafi encontró su inexorable final tras 42 años en el poder, pocos se habrían aventurado a pensar que un miembro de su familia podría volver a estar a cargo de Libia. Durante la primavera árabe, una ola de euforia se extendió por todo el país tras la desaparición del dictador. Sus siete hijos fueron capturados, asesinados o se vieron empujados al exilio. Saif al-Islam, el segundo mayor, fue capturado por una milicia, encerrado en una prisión, acusado por la Corte Penal Internacional de La Haya y condenado a muerte por el nuevo régimen de Libia.

Sin embargo, se han producido una serie de cambios en el estado de ánimo nacional que abren la puerta al retorno de los Gadafi. Muchos libios recuerdan la era Gadafi como una época de estabilidad, por brutal que fuera su régimen y extraños los pronunciamientos del dictador derrocado. Después de una década de luchas civiles, la posibilidad de que Saif, el más capaz de los hijos supervivientes de Gadafi, regrese a la vida política no parece tan descabellada.

La paciencia del vástago de Gadafi podría verse recompensada, y en caso de que lograra sortear las acusaciones que aún enfrenta en su país y en el extranjero, y de que se le permita competir en las elecciones presidenciales y generales programadas para finales de este año, algunos piensan que podría hacerse con la victoria.

La reciente liberación de otro hermano, Saadi, de una prisión en Trípoli, constituye un indicio revelador que sugiere que, a medida que las facciones maniobran en el período previo a las elecciones, es posible que los restos de la familia Gadafi hayan logrado sacudirse el título de parias que ha pesado sobre sus cabezas a lo largo de la última década.

Saadi se enfrentaba a una serie de cargos penales, entre ellos asesinato. Sin embargo, a día de hoy todos han sido retirados y en la actualidad reside en Turquía, uno de los principales patrocinadores del frágil gobierno actual, donde fue trasladado de inmediato tras su liberación.

Su hermano mayor, tampoco estaría ya en prisión, sino que ahora viviría en un cómodo limbo, a medio camino entre invitado y prisionero, custodiado por una milicia en Zintan, una región montañosa localizada a 180 km al suroeste de la capital, fuera del alcance del gobierno. Sus partidarios insisten en que Saif es un hombre libre que «no está bajo arresto domiciliario», por lo menos así lo ha asegurado Muhammad Alghoddi, encargado de dirigir la oficina política de Saif desde Alemania.

La intención de regresar al poder parece clara a la luz de sus declaraciones más recientes: «He estado alejado del pueblo libio durante diez años […] pero tienes que volver despacio. Como un striptease. Tienes que jugar un poco con sus mentes» dijo Saif en una entrevista a medios occidentales el pasado mes de julio.

Al parecer la milicia encargada de custodiar a Saif aparentemente ha sido presa del desencanto hacia los diversos regímenes y milicias que reemplazaron a su padre y ahora lo tratan como moneda de cambio. Una nueva oportunidad para los Gadafi. Según Alghoddi, Saif estaría considerando participar en la carrera electoral: «No hay ninguna razón por la que un Gadafi no pueda volver a dirigir Libia», aseguró recientemente.

Algunos observadores están de acuerdo en que se trata del momento oportuno y que no es mera casualidad el que Saif al-Islam reaparezca en un momento en que la política libia necesita un salvador. La situación en el país continúa siendo crítica y el mensaje de los Gadafi puede calar entre los libios decepcionados. Todos los días se bombean 1,2 millones de barriles de petróleo, pero los cortes de electricidad siguen siendo una constante, la inflación está disparada y para la mayoría de los 7 millones de libios, la prosperidad, la seguridad, y mucho menos la democracia, continúan formando parte del espejismo que vislumbraron tras la caída del dictador.

El gobierno de Turquía no es el único que puede considerar dejar que la familia Gadafi vuelva a la arena política. Rusia podría estar sopesando la posibilidad de restablecer sus antiguos lazos con la familia. Los Emiratos Árabes Unidos y Egipto también podrían ver en Saif una alternativa a Khalifa Haftar.

Mientras, los favoritos para las elecciones presidenciales de diciembre han estado ocupados tratando de descalificarse mutuamente. Aguilah Saleh, el presidente del parlamento, supervisó la aprobación de una ley que prohibiría la participación de soldados y personas con doble nacionalidad, lo que debería excluir a Haftar, quien se cree que es ciudadano estadounidense. Por su parte Haftar asegura que ya no comanda formalmente su Ejército Nacional Libio con base en el este. Saleh también está dispuesto a socavar al actual primer ministro, Abdul Hamid Dbeibeh, probablemente el político más popular de Libia, negándose a aprobar sus presupuestos.

Cuando Dbeibeh se convirtió en primer ministro en febrero, en virtud de un acuerdo auspiciado por la ONU, prometió no postularse para ningún cargo después de que finalice su mandato. No obstante, podría cambiar de opinión. Una vez cabeza de una de las mayores empresas estatales bajo el gobierno del antiguo dictador, él también habría renovado sus lazos con la familia Gadafi. Dbeibeh habría sido el responsable de devolver a sus  propietarios originales (incluida su familia) las propiedades que habían sido confiscadas a miembros del régimen de Gadafi después del derrocamiento del dictador. También existen rumores de que su gobierno estaría considerando liberar a algunos de los camaradas más cercanos de Gadafi, incluido su jefe de inteligencia.

Libia ha sido relativamente pacífica desde que la ONU negoció un alto el fuego para poner fin a la guerra civil hace un año. Se ha recuperado la movilidad entre su mitad oriental y occidental. Sin embargo, pocos apuestan a que las elecciones terminen celebrándose tal y como estaba previsto el 24 de diciembre. Las milicias que han aterrorizado a la población durante la última década siguen siendo indomables. Turquía y Rusia, presa de sus favoritismos, podrían optar por arruinar las elecciones y preservar sus esferas de influencia. Y a pesar de todo ello, en medio de las maniobras geopolíticas y la ausencia de cualquier otra figura capaz de unificar a las diferentes facciones en disputa, los Gadafi todavía podrían volver a la pelea.


Analista especializado en el entorno de la información y Defensa.

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