Informes de Amnistía Internacional acusan a Moscú del empleo de bombas de racimo en Járkov, ciudad al noreste de Ucrania, matando a cientos de civiles y de llevar a cabo ataques indiscriminados contra la población. “Los repetidos bombardeos de barrios residenciales en Járkov son ataques indiscriminados que mataron e hirieron a cientos de civiles y, como tales, constituyen crímenes de guerra”, ha señalado el grupo de derechos humanos en un informe presentado esta semana.
Desde finales de febrero, las fuerzas rusas han atacado de forma incesante la ciudad de Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania, provocando cientos de muertos y la destrucción casi completa de la ciudad. Amnistía Internacional ha encontrado pruebas de que las fuerzas rusas han empleado de forma repetida armamento internacionalmente prohibido, como las bombas de racimo 9N210/9N235 y las minas dispersables, conocidas por sus efectos indiscriminados.
“La población de Járkov se ha enfrentado a un aluvión incesante de ataques indiscriminados en los últimos meses, que han matado y herido a cientos de civiles”, ha manifestado Donatella Rovera, asesora principal de respuesta a crisis de Amnistía Internacional. “El uso repetido de bombas de racimo, ampliamente prohibidas, es impactante y es un indicio más de la total indiferencia por la vida de los civiles. Las fuerzas rusas responsables de estos horribles ataques deben rendir cuentas por sus acciones, y las víctimas y sus familias deben recibir una reparación completa”, ha agregado Rovera.
Desde que Rusia invadió a su vecino occidental el 24 de febrero, 606 civiles han muerto y 1.248 han resultado heridos solamente en la región de Járkov, según ha informado a Amnistía Internacional el director del Departamento Médico de la Administración Militar Regional de Járkov. Un gran número de residentes de la ciudad se han visto obligados a abandonarla debido a estos intensos bombardeos, y más de seis millones de refugiados huido de Ucrania según cifras de la agencia de refugiados de las Naciones Unidas.
Rusia y Ucrania no forman parte de las convenciones internacionales que prohíben las bombas de racimo y las minas antipersona. Pero Amnistía Internacional ha enfatizado que “el derecho internacional humanitario prohíbe los ataques indiscriminados y el uso de armas que son indiscriminadas por naturaleza”, y han acusado a Rusia de crímenes de guerra: “Lanzar ataques indiscriminados que causen la muerte o lesiones a civiles, o daños a bienes de carácter civil, constituye un crimen de guerra”.
En mayo, Amnistía Internacional ya denunció los crímenes de guerra cometidos en Ucrania, incluidos los “homicidios deliberados de civiles” a manos de las fuerzas rusas cuando ocuparon una zona al noreste de Kiev en febrero y marzo. Del mismo modo, Human Rights Watch (HRW) ha acusado a Rusia de cometer “supuestamente crímenes de guerra”, detallando ejecuciones sumarias, torturas y otros abusos graves. Ucrania ha señalado que ha iniciado más de 12.000 investigaciones sobre crímenes de guerra desde que comenzó la guerra.
Asimismo, la policía de Kiev ha descubierto una nueva fosa en Bucha, donde a finales del mes de marzo se encontraron cadáveres de civiles tras la retirada de las tropas rusas. “Siete civiles fueron torturados en la guerra en Ucrania por Rusia y cobardemente ejecutados de un balazo en la cabeza”, ha informado el jefe de policía de la capital, Andréi Nebytov, y ha añadido que “varias víctimas tenían las manos y las rodillas atadas.
Ihor Klimenko, jefe de la policía ucraniana, ha informado de que la cifra de civiles muertos desde el inicio de la invasión ha ascendido a más de 12.000. Se estima que cerca del 75% de las víctimas son hombres, el dos por ciento niños y el resto, en torno al 23%, mujeres. «Son civiles. Son personas que no tenían nada que ver con el Ejército ni con el restablecimiento del orden», ha destacado antes de recalcar que unas 1.200 víctimas no han sido identificadas aún.
Mientras tanto, las fuerzas rusas han irrumpido de lleno en Severodonetsk, en el este de Ucrania, y han atacado zonas donde se refugian cientos de civiles, según han informado funcionarios ucranianos. Además, las fuerzas rusas han destruido un puente que une la ciudad en conflicto con Lisichansk, al lado del río, cortando una posible ruta de evacuación para civiles. Severodonetsk se ha convertido en el epicentro de la guerra por el control de la región oriental de Donbás.
“El objetivo táctico clave de los ocupantes no ha cambiado: están presionando en Severodonetsk, hay intensos combates allí, literalmente en cada metro», ha dicho el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski en su discurso de esta semana, y ha agregado que el ejército de Rusia está tratando de desplegar fuerzas de reserva en Donbás.
Aunque las fuerzas rusas parecen haber tomado la mayor parte de la ciudad, las tropas ucranianas continúan controlando una zona industrial y la planta química Azot, donde se refugian cientos de civiles. “Alrededor de 500 civiles permanecen en la planta de Azot de Severodonetsk, 40 de ellos son niños. A veces, los militares consiguen evacuar a algunos civieles”, ha informado Serhiy Gadai, gobernador de la provincia de Lugansk.
Desde el Ministerio de Defensa de Rusia, han informado que sus misiles han destruido una gran cantidad de armas y equipamiento militar en Donbás, incluido armamento enviado por Estados Unidos y otras naciones europeas. Según el Ministerio, misiles aéreos de alta precisión han impactado cerca de la estación de tren de Udachne, destruyendo los equipos que habían sido entregados a las fuerzas ucranianas.
Por otra parte, Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, ha visitado Finlandia, desde donde ha manifestado que las preocupaciones de seguridad planteadas por Turquía en su oposición a que Finlandia y Suecia se unan a la alianza son legítimas. Ambos países solicitaron unirse a la alianza militar el pasado mes, petición alentada por la invasión rusa de Ucrania. Sin embargo, se han enfrentado a la oposición de Turquía, que los ha acusado de apoyar y albergar a militantes kurdos y otros grupos a los que Ankara considera “terroristas”.
“Estas son preocupaciones legítimas. Se trata de terrorismo, se trata de exportaciones de armas”, ha dicho Stoltenberg en una conferencia de prensa conjunta con el presidente finlandés Sauli Niinisto en Naantali, Finlandia.
Stoltenberg ha señalado que Turquía es un aliado clave de la OTAN debido a su ubicación estratégica en el Mar Negro entre Europa y Medio Oriente, y ha hecho mención a el apoyo que Ankara ha brindado a Ucrania desde el comienzo de la invasión. “Tenemos que recordar y entender que ningún aliado de la OTAN ha sufrido más ataques terroristas que Turkiye”, ha señalado Stoltenberg, usando la palabra turca para el nombre del país, como prefieren Turquía y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
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