El ejército israelí ha informado de que ha lanzado ataques aéreos contra instalaciones de Hezbolá en Líbano a última hora de ayer. Según las autoridades libanesas, hasta 492 personas han muerto y decenas de miles han huido en busca de un lugar seguro en lo que se ha convertido en el día más mortífero del país en décadas.
Tras algunos de los más intensos intercambios de disparos transfronterizos desde que estallaron las hostilidades el pasado mes de octubre, Israel había advertido a la población libanesa de que evacuara las zonas en las que, según el país, el movimiento armado almacena su arsenal.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha transmitido una breve declaración en vídeo dirigida al pueblo libanés. “La guerra de Israel no es contra vosotros, es con Hezbolá. Hezbolá lleva demasiado tiempo utilizándoos como escudos humanos”, señala.
Tras casi un año de guerra contra Hamás en Gaza, en su frontera sur, Israel está ha centrado su atención en la frontera norte, donde Hezbolá, respaldada por Irán, ha estado lanzando cohetes contra Israel en apoyo de Hamás, también respaldada por Irán.
El ejército israelí ha señalado que atacó a Hezbolá en el sur, este y norte de Líbano, incluyendo “lanzaderas, puestos de mando e infraestructura terrorista”. La Fuerza Aérea israelí ha atacado unos 1.600 objetivos de Hezbolá en el sur del Líbano y en el valle de la Bekaa.
Entre los muertos, el Ministerio de Sanidad libanés ha informado de que 35 eran niños, y que otras 1.645 habían resultado heridas. Un funcionario libanés ha declarado que se trata de la mayor cifra diaria de muertos por la violencia en Líbano desde la guerra civil de 1975-1990.
Los enfrentamientos han hecho temer que Estados Unidos, estrecho aliado de Israel, e Irán se vean arrastrados a una guerra más amplia. Arabia Saudí expresó ayer su profunda preocupación y ha instado a todas las partes a actuar con moderación, según han informado agencias estatales.
Funcionarios del Departamento de Estado estadounidense han manifestado que Estados Unidos no apoya una escalada transfronteriza entre Israel y Hezbolá y que Washington debatirá “ideas concretas” con aliados y socios para evitar que la guerra se extienda.
Funcionarios israelíes han afirmado que el reciente aumento de los ataques aéreos contra objetivos de Hezbolá en Líbano tiene por objeto obligar al grupo alineado con Irán a aceptar una solución diplomática. Algunos funcionarios estadounidenses también han rebatido la postura israelí, afirmando que la administración Biden está centrada en “reducir las tensiones y romper el ciclo de ataque-contraataque”.
El presidente iraní, Masoud Pezeshkian, ha advertido de que Israel pretende arrastrar a Oriente Medio a una guerra total provocando a Irán para que se una al conflicto entre Israel y Hezbolá. “Es Israel quien pretende crear este conflicto total”, ha declarado a los periodistas tras su llegada para asistir a la Asamblea General de la ONU, afirmando que las consecuencias de tal inestabilidad serían irreversibles.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, afirma que se ha alcanzado un “punto álgido significativo” en el conflicto de casi un año de duración. “En este día hemos puesto fuera de servicio decenas de miles de cohetes y munición precisa. Lo que Hezbolá ha construido a lo largo de 20 años, desde la segunda guerra del Líbano, está siendo de hecho destruido por las Fuerzas de Defensa de Israel”, dijo en un comunicado, refiriéndose a las Fuerzas de Defensa de Israel.
Durante la noche, Israel ha lanzado un ataque sobre los suburbios del sur de Beirut dirigido contra el alto dirigente de Hezbolá Ali Karaki, jefe del frente sur. Más tarde, Hezbolá ha informado de que se encuentra a salvo y que se ha trasladado a un lugar seguro. No obstante, el brazo armado de Hamás ha señalado que su comandante de campo en el sur del Líbano, Mahmoud al Nader, ha muerto en otro ataque aéreo israelí. El contralmirante Daniel Hagari ha asegurado en otro un comunicado que los ataques israelíes han alcanzado misiles de crucero de largo alcance, cohetes pesados, cohetes de corto alcance y drones explosivos.
En respuesta, Hezbolá afirma haber lanzado decenas de misiles contra una base militar en el norte de Israel. Las sirenas advierten de disparos de cohetes de Hezbolá, que han sonado en todo el norte de Israel, incluida la ciudad portuaria de Haifa, y en el norte de la Cisjordania ocupada, según los militares.
Unas 60.000 personas han sido evacuadas del norte de Israel debido a los combates transfronterizos. Gallant ha advertido que la campaña continuará hasta que los rehenes regresen a sus hogares. Hezbolá, por su parte, ha prometido luchar hasta que se produzca un alto el fuego en Gaza.
Hagari afirma que Hezbolá ha dispuesto armamento “en el interior de aldeas libanesas y casas de civiles, con la intención de dispararlas hacia civiles en Israel poniendo en peligro a la población civil libanesa». Hezbolá no ha realizado comentarios sobre dicha afirmación, pero ha declarado en varias ocasiones que no instala infraestructuras militares cerca de población civil.
Los ataques han redoblado la presión sobre el grupo, que la semana pasada sufrió grandes pérdidas al detonar miles de localizadores y walkie-talkies utilizados por sus miembros. La operación fue ampliamente atribuida a Israel, que todavía no ha confirmado ni negado su responsabilidad.
Los ministros de Asuntos Exteriores del Grupo de las Siete advierten de que Oriente Próximo corre el riesgo de verse arrastrado a un conflicto más amplio del que ningún país saldría ganando, según una declaración hecha pública tras reunirse al margen de la Asamblea General de la ONU.
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