La controversia sobre la utilidad y la conveniencia a la hora de aplicar la Inteligencia Artificial en el campo de batalla constituye uno de los temas más debatidos en materia militar entre las principales potencias mundiales. China no es una excepción y en este sentido ha tomado la decisión de competir con EE.UU y Rusia por la hegemonía en esta carrera de alto riesgo cuyas consecuencias son a día de hoy imprevisibles.
Beijing no le quita ojo a los avances en materia de IA y las líneas de acción que están marcando sus principales rivales. En este caso EE.UU ya ha realizado un llamamiento aliarse contra el desarrollo de IA por parte de China y ha apostado claramente por el desarrollo de la IA militar a través del Departamento de Defensa de IA estratégica, así como del Centro Conjunto de IA del Pentágono.
China ha sido una de las primeras naciones en promover una estrategia enfocada al desarrollo de IA a nivel nacional, prestando especial atención a las aplicaciones que podría tener esta tecnología en el desarrollo económico del país. En materia militar las cosas no están tan claras y como suele suceder en estos casos predomina la opacidad sobre la estrategia y las intenciones en este campo. De lo que no hay duda es que para los gobernantes y los mandos militares chinos la adaptación a los cambios en la guerra que provocaría la irrupción de las IA y los sistemas autónomos se ha convertido en una prioridad absoluta.
Los planteamientos en cuanto a las oportunidades que ofrece esta tecnología también difieren según el país. Mientras que EE.UU tiende a ver en la IA una oportunidad que potencie los ataques letales contra sus adversarios. La estrategia china prestaría mayor atención al uso de la IA para dominar los sistemas y redes de información, neutralizando funciones y capacidades del adversario sin recurrir únicamente a las aplicaciones cinéticas que ofrece esta tecnología.
El «guerra de la información» se ha convertido en uno de los ejes principales en los que está enfocado el Ejército Popular de Liberación (EPL) y la IA tiene mucho que decir en ese campo de batalla virtual. Teniendo esto presente, cualquier esfuerzo por contrarrestar la estrategia China pasaría por contemplar no solamente el empleo ofensivo de la IA, sino también las posibilidades que ofrecería en materia defensiva.
En una hipotética confrontación, ninguna de las partes podría limitar su estrategia a la vertiente ofensiva de la IA y mucho menos aplicándola de forma exclusiva al dominio físico del conflicto. Llegado el caso sería obligado, en caso de contar con la capacidad, emplear la IA y los sistemas autónomos para armar y defender el sistema de información propio, mientras en paralelo se emplearía para desarticular la estrategia y las capacidades de información del adversario.
China ha volcado sus esfuerzos estratégicos en esta línea de acción con la que presumiblemente esperaría hacer frente a enemigos más «poderosos» militarmente hablando. El dominio en una confrontación de esta entidad pasa por lograr la neutralización o por lo menos la interrupción de los sistemas del enemigo en lugar de apostar por el desgaste de la fuerza convencional.
La información ha adquirido una nueva categoría en nuestro tiempo y se ha convertido en un elemento crítico en esta estructura de sistemas. La apuesta China está clara y el EPL centrará sus esfuerzos en atacar determinados elementos en dicha confrontación de sistemas para desestabilizar o incapacitar la red del adversario. Afectar solamente uno de estos elementos puede acarrear consecuencias desastrosas para el conjunto del sistema y la IA puede proporcionar ventajas críticas con este objetivo.
Evidentemente, esta tecnología ofrecería ventajas a la hora de emplear sistemas autónomos para llevar a cabo ataques letales. Drones y otros sistemas de armas similares se beneficiarían de estos potenciadores y aunque China también está explorando esta vía, su enfoque actual hace primar el desarrollo de tecnología, métodos y tácticas que mediante IA actúen quirúrgicamente contra elementos clave de los sistemas adversarios.
No se trata de poner en aprietos al adversario. El éxito en este tipo de ataques en esa confrontación de sistemas podría eliminar la necesidad de recurrir al conflicto convencional. Esto está claramente relacionado con la mutación que ha experimentado el centro de gravedad en las operaciones militares modernas, de la concentración de fuerzas a la red de sistemas y de la detección de objetivos a la estrategia de comunicación y el procesamiento de información.
Los sistemas militares de información modernos se caracterizan por una complejidad y un volumen de datos tal, que en el futuro probablemente serán administrados en su práctica totalidad por IA´s. Siendo así, no es difícil deducir que solamente sería posible abordarlos y atacarlos a través de otras IA´s. De ahí que entre los objetivos del EPL se encuentre el utilizar algoritmos de IA, aprendizaje automático, la combinación de funciones humano-máquina, así como de sistemas autónomos para ganar esa ventaja frente a sus adversarios.
En China tienen muy presente que la guerra de la información está evolucionando y que este nuevo tipo de “guerra inteligente” se convertirá en la modalidad predominante de conflicto en los próximos años. Sin embargo, tal y como avisan los expertos, por mucho que lo pueda parecer el EPL no funciona como una mente colmena. Existen intensos debates internos en el seno del ejército chino y la visión occidental haría bien en separar la idea de un férreo liderazgo central de la del pensamiento único. Desde que en 2019 publicasen su último Libro Blanco de la Defensa, el debate y las investigaciones en torno a estos nuevos conceptos han sido recurrentes entre el estamento militar y los diferentes medios oficiales del EPL, con publicaciones que habla de: guerra de la información, la guerra inteligente, sistemas no tripulados, sistemas autónomos y guerra cognitiva.
Contrariamente a lo que sucede con otras teorías futuristas en torno a las nuevas tecnologías, en China tienen claro que el papel del ser humano seguirá siendo predominante en su desarrollo estratégico. Para los autores chinos que exploran estos conceptos, la naturaleza de la guerra no ha cambiado y el papel protagonista lo seguirá representando el ser humano, por lo menos al frente del planeamiento y el origen de los conflictos.
De la teoría a la práctica hay un trecho y en las filas chinas son plenamente conscientes del trecho tecnológico que les separa de las potencias que en estos momentos se encuentran en la vanguardia. China todavía no está a la altura de EE.UU en materia de IA militar o de Rusia en materia de sistemas no tripulados y autónomos. Con esto presente el EPL ha adoptado una estrategia que pretende aprovechar las múltiples innovaciones que sin duda van a surgir en los próximos años. China quiere aprovechar estos cambios de trayectoria tecnológicos para adelantar a sus rivales o por lo menos acortar la brecha que los separa.
En términos económicos tampoco es fácil establecer una comparación, una vez más debido a la opacidad de los datos chinos. En el caso de EE.UU, el presupuesto de defensa para 2021 contempla 841 millones de dólares de gasto en IA. Lo que es seguro es que China está pisando el acelerador y que numerosas instituciones militares del país dedican sus esfuerzos a la innovación en materia de IA.
Queda claro que los avances tecnológicos relacionados con la IA, el aprendizaje automático y los sistemas autónomos pueden proporcionar al EPL las herramientas necesarias para lograr sus objetivos de larga plazo en su esfuerzo por controlar el dominio de la información, a la hora de manipular las percepción de las audiencias propias y rivales, así como para interferir en el proceso de toma de decisiones de sus adversarios.
El tiempo dirá si Skynet hablará en chino, hasta entonces nos conformaremos con Siri.
No hay ningún comentario