El 9 de octubre, China batió un nuevo record con 56 aeronaves, incluidos aviones de combate y bombarderos, irrumpiendo en la Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ) de Taiwán, una región donde las sucesivas intrusiones chinas a menudo provocan alertas militares. En respuesta, Taiwán movilizó a sus propias unidades, emitió advertencias vía radio y rastreó las aeronaves chinas con sus sistemas de misiles. El ministro de Defensa de la isla, Chiu Kuo-cheng, calificó la incursión como “la situación más difícil que he visto en más de 40 años de vida como militar”.
Hasta ahora, ninguno de los vuelos ha cruzado al espacio aéreo territorial de Taiwán, que se extiende a unos 22 km (12 millas naúticas) de la isla. Los intrusos Chinos suelen mantenerse en el límite de las 35 millas náuticas o más desde la costa taiwanesa. Sin embargo, los expertos comparten la ansiedad del ministro de Defensa taiwanés y alertan de que China es cada vez más “descarada” en sus tentativas.
Los medios estatales chinos describen estas incursiones como una demostración de la capacidad del país para llevar a cabo «un ataque aéreo en tiempo de guerra«. En los últimos años, China ha estado intensificando las demostraciones de su creciente capacidad militar, especialmente por mar y aire, como advertencia a Taiwán. Su mensaje es que si la isla se niega a aceptar la reclamación de soberanía de China sobre Taiwán, China se encuentra en posición de usar la fuerza.
La ADIZ de Taiwán se extiende sobre una parte de la costa de China, por lo que no resulta tan extraño que aviones militares chinos a menudo sobrevuelen la región. El problema es que China ha comenzado a sondear partes de la ADIZ que están cada vez más cerca de la isla, bordeando el extremo suroeste de lo que se conoce como la «línea media», un límite informal en el Estrecho de Taiwán a medio camino entre la isla y el continente.
Actualmente China realiza vuelos de este tipo cerca del sur de Taiwán prácticamente a diario. Según los expertos estas incursiones podrían albergar la intención de desgastar las defensas de Taiwán, teniendo en cuenta que su fuerza aérea es mucho más pequeña que la de China, y preparar el terreno para un hipotético ataque. La estrategia consistiría en acostumbrar a Taiwán a este tipo de incursiones hasta el punto de que fueran consideradas como algo rutinario, bajando así la guardia y disfrazando ese hipotético ataque bajo el pretexto de “maniobras cotidianas” a las que la isla se habría habituado finalmente.
Evaluar las intenciones chinas resulta extremadamente complicado. Cada vez que Taiwán habla de independencia o cuando Estados Unidos se acerca a la isla más de lo debido según China, Beijing enseña los dientes. El incremento en el número de incursiones que se ha producido recientemente podría estar relacionado con dichas actividades. A principios de este año, la administración Biden consiguió declaraciones públicas de apoyo hacia Taiwán por parte de la Unión Europea, el G7, Japón y Corea del Sur.
El mes de septiembre fue especialmente molesto para China: Taiwán buscó la entrada en un grupo de libre comercio transpacífico justo después de que China hiciera la misma solicitud y por si no fuera suficiente buques estadounidenses y británicos navegaron con frecuencia por el Estrecho de Taiwán. El 15 de ese mismo mes, Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia anunciaron un nuevo acuerdo de seguridad histórico, el conocido como AUKUS, que en Beijing ha sido visto como una alianza destinada a mantener a China bajo control. Casualidad o no, en los días que siguieron, China intensificó sus vuelos sobre la ADIZ de Taiwán .
Si los aviones chinos se acercaran peligrosamente al espacio aéreo sobre la propia isla, no está clara cuál sería la respuesta de Taiwán. Tsai Ing-wen, presidenta de Taiwán, manifestó que “los pilotos taiwaneses no deberían ser los primeros en disparar, al menos no sin órdenes explícitas”. En este sentido, la última Revisión Cuadrienal de Defensa de Taiwán, publicada este mismo año, ha sido algo vaga al respecto, y solamente establece que “las respuestas deberían fortalecerse cuanto más se acerquen los aviones chinos a la isla”.
Algunos analistas se preguntan si un caza taiwanés estaría autorizado a realizar algo más que un disparo de advertencia, incluso si un avión chino sobrevolara territorio taiwanés. Según Bonny Lin del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales y David Sacks del Consejo de Relaciones Exteriores, Taiwán podría haber dividido su espacio aéreo en tres zonas de interacción. : una «zona de vigilancia» de 30 millas náuticas, una «zona de advertencia» de 24 millas náuticas y una «zona de destrucción» de 12 millas náuticas. En cualquier caso, la eventual muerte de un piloto, incluso accidental, no debería depositar sus esperanzas en el autocontrol por ninguna de las partes.
Cabe señalar que no ha habido tales víctimas desde la década de los cincuenta. Pero se han producido accidentes en las cercanías. En 2001, una colisión en el aire frente a la costa del sur de China entre un caza chino y un avión espía estadounidense acabo con la vida de un piloto chino. El avión estadounidense se vio obligado a aterrizar en una base aérea china. A estos hechos le siguieron semanas de tensión antes de que se permitiera marchar a la tripulación. Hoy en día, a la vista de los niveles de tensión entre ambos países, probablemente no se resolvería tan “fácilmente”.
Tengamos presente que las relaciones entre Estados Unidos y China son considerablemente peores en estos momentos. China suspendió los contactos oficiales con Taiwán después de que la Tsai Ing-wen asumiera la presidencia en 2016 y no respaldara la opinión de los líderes en Beijing de que solo hay «una China».
En caso de crisis sobre los cielos de Taiwán, el sentimiento nacionalista en China podría complicar todavía más las cosas. Recientemente el diario chino Global Times, hacía pública la postura del Partido Comunista Chino y lanzaba la amenazaba sobre Taiwán en caso de que su presidenta “continuara con su comportamiento hostil», asegurando que sus aviones de combate estarían preparados para volar a través de la isla e ignorar la “línea roja” del espacio aéreo territorial.
Al parecer, por el momento, las amenazas chinas no han afectado a la presidenta Tsai, quien ha asegurado que Taiwán está dispuesta a «asumir más responsabilidad al ser un socio político y económico cercano de los Estados Unidos y otros países de ideas afines». Además ha advertido de que el pueblo taiwanés «se levantará si la existencia misma de Taiwán se ve amenazada». A pesar de las muestras de firmeza política, estas palabras no detendrán las incursiones, ni tampoco mitigarán los temores de que un percance, incluso accidental, pueda convertirse en algo mucho más funesto.
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