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Continúan la alegría y la incertidumbre en Siria tras la caída del régimen de al-Assad

El primer ministro saliente del régimen de Bashar al-Assad ha aceptado entregar el poder a los rebeldes sirios, después de que los insurgentes tomaran la capital y derrocaran al dictador Bashar al Assad.

La noticia del derrocamiento de al-Assad ha desatado el júbilo en las calles de Damasco y en las comunidades sirias de todo el mundo, mientras rebeldes y civiles continúan saqueando los palacios del ex dictador. Miles de presos políticos han sido liberados de las cárceles de Assad, pero el futuro del país, devastado por la guerra, sigue siendo incierto.

El derrocamiento del ahora ex dictador al-Assad ha puesto fin a 13 años de guerra civil en Siria y deja a la población en la incertidumbre en relación a lo que vendrá ahora. En Siria, al-Assad se sirvió de la potencia de fuego rusa e iraní para hacer retroceder a las fuerzas rebeldes durante años de guerra civil, pero nunca llegó a derrotarlas.

Mientras, las fuerzas israelíes han aprovechado la caída del régimen para penetrar en zonas estratégicas de Quneitra, en el sur de Siria. El control del ejército israelí sobre el monte Hermón y varios pueblos y ciudades circundantes dentro de la zona desmilitarizada ha alcanzado ya una profundidad de al menos 18 km dentro del territorio sirio y no está lejos de la capital, Damasco. Israel ha afirmado que su presencia es temporal y tiene por objeto garantizar que las zonas adyacentes a los Altos del Golán ocupados no estén expuestas a posibles amenazas para su seguridad.

Al mismo tiempo, el ejército de Qatar ha entregado su primer envío de ayuda para Siria por vía aérea a la ciudad turca de Gaziantep, según un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Qatar. La entrega incluye alimentos, suministros médicos y material de refugio proporcionados por el Fondo de Qatar para el Desarrollo, como parte de un puente aéreo establecido por el emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, según el ministerio.

Por su parte, desde el Kremlin han declarado que Moscú está haciendo todo lo posible y necesario para llegar a los que están en el poder en Siria y garantizar la seguridad de sus bases y su personal. El enviado de Siria ante la ONU ha evitado responder a preguntas sobre el futuro de las bases militares en su país, asegurando que no dispone de información al respecto.

En cuanto a Irán, el comandante del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de afirma que el país “no se ha debilitado” tras los acontecimientos sirios. “El poder de Irán no ha disminuido”, ha dicho Hossein Salami a los miembros del Parlamento en una sesión a puerta cerrada. Irán y Rusia habían respaldado el régimen de al Assad desde el estallido de la guerra civil siria en 2011 con apoyo militar.

Al-Assad, que ha sido presidente durante 24 años, salió de Damasco en dirección a un destino desconocido el pasado domingo, mientras los rebeldes declaraban la ciudad “libre del tirano Bashar al-Assad”.  Las estatuas del padre y el hermano de al-Assad fueron derribadas en ciudades tomadas por los rebeldes, mientras que las imágenes de él en vallas publicitarias y oficinas gubernamentales fueron arrancadas, quemadas o acribilladas a balazos.

Al-Assad se convirtió en presidente en 2000, tras la muerte de su padre, Hafez, preservando el duro gobierno de la familia y el dominio del alauismo en el país, de mayoría musulmana suní, así como la condición de Siria de aliado de Irán, hostil a Israel y Estados Unidos.

Formado en sus primeros años por la guerra de Irak y la crisis de Líbano, el gobierno de Assad se definió por la guerra civil, que se desató a raíz de la Primavera Árabe de 2011, cuando los sirios que exigían democracia salieron a las calles, para ser recibidos con una fuerza letal. Calificado de “animal” en 2018 por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por el uso de armas químicas, acusación que él negó, al-Assad sobrevivió a muchos de los líderes extranjeros que creían que su desaparición era inminente en los primeros días del conflicto, cuando perdió franjas de Siria a manos de los rebeldes.

Por el momento, no ha realizado declaraciones públicas desde que los insurgentes tomaron Alepo hace más de una semana, pero en una llamada con el presidente de Irán manifestó que la escalada rebelde pretendía redibujar la región para los intereses occidentales, haciéndose eco de su visión de la revuelta como una conspiración respaldada por el extranjero.


Analista especializado en el entorno de la información y Defensa.

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