El conflicto entre India y Pakistán ha alcanzado un nuevo punto crítico con los recientes ataques transfronterizos, marcando una de las escaladas más graves en décadas. La disputa, que tiene sus raíces en la partición de 1947, ha sido un foco constante de tensión, con Cachemira como epicentro de la confrontación. La reciente ofensiva militar ha generado alarma internacional, con llamados a la desescalada por parte de potencias como Estados Unidos y China.
Orígenes del conflicto: una herida abierta desde 1947
La enemistad entre India y Pakistán se remonta a la independencia de ambos países del dominio británico en 1947. La partición dejó a Cachemira en una situación ambigua, con India y Pakistán reclamando su soberanía. Desde entonces, han librado varias guerras y enfrentamientos armados por la región.
La partición de la India británica fue un proceso caótico y sangriento. Millones de personas fueron desplazadas, y la violencia dejó cientos de miles de muertos. Cachemira, una región de mayoría musulmana gobernada por un maharajá hindú, se convirtió en el punto de fricción más importante. En 1947, Pakistán intentó anexar Cachemira, lo que llevó a la primera guerra indo-pakistaní. Desde entonces, la región ha sido escenario de múltiples conflictos, con la Línea de Control como frontera de facto.
Escalada reciente
El 22 de abril, un ataque en Cachemira dejó 26 turistas muertos, lo que llevó a India a lanzar la Operación Sindoor. Islamabad respondió con bombardeos y ataques con drones a lo largo de la frontera occidental india, intensificando el conflicto.
El pasado 7 de mayo, India ejecutó una serie de ataques con misiles contra nueve localidades en Pakistán y la Cachemira administrada por Pakistán. Según fuentes oficiales indias, estos ataques fueron una respuesta directa al atentado de Cachemira y tenían como objetivo desmantelar la infraestructura terrorista desde donde se han planificado ataques contra India. Pakistán, por su parte, ha calificado los ataques indios como una violación de su soberanía, asegurando que han causado la muerte de al menos ocho civiles y han dejado 35 heridos.
El Ejército pakistaní ha respondido con bombardeos y ataques con drones a lo largo de la frontera occidental india. Islamabad confirmó que su sistema de defensa aérea neutralizó 12 drones presuntamente enviados por India, uno de los cuales dañó una base militar y dejó cuatro soldados heridos. India, por su parte, ha denunciado la muerte de 13 civiles y 59 heridos en Cachemira tras los enfrentamientos recientes.
Las ciudades fronterizas han sido las más afectadas, con sirenas de alerta en Amritsar y evacuaciones en Bhuj y Bikaner. La violencia ha generado preocupación internacional sobre una posible guerra abierta entre estas dos potencias nucleares.
Pakistán ha negado cualquier implicación en el ataque de Cachemira, pero la respuesta india ha sido contundente. La Fuerza Aérea India utilizó aviones de combate Rafale y Sukhoi Su-30, misiles de crucero SCALP, drones kamikaze y proyectiles de artillería inteligentes de largo alcance. Islamabad ha calificado los ataques indios como “un acto de guerra”, alegando que se golpearon zonas civiles, en las que se vieron afectadas mezquitas y centros educativos.
Reacciones internacionales
Estados Unidos, China y otras potencias han instado a la desescalada. El vicepresidente estadounidense, JD Vance, ha declarado que el conflicto “no es asunto” de su país, aunque expresó preocupación por la posibilidad de una guerra nuclear. La comunidad internacional ha pedido moderación, pero la situación sigue siendo volátil.
El Consejo de Seguridad de la ONU ha convocado una reunión de emergencia para discutir la crisis, expresando una profunda preocupación por la escalada del conflicto entre India y Pakistán y se ha ofrecido para mediar entre ambas naciones. El Secretario General, António Guterres, ha instado a los dos países a ejercer la máxima moderación y ha subrayado que “una solución militar no es una solución”.
La reunión de emergencia ha sido convocada en respuesta a una solicitud de Pakistán, que ha denunciado la “escalada militar” india y las “declaraciones públicas incendiarias” de su gobierno. La ONU ha enfatizado la necesidad de una solución diplomática y ha ofrecido su colaboración para facilitar el diálogo entre ambas partes.
Naciones Unidas también ha condenado el atentado terrorista del 22 de abril en Cachemira y ha insistido en que los responsables deben ser llevados ante la justicia mediante procesos legales transparentes. La organización sigue monitoreando la situación y ha reiterado su disposición a intervenir si ambas partes aceptan su mediación.
Mientras tanto, la Unión Europea ha instado a ambas partes a buscar una solución diplomática. La Alta Representante de Política Exterior, Kaja Kallas, ha expresado su preocupación por la escalada del conflicto y ha instado a ambas partes a ejercer moderación. Desde Bruselas, la Unión Europea ha enfatizado la necesidad de una solución negociada y mutuamente acordada para poner fin a la crisis. En una reunión informal de ministros de Exteriores celebrada en Varsovia, el bloque ha discutido estrategias para facilitar el diálogo entre ambos países. Mientras, los líderes de India y Pakistán han endurecido sus posturas, lo que dificulta cualquier intento de mediación.
Perspectivas futuras
La situación sigue siendo volátil, con ambos países intercambiando ataques y acusaciones. La comunidad internacional observa con cautela, esperando que la diplomacia pueda evitar una escalada mayor. Sin embargo, la historia ha demostrado que los conflictos entre India y Pakistán pueden prolongarse durante meses, con consecuencias devastadoras para la región.
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