El pasado mes de diciembre daba comienzo una nueva edición de la ya tradicional campaña de apadrinamiento de pingüinos, impulsada por el Ejército de Tierra en el marco de su consolidada Campaña Antártica. Como cada año, coincidiendo el despliegue, los miembros de la XXXIV Campaña Antártica pretenden a través de esta original iniciativa transmitir su compromiso con la Antártida y con el medio ambiente.
Un sencillo gesto simbólico y completamente gratuito con el que cualquiera puede apadrinar un pingüino bajo una única pero inapelable condición: el firme compromiso cuidar el medio ambiente. Tal y como explican los responsables de la campaña “de esta forma, tu pingüino y sus polluelos podrán seguir viviendo en la Antártida, logrando sobrevivir y convirtiéndose en ejemplares adultos, capaces de procrear y cuidar de sus polluelos cumpliendo así una de las fases de su ciclo vital. En la anterior edición de la Campaña Antártica, fueron apadrinados más de 67.000 pingüinos.
El apadrinamiento no tiene coste económico y permite seleccionar el nombre para una de éstas aves marinas, a través de un procedimiento muy sencillo: basta con rellenar un breve formulario en la web del Ejército de Tierra, indicando el nombre con el que se desea bautizar al afortunado. En apenas unas horas recibirán un diploma con el nombre del padrino, la foto de su pingüino, su lugar de residencia y el nombre elegido para el animal.
Tal y como nos recuerdan los propios responsables de la campaña, lo que se pretende conseguir es un compromiso con el medio ambiente, el mismo que tienen los militares en la Antártida con la base cuyo objetivo es no causar ninguna variación en el ecosistema donde se encuentran. Con esta iniciativa no solamente pretenden concienciar, también se ha convertido en una forma original y solidaria a través de la cual dar a conocer las actividades que realizan nuestras Fuerzas Armadas por todo el planeta.
Como cada año la iniciativa trata de sumar un plus de solidaridad y en esta nueva edición cuentan con la colaboración de la Asociación Tutelar Aragonesa de Discapacidad Intelectual (ATADES) en el marco de la Campaña Pingüinos por la Integración, ofreciendo la posibilidad de colaborar voluntariamente con un donativo, que irá destinado íntegramente a la asociación. Su misión velar por la asistencia e integración de personas con discapacidad intelectual a lo largo de su itinerario vital. A través de estas aportaciones voluntarias haremos posible la puesta en marcha de proyectos sociales e inclusivos en los que ATADES trabaja para la mejora de calidad de vida de personas con discapacidad intelectual.
En la anterior edición, durante la campaña 2019-2020, se alcanzó una cifra de 67.227 pingüinos apadrinados y se recaudaron 3.000 € de forma voluntaria para la Asociación ‘Pablo Ugarte’ contra el Cáncer Infantil, según datos del Ministerio de Defensa.
La misión en la Base Gabriel de Castilla
Desde finales de los años 80 el Ejército de Tierra lleva a cabo una Campaña científica durante el verano austral (donde las horas de sol en la Antártida son de casi un día completo) en la que desempeña labores como la monitorización del impacto causado por actividades humanas o experimentos como la vigilancia de la actividad sísmica y volcánica de la isla.
La Campaña Antártica se desarrolla anualmente en la Base Antártica Española Gabriel de Castilla, situada en Isla Decepción (Archipiélago de las islas Shetland del Sur) y en aquellos otros lugares del territorio antártico que se determinen, todo ello apoyando al Ministerio de Ciencia e Innovación y al Comité Polar Español (CPE). para el desarrollo de la investigación antártica.
Constituye por lo tanto un modelo de cooperación entre diferentes instituciones públicas y privadas al servicio de la I+D+I en el marco del Plan Estatal de Investigación Científica, Técnica y de Innovación. La coordinación de las actividades que los diferentes organismos desarrollan durante las Campañas Antárticas se efectúa por el Comité Polar Español. El Ministerio financia los proyectos que se realizan tanto en las bases antárticas como a bordo del buque ‘Hespérides’ –a través del subprograma de Investigación Polar de la Agencia Estatal de Investigación– y la logística de la campaña.
Concretamente el Ejército de Tierra despliega en Isla Decepción desde 1988, cuando se inauguró el denominado “refugio temporal Gabriel de Castilla”, que diez años después se convertiría en la actual base militar que ostenta el nombre del almirante español que en 1603 navegó por aquellas aguas antárticas informando a su regreso del avistamiento de inmensas tierras nevadas.
La misión en la Antártida pretende contribuir a la presencia española en la zona cumpliendo así con los compromisos establecidos en el Tratado Antártico y en el Protocolo de Madrid, velando por el estricto cumplimiento y respeto a la legislación internacional relativa a dicho continente. Se proporciona un imprescindible apoyo a investigadores españoles y del resto de nacionalidades, para que realicen su trabajo en condiciones óptimas. Además se desarrollan proyectos propios, de interés para el Ministerio de Defensa y aplicables a los distintos ámbitos del Ejército, difundiendo el esfuerzo conjunto entre civiles y militares con una meta común: el desarrollo científico.
La base Gabriel de Castilla constituye una gran representación de España en este lejano continente, muestra de las capacidades de las Fuerzas Armadas para desempeñar misiones en cualquier lugar o condición y es un ejemplo de cooperación e integración entre distintos actores del mundo científico y universitario, ofreciendo como resultado unos excelentes resultados.
La presencia militar resulta fundamental a la hora de colaborar en las labores de investigación científica que el Ministerio de Ciencia e Innovación (MICINN) lleva a cabo en la Isla Decepción y en otros puntos del territorio antártico, prestando apoyo en múltiples áreas: logística (alimentación, infraestructuras, mecánica, sanidad); comunicaciones; gestión medioambiental, (monitorización del impacto medioambiental); desplazamientos en la zona (por tierra o mar); y también seguridad (situaciones de emergencia causadas por la orografía y la climatología).
Otras entidades participantes en estas actividades son la Unidad de Tecnología Marina (UTM); el CSIC, que gestiona la base ‘Juan Carlos I’, en la Isla Livingston, y coordina la logística general de la Campaña Antártica; y la Armada al timón del buque ‘Hespérides’.
Isla Decepción
El nombre de Isla “Decepción” ha sido siempre objeto de polémica. Se desconoce quién la bautizó de esta manera así como las razones. Ni siquiera se tiene constancia de quién fue el primero en divisar la isla. Tradicionalmente el descubrimiento de las Shetland del Sur es atribuido al británico William Smith, quien a bordo del “Williams” supuestamente las avistó por primera vez allá por el año 1819.
Sin embargo, no está claro que durante esta travesía visitase también la isla de nuestros pingüinos y existen teorías que atribuyen su descubrimiento a cualquiera de los abundantes cazadores de focas, británicos o estadounidenses, que frecuentaban el archipiélago.
En cuanto a su nombre, hay quienes relacionan el vocablo inglés “deception” (engaño) con la intención “engañosa” de la isla a la hora de esconder su puerto natural. También se habla de tesoros piratas, atribuidos al propio Drake, que nadie ha podido encontrar y que terminarían por convertirse en la “Decepción” de muchos. Algo improbable si tenemos en cuenta que el famoso pirata inglés probablemente no habría navegado mucho más allá del paralelo 55º S y difícilmente otros piratas se habrían arriesgado en estas aguas para esconder sus botines.
Otras fuentes aseguran que el nombre obedece a la decepción que sufrieron los primeros marinos que penetraron en el puerto interior y ver que no tenía salida. Una versión harto inverosímil, cuando lo más probable es que se tratase de un gran descubrimiento el encontrar un fabuloso puerto natural al abrigo de los vientos.
Una de las explicaciones más razonable es la que atribuye al episodio protagonizado por el almirante Fabian Gottlieb von Bellingshausen y Nathaniel Palmer de Stonington. El almirante de origen alemán y contratado por Rusia para liderar la gran expedición antártica concebida por el zar Alejandro I, había completado prácticamente la circunnavegación del continente antártico. Se cuenta que llegó a las Shetland del Sur y más concretamente a “Decepción”, rodeado por una espesa niebla y solo podemos imaginar la decepción que sufrió cuando, al despejarse la bruma, descubrió un pequeño barco, de no más de 45 TM, comandado por Palmer en la isla que creyó haber descubierto.
Bellingshausen le dio el nombre de “Yaroslav”, en honor al Gran Príncipe de Novgorod y Kiev en la primera mitad del siglo XI. Se ignora si llegó a saber que el nombre que prevaleció para la isla fue el que recibió en recuerdo de su pesar al comprobar que no había sido el primero en descubrirla.
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