Las principales figuras políticas del gobierno de Sudán han sido detenidas en lo que aparentan ser los primeros estadios de un golpe de estado en toda regla. Según fuentes del gobierno sudanés, que no han dudado en calificar los sucesos como “golpe militar”, tras semanas de tensiones entre las autoridades militares y civiles la situación finalmente se ha desbordado. Mientras, miles de manifestantes han inundado las calles de Jartum en señal de protesta y ya se han registrado los primeros disparos y heridos.

El primer ministro Abdallah Hamdok ha sido puesto bajo arresto domiciliario por militares no identificados, después de negarse a emitir declaraciones en apoyo al golpe según los informes del Ministerio de Información sudanés, aparentemente todavía bajo control de los partidarios del primer ministro.

Hamdok, ex funcionario de la ONU, fue nombrado primer ministro en 2019 y contaba con el apoyo internacional. Popular entre los grupos civiles prodemocracia, ha luchado por mantener viva la transición a pesar de las divisiones que tienen en jaque al país y las presiones  adicionales que ha supuesto la preocupante crisis económica que atraviesa el pueblo sudanés.

A pesar de que el ejército todavía no ha hecho público ningún comunicado oficial, la televisión estatal de Sudán informó de que Abdel Fattah al-Burhan, el oficial militar que encabeza el Consejo Soberano de Sudán, justificó la toma de poder alegando que las luchas internas entre las autoridades militares y civiles amenazaban la estabilidad del país.

Por el momento no se ha esclarecido quienes han sido los responsables de las detenciones practicadas durante la madrugada del pasado lunes. Según un comunicado del Ministerio de Información, dichas detenciones fueron practicadas por “fuerzas militares conjuntas” y los políticos arrestados se encontrarían, en su mayoría, retenidos en “lugares no identificados”.

El Ministerio también informó sobre cómo se habrían producido los hechos. Los asaltantes irrumpieron en la sede de la emisora estatal en Omdurman y sería allí donde  se produjeron las detenciones. También informaron de las presiones a Hamdok para instarlo a apoyar el golpe, a lo que este se habría negado, animando a la gente a continuar con las protestas pacíficas para “defender la revolución”.

Las líneas de internet han sido cortadas en la capital según ha podido confirmar periodistas de AFP. Entretanto en las redes sociales se han compartido publicaciones e imágenes que muestran a la multitud, que se encontraba en las calles para protestar en contra de las detenciones, prendiendo fuego a neumáticos mientras que las fuerzas de seguridad usaban gases lacrimógenos en un intento por dispersarlos.

Actualmente el ejército y los paramilitares se han desplegado por toda la ciudad, restringiendo el movimiento de civiles, cortando las principales carreteras de acceso y el aeropuerto de Jartum se encuentra cerrado, con la mayoría de vuelos internaciones suspendidos.

Road to crisis

Tras el derrocamiento de Omar Hasán Ahmad Al Bashir en 2019, las autoridades de la transición llegaron a un acuerdo para compartir el poder entre los militares y una coalición flexible de grupos: las denominadas Fuerzas por la Libertad y el Cambio (FFC). De no producirse el golpe militar, dicha coalición todavía habría gobernado el país durante un año más hasta la celebración de elecciones prevista para 2023.

Bashir llegó al poder mediante un golpe en 1989 destituyendo al último gobierno electo del país. Tras su derrocamiento, la transición política parecía estar haciendo salir a Sudán del aislamiento internacional después de casi tres décadas de represión.

Peso a ello, el acuerdo siempre ha sido conflictivo, con una gran cantidad de grupos políticos rivales enzarzados en una lucha encarnizada por el poder, además de divisiones dentro de las fuerzas armadas del país. Las tensiones no han hecho más que aumentar desde el intento de golpe de estado atribuido a los seguidores de Bashir, que fue frustrado el pasado mes de septiembre.

El pasado jueves, decenas de  personas se manifestaron el Jartum para mostrar su apoyo al gobierno de transición, a pesar de que su administración no contaba con gran apoyo en los últimos meses debido a los profundos problemas económicos que atraviesa Sudán, marcados por niveles record de inflación y escasez de bienes básicos. A pesar de ello, la situación nacional comenzaba a mostrar signos moderados de recuperación gracias al flujo de ayudas internacionales.