Espías chinos se habrían infiltrado en el ejército de Taiwán según revelan documentos filtrados a los medios durante las últimas semanas. Antiguos oficiales taiwaneses y estadounidenses informan de que el objetivo de Pekín supuestamente sería la recopilación de información sobre los planes de defensa de la isla y socavar a sus líderes. Según estas mismas fuentes, la seguridad de la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen también podría verse comprometida.
La operación detallada en estos informes, revela cómo supuestamente Pekín indujo a oficiales del ejército de Taiwán a convertirse en sus espías. China habría confeccionado una amplia campaña para socavar el liderazgo militar y civil de la isla, desgastar su voluntad de lucha, extraer detalles relacionados con armamento de alta tecnología y obtener información sobre la planificación de defensa, según han comunicados altos cargos taiwaneses de contraespionaje y oficiales de inteligencia estadounidense con experiencia en Taiwán.
Los espías taiwaneses serían el núcleo de una campaña que habría comprometido a oficiales de alto rango, miembros de las Fuerzas Armadas, así como a agencias gubernamentales de la isla. Según parece, Pekín habría penetrado incluso en el dispositivo de seguridad presidencial. Un oficial retirado encargado de la seguridad de la presidenta y un teniente de la policía militar en servicio, fueron condenados a principios de año por filtrar información sensible sobre la seguridad de la dirigente taiwanesa a una agencia de inteligencia china.
En la última década al menos 21 oficiales taiwaneses en activo o retirados con un alto cargo, han sido condenados por espionaje, según registros judiciales e informes de la agencia de noticias de Taiwán. Al menos otros nueve miembros en servicio o retirados de las Fuerzas Armadas están siendo juzgados o investigados actualmente por sospechas de contacto con espías chinos. Los 21 oficiales condenados fueron declarados culpables de reclutar espías y de filtrar información sensible a China, incluidos datos de contacto de altos cargos de Taiwán
En Taipei, el Ministerio de Defensa declaró a los medios que los esfuerzos proactivos de contrainteligencia habrían impedido a China penetrar en el ejército. En un comunicado, el ministerio también informó de las campañas empleadas para animar y recompensar a los oficiales y soldados que informen sobre sobre posibles casos de espionaje. Este tipo de indicios son investigados de forma inmediata, y cuando se valora la posibilidad de pérdida de información confidencial, el ejército actúa para bloquear cualquier filtración, según ha asegurado el propio ministerio.
Aunque la Oficina de Investigaciones del Ministerio de Justicia, principal agencia de detección de espías en Taiwán, no ha realizado ningún tipo de comentario sobre este asunto, desde otros departamentos del gobierno se han mostrado más alarmados. El Consejo de Asuntos del Continente de Taiwán, ha manifestado en un comunicado que la “incesante expansión del espionaje” por parte de China es una de las “operaciones políticas maliciosas” que Pekín está llevando a cabo y que socava “el desarrollo normal de las relaciones a través del estrecho”.
Los espías en puestos más relevantes en las filas del ejército de Taiwán podrían ofrecer a China una ventaja inestimable si ambas partes sucumbieran finalmente a un conflicto abierto, según han señalado analistas militares taiwaneses y estadounidenses. Las tensiones han aumentado de forma considerable este año. El ejército chino no ha hecho más que reforzar su guerra particular en la “zona gris” contra la isla, una campaña de amenazas áreas y marítimas que no llega a ser una guerra abierta. El Ejército Popular de Liberación también podría estar acumulando una potencia de fuego sin precedentes con la intención de apoderarse de Taiwán y evitar la intervención de Estados Unidos.
El Partido Comunista de China considera que Taiwán es una provincia china y persigue la unificación. El presidente Xi Jinping argumenta que China preferiría una unificación pacífica, pero no descarta el uso de la fuerza en caso de ser necesaria. La presidenta Tsai ha manifestado que Taiwán, cuyo nombre oficial es República de China, es un país independiente y ha prometido defender su democracia y libertad.
“China está llevando a cabo un esfuerzo de infiltración muy específico en Taiwán”, según han señalado expertos militares de la marina taiwanesa. Los casos de espionaje demuestran que Pekín ha logrado infiltrarse en todos los niveles de la estructura de mando de Taiwán a pesar de las campañas internas en el ejército que advierten de los peligros del espionaje. Los expertos también añaden que las estrategias chinas de espionaje comienzan su primer acercamiento con potenciales objetivos mediante la oferta de pequeños obsequios, y suelen prometer grandes sumas de dinero por la primera información ofrecida. Este pago es utilizado con posterioridad para chantajes a cambio de más información.
Solamente este año, los tribunales taiwaneses han confirmado las condenas de varios hombres que habían revelado información sensible sobre la seguridad de la presidenta Tsai, declarando también culpable a un teniente coronel retirado por la construcción de una red de espionaje para China. Un general de división retirado y otros tres coroneles retirados de la Oficina de Inteligencia Militar están siendo juzgados recientemente por el supuesto reclutamiento de espías para China.
El espionaje ha sido durante mucho tiempo un arma poderosa para el Partido Comunista Chino. Durante la guerra civil china, los agentes y simpatizantes comunistas desempeñaron un papel clave en la derrota de las fuerzas del Kuomintang (KMT), forzando su retirada a Taiwán. Según varios relatos del conflicto, formaciones enteras del KMT fueron persuadidas para cambiar de bando y se unieron a los comunistas bajo el mando de Mao Zedong.
La serie de condenas en los tribunales taiwaneses es una muestra de que sembrar la desconfianza en el ejército de Taiwán, es una prioridad para Pekín. A pesar de que las fuerzas chinas son mucho más fuertes y de las graves deficiencias del ejército taiwanés, la isla sigue siendo un objetivo difícil de invadir. Según los expertos, incluso sin ayuda externa, las tropas mejor entrenadas de Taiwán podrían infligir grandes pérdidas al ejército chino aprovechando posiciones bien preparadas, el terrero accidentado y la vulnerabilidad de una flota de invasión que cruzara el estrecho de Taiwán. Según estos analistas, para los invasores chinos, el conocimiento avanzado en planes defensivos, los códigos de comunicación, los emplazamientos de armamento y la ubicación de las tropas, podría compensar algunas de estas dificultades
Pekín habría logrado reclutar espías entre las Fuerzas Armadas de la isla, a pesar de los denodados esfuerzos de la División de Contrainteligencia y Seguridad del ejército taiwanés por alertar a las tropas del peligro que suponen los agentes chinos. El ejército incluso produce telenovelas que en ocasiones son protagonizadas por miembros de sus Fuerzas Armadas en activo, donde los guiones se hacen eco de estos casos de espionaje.
Mientras Taiwán lucha contra el espionaje chino, también se encarga de espiar a su vez a China como parte de un pulso que dura décadas con el objetivo de comprender las intenciones que oculta Pekín. Los medios de comunicación oficiales de China anuncian de forma periódica el descubrimiento de redes de espionaje taiwanesas y la detención de estos supuestos agentes.
En su campaña para subvertir al ejército de Taiwán, Pekín también ha orquestado una operación de larga duración para atraer a altos mandos retirados con vínculos históricos con China. Estos esfuerzos aprovechan las divisiones políticas surgidas en Taiwán durante las últimas dos décadas entre el partido en el poder, Partido Progresista Democrático (PPD) de Tsai, y el KMT, en la oposición. El PPD ha ganado terreno con el apoyo de una generación joven que se identifica cada día más como taiwanesa. El KMT, nacido en China, se aferra a su viejo sueño de reunificar un país libre y democrático.
Un reto importante para las fuerzas de contraespionaje de Taiwán son las leves sanciones para los oficiales retirados condenados por espionaje. Si bien según la legislación militar, los oficiales en activo pueden ser condenados a muerte o cadena perpetua por delitos graves, los ex oficiales que cometen delitos una vez retirados solo pueden ser juzgados bajo la Ley de Seguridad Nacional, que prescribe penas de cárcel mucho más laxas. Bajo la presión pública para contrarrestar el espionaje chino, el parlamento aumentó en junio de 2019 las penas previstas en la ley de seguridad para los delitos más graves, de un máximo de cinco años de prisión a un mínimo de siete años.
No hay ningún comentario