En un contexto de tensiones geopolíticas y desconfianza mutua, Estados Unidos e Irán se preparan para abordar uno de los temas más controvertidos de la política internacional: el programa nuclear iraní. Mientras el presidente Donald Trump anuncia conversaciones directas de alto nivel, el ministro de Exteriores iraní, Abbas Araqchi, insiste en que las negociaciones serán indirectas y mediadas por Omán. Este contraste subraya la complejidad de las relaciones entre ambos países, marcadas por décadas de enfrentamientos diplomáticos y amenazas militares. Las próximas reuniones, previstas para el sábado, podrían representar una oportunidad histórica para reducir las tensiones, aunque también ponen de manifiesto los desafíos inherentes a cualquier intento de reconciliación entre estos dos adversarios.
En una señal más del difícil camino hacia cualquier acuerdo entre los dos enemigos geopolíticos, Trump ha lanzado una dura advertencia, señalando que, si las conversaciones no tienen éxito, “Irán va a estar en gran peligro”.
Las últimas semanas, Irán se ha estado oponiendo a las exigencias de Trump de que negociara directamente sobre su programa nuclear si no quería que el país fuera bombardeado, y parecía mantenerse en esa postura el día de ayer. “Estamos teniendo conversaciones directas con Irán, ya han comenzado. Seguirán el próximo sábado. Tenemos una reunión muy grande, y veremos qué puede pasar”, ha dicho Trump a los periodistas en el Despacho Oval durante una reunión con el primer ministro israelí de visita, Benjamin Netanyahu. “Y creo que todo el mundo está de acuerdo en que llegar a un acuerdo sería preferible”, ha dicho también Trump. Ha añadido que las conversaciones del sábado con Irán serían de muy alto nivel, sin dar más detalles. Se ha negado a decir dónde tendrán lugar las conversaciones, pero ha dejado abierta la posibilidad de llegar a un acuerdo.
El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Abbas Araqchi, ha publicado en la red social X que se celebrarán conversaciones indirectas de alto nivel en Omán y ha añadido: “Es tanto una oportunidad como una prueba. La pelota está en el tejado de Estados Unidos”. Hoy, los medios estatales iraníes han informado de que las conversaciones estarán dirigidas por Araqchi y el enviado presidencial estadounidense Steve Witkoff, con la intermediación del ministro de Asuntos Exteriores de Omán, Badr al-Busaidi.
Estados Unidos e Irán mantuvieron conversaciones indirectas durante el mandato del ex presidente Joe Biden, pero apenas lograron avances. Las últimas negociaciones directas conocidas entre ambos gobiernos se produjeron bajo el mandato del entonces presidente Barack Obama, quien encabezó el acuerdo nuclear internacional de 2015 que Trump abandonó posteriormente.
Las advertencias de Trump de emprender acciones militares contra Irán han crispado los ya de por sí tensos nervios en Oriente Medio tras la guerra abierta en Gaza y Líbano, los ataques militares a Yemen, el cambio de liderazgo en Siria y los intercambios de disparos entre Israel e Irán.
Trump, que ha reforzado la presencia militar estadounidense en la región desde que asumió el cargo en enero, ha dicho que preferiría un acuerdo sobre el programa nuclear iraní a una confrontación armada y el 7 de marzo manifestó que había escrito al líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, para proponerle conversaciones. Funcionarios iraníes señalaron entonces que Teherán no se dejaría intimidar para entablar negociaciones. Las conversaciones directas no se producirían sin la aprobación explícita de Jamenei, que en febrero dijo que las negociaciones con Estados Unidos no eran “inteligentes, sabias ni honorables”.
Horas antes del anuncio de Trump, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Esmail Baghaei, anunció que Irán estaba esperando una respuesta de Estados Unidos a la propuesta de Teherán de negociaciones indirectas. Dijo que la República Islámica estaba haciendo una oferta generosa, responsable y honorable.
Después de que Trump hablara, un alto funcionario iraní, que habló bajo condición de anonimato, ha señalado a medios de comunicación internacionales que “las conversaciones no serán directas. Será con la mediación de Omán”. Omán, que mantiene buenas relaciones tanto con Estados Unidos como con Irán, ha sido durante mucho tiempo un canal de mensajes entre los estados rivales.
Agencias iraníes han descrito la declaración de Trump sobre una reunión directa prevista como parte de una “operación psicológica destinada a influir en la opinión pública nacional e internacional”.
Netanyahu, que ha mostrado poco apoyo a las negociaciones de Estados Unidos con Irán, ha dicho que, si la diplomacia pudiera evitar que Teherán tenga armas nucleares en su poder “de una manera completa, como se hizo en Libia, creo que sería algo bueno”.
Durante su mandato de 2017 a 2021, Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo de 2015 entre Irán y las potencias mundiales, diseñado para frenar el delicado trabajo nuclear de Irán a cambio de un alivio de las sanciones. Trump también reimpuso amplias sanciones estadounidenses. Desde entonces, Irán ha superado con creces los límites del acuerdo en materia de enriquecimiento de uranio.
Las potencias occidentales acusan a Irán de tener una agenda clandestina para desarrollar la capacidad de fabricar armas nucleares mediante el enriquecimiento de uranio a un alto nivel de pureza fisible, por encima de lo justificable para un programa de energía atómica civil. Teherán afirma que su programa nuclear tiene fines exclusivamente energéticos civiles.
El Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca no ha respondido a las peticiones de detalles.
El cambio se produce en un momento precario para el “Eje de Resistencia” regional de Teherán, que ha establecido a un gran coste durante décadas para oponerse a Israel y a la influencia de Estados Unidos. El eje se ha visto gravemente debilitado desde que el ataque del grupo palestino Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023 sumió a Oriente Próximo en un conflicto.
Hamás en Gaza y Hezbolá en Líbano han sido golpeados por Israel desde que comenzó la guerra de Gaza, mientras que el movimiento Hutí en Yemen ha sido blanco de ataques aéreos estadounidenses desde el mes pasado. Israel dañó gravemente las defensas aéreas de Irán el año pasado. La caída del presidente sirio Bashar al-Assad, otro aliado clave de Irán, ha debilitado aún más la influencia de la República Islámica.
No hay ningún comentario