El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el Rey Abdullah de Jordania han mantenido su postura en favor de un alto el fuego en la Franja de Gaza, mientras los mediadores reanudan hoy su trabajo sobre un acuerdo de tregua entre Israel y Hamás, con la amenaza de una ofensiva terrestre israelí en Rafah.
Se espera que hoy que altos funcionarios de Estados Unidos, Egipto, Israel y Qatar se reúnan a lo largo del día de hoy en El Cairo para trabajar en un marco que constaría de tres fases en el que se procedería a la liberación de los rehenes y se lograría una pausa prolongada, según han informado fuentes familiarizadas con el asunto.
«Estados Unidos está trabajando en un acuerdo entre Israel y Hamás para la liberación de los rehenes, que permitiría un periodo de calma inmediato y prolongado en Gaza durante al menos seis semanas«, ha señalado Biden a la prensa en la Casa Blanca, tras reunirse con Abdullah. Afirmando que se encontraba trabajando en el asunto «día y noche», Biden ha asegurado que una pausa de seis semanas en las hostilidades proporcionaría una base «para construir algo más duradero«.
Por su parte, Abdullah ha subrayado la urgencia de la difícil situación por la que atraviesan los palestinos, especialmente los más de un millón de civiles que buscan refugio en la ciudad meridional de Rafah, en Gaza. «No podemos quedarnos de brazos cruzados y dejar que esto continúe», afirma. «Necesitamos un alto el fuego duradero ya. Esta guerra debe terminar».
Israel inició ayer una misión de rescate que liberó a dos rehenes israelo-argentinos retenidos por militantes palestinos de Hamás en Rafah, junto a la frontera egipcia. Los dos hombres se encontraban entre las 250 personas secuestradas durante el ataque del pasado 7 de octubre de Hamás contra Israel que desencadenó la guerra de Israel contra Gaza.
Medios de comunicación palestinos han infirmado de que 74 personas murieron durante la operación militar israelí, aunque no ha habido confirmación inmediata por parte del Ministerio de Sanidad de Gaza, dirigido por Hamás.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha manifestado que el éxito de la misión demuestra que la presión militar debe continuar en Gaza, y ha hecho caso omiso de la alarma internacional ante los planes de un asalto terrestre a Rafah, donde Israel afirma que permanecen las fuerzas de Hamás.
Tras más de cuatro meses de guerra, gran parte del enclave, que se encuentra densamente poblado, está en ruinas, con 28.340 palestinos muertos y 6.000 heridos, según las autoridades sanitarias de Gaza. Se cree que muchos otros están sepultados bajo los escombros.
Biden ha exigido a Israel que no emprenda una ofensiva terrestre en Rafah sin un plan para proteger a los civiles palestinos que se agolpan allí, muchos de ellos en endebles tiendas de campaña tras haberse trasladado en múltiples ocasiones para escapar del conflicto en otras partes de Gaza.
Netanyahu ordenó la semana pasada al ejército que creara un plan de evacuación de civiles para protegerlos durante una ofensiva terrestre. Preguntado por los planes de evacuación de civiles, un portavoz militar israelí informó ayer que todavía se desconoce cómo se llevará a cabo.
La ONU volvió a subrayar ayer sus llamamientos al alto el fuego y se opuso a la idea de trasladar a los civiles en Rafah. El portavoz de la Organización, Stéphane Dujarric, declaró a la prensa: «No seremos parte en el desplazamiento forzoso de personas. Tal y como están las cosas, actualmente no hay ningún lugar seguro en Gaza». «No se puede enviar a la gente de vuelta a zonas plagadas de artefactos explosivos sin detonar, por no hablar de la falta de refugio«, añadió.
El jefe de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, también sugirió ayer que la forma de reducir las víctimas civiles sería detener el suministro de armas a Israel.
Estados Unidos es el principal proveedor de armas a Israel, con 3.800 millones de dólares anuales en ayuda militar. El Departamento de Estado estadounidense afirmó que recortar la ayuda no tendría «más impacto que las medidas que Washington ya ha tomado».
Netanyahu rechazó la semana pasada la última oferta de Hamás de un alto el fuego de 4 meses y medio, mediante la cual todos los rehenes quedarían libres, Israel retiraría sus tropas de Gaza y se llegaría a un acuerdo sobre el fin de la guerra. Esta oferta obedecía a una propuesta anterior elaborada por jefes de espionaje estadounidenses e israelíes y entregada a Hamás por mediadores qataríes y egipcios.
Preguntado por las conversaciones de alto el fuego, el alto cargo de Hamás Sami Abu Zuhri declaró ayer: «Hamás ha mostrado una gran flexibilidad en las conversaciones para poner fin a la agresión e intercambiar a los cautivos, pero la ocupación sigue dando largas y no respeta los esfuerzos que se están haciendo.»
Mientras, Francia ha entregado a Beirut una propuesta por escrito que tiene como poner fin a las hostilidades con Israel y resolver la disputada frontera entre Líbano e Israel. El documento también solicita que los combatientes, incluida la unidad de élite de Hezbolá, se retiren 10 km de la frontera.
El plan pretende poner fin a los combates entre Hezbolá, respaldado por Irán, e Israel en la frontera. Las hostilidades se han desarrollado en paralelo a la guerra de Gaza y están alimentando la preocupación de un enfrentamiento ruinoso y total.
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