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Israel se prepara para la guerra contra Irán

Israel se prepara para la guerra contra Irán

La respuesta militar cada vez más cerca a medida que la esperanza de un acuerdo nuclear se desvanece por completo.

Casi 80 combatientes de siete países diferentes han volado en el reciente ejercicio de entrenamiento internacional “Bandera Azul” que organiza Israel, en la base aérea de Ovda. Este tercer ejercicio anual, el más grande del país hasta ahora, ha sido diseñado para simular un combate entre Israel y otros países hostiles. Estados Unidos, Grecia, Italia y Polonia han regresado para el ejercicio de este año, mientras que Francia, Alemania e India se han unido por primera vez. El jefe de las fuerzas aéreas de los Emiratos Árabes Unidos ha sido el invitado de honor.

Los ejercicios “Bandera Azul” forman parte de una llamada “diplomacia militar” y también son una señal de que Israel cuenta con amigos. El país parece estar convirtiéndose en el nexo de unión de dos agrupaciones militares emergentes: por una parte la del Mediterráneo Oriental, que trata de defenderse de Turquía; y por otra la de Oriente Medio, decidido a disuadir a Irán.

A pesar de estos acercamientos, no parece quedar claro si alguno de estos países amigos apoyarían a Israel en una posible guerra con Irán. Esta cuestión podría ser resuelta antes de lo esperado, ya que las tensiones van en aumento a medida que el programa nuclear de Irán se acelera, y a la vez la diplomacia estadounidense se tambalea. Estados Unidos ya ha advertido que estudiará “otras opciones”. Mientras, la fuerza aérea israelí ha comenzado ensayos de planes de ataque, y el gobierno  ha asignado más fondos a las fuerzas armadas con vistas a un posible enfrentamiento con Irán.

El pasado 1 de octubre en Manama, los ministros exteriores de Israel y Bahrein, se dejaron fotografiar juntos frente a un buque de guerra estadounidense, a lo que Irán ha respondido con un despliegue de ejercicios de defensa aérea, y ha advertido a Israel con una “respuesta impactante” ante cualquier ataque.

Israel se enfrenta a una serie de dilemas: sopesar el peligro de un Irán con armas nucleares frente a unas perspectivas diplomáticas nada esperanzadoras, la complejidad de la organización de una operación militar, las probables represalias de Irán y la respuesta de Estados Unidos y sus socios regionales.

De momento no parece probable que Israel informe sobre cuáles son sus “líneas rojas”, pero los diplomáticos occidentales estiman que podría tomar la decisión de actuar a finales de este año.

No es la primera vez que Israel se enfrenta a una situación similar. En los años 2009 y 2012 ya amenazó con bombardeos a Irán aunque finalmente se abstuvo de llevar a cabo acciones. Sin embargo, en aquellos momentos no estaba tan claro que Irán contase con medios para la fabricación de bombas atómicas. Hoy la situación es otra. En 2018, el ahora ex presidente Donald Trump, abandonó el acuerdo nuclear conocido como Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) que limitaba el programa nuclear de Irán a cambio del levantamiento de determinadas sanciones internacionales.

Aunque Irán afirma que su objetivo con la tecnología nuclear es emplearla para fines civiles, el enriquecimiento de uranio parece indicar lo contrario, y el tiempo necesario para la fabricación de una bomba se ha visto reducido de un año a aproximadamente a un mes.

Con esta situación, Irán tampoco parece interesado en restablecer un “cumplimiento mutuo” del JCPOA. El Organismo Internacional de Energía Atómica de la ONU ha señalado que la supervisión de las actividades nucleares de Irán se ha visto alterada ya que el régimen se niega facilitar la labor de los observadores.

Israel ha bombardeado en dos ocasiones las instalaciones nucleares de otros países hostiles: un reactor nuclear iraquí en 1981 y otro sirio en 2007. No obstante, acabar con las instalaciones iraníes resultaría más difícil teniendo en cuenta que se encuentran repartidas por todo el país, y algunas están ocultas bajo tierra. Irán también ha adquirido misiles de defensa aérea S-300 de fabricación rusa.

Los desafíos de Israel en materia de operaciones pasan desde la localización de la ubicación de las distintas instalaciones iraníes, hasta la identificación de su nivel de fortificación, sin pasar por alto las defensas antiaéreas. Israel se encontraría operando a unos 1.500 km de distancia de sus bases, lo que requeriría el reabastecimiento de combustible de sus aviones en un territorio potencialmente hostil. Algunos analistas consideran que todo este plan se encuentra más allá de las capacidades de Israel. Sin embargo, militares israelíes afirman lo contrario, y apuntan al hecho de que podrían ocasionar el suficiente daño como para atrasar el programa nuclear de Irán durante varios años.

Las acciones de Israel serían más sencillas de llevar a cabo si sus nuevos aliados en el Golfo estuvieran dispuestos a apoyarle: autorizando el sobrevuelo de sus espacios aéreos, proporcionando bases o ayudando a sus pilotos. Si bien, esto los pondría en el punto de mira de Irán y sería probable que se convirtieran en objetivo de represalias. Irán ha amenazado con el cierre del estrecho de Ormuz, por en el que pasa una gran parte del petróleo del Golfo, en caso de ser atacado. Aunque su capacidad militar convencional podría ser limitada, teniendo en cuenta que algunos de sus aviones se remontan a los días del Sah Mohammad Reza Pahlaví antes de su derrocamiento en 1979, Irán ha reunido una gran fuerza de misiles balísticos y además ha recurrido a tácticas de guerra asimétricas, como el sabotaje de barcos cerca de sus aguas.

Por otra parte, Irán también cuenta con milicias activas en Iraq, Siria, Yemen y Líbano, que le otorgan un alcance militar en toda la región. En Líbano, Hezbolá dispone de miles de cohetes que podrían impactar sobre las ciudades de Israel, y lo que es aún más preocupante, también posee misiles guiados y drones que podrían atacar con  precisión, como ya demostró Irán en 2019 cuando atacó las instalaciones petrolíferas de Arabia Saudita.

En todo este panorama también se debe tener en cuenta a Estados Unidos. El presidente Biden  ha informado  de que no permitirá que Irán se nuclearice bajo su mandato. Teniendo en cuenta las armas con las que cuenta Estados Unidos, una acción militar por su parte sería significativamente más importante que cualquiera incursión israelí. Aunque Israel actuara en solitario, Estados Unidos no podría mantenerse al margen de la lucha durante mucho tiempo, ya que si Irán respondiera extendiendo el conflicto como se espera, los estadounidenses deberán tratar tanto de mantener abiertas las rutas marítimas como de defender a sus aliados. Sus fuerzas en Iraq y Siria quedarían expuestas a ataques (el 20 de octubre una base en Al-Tanf fue atacada por drones), y después de su retirada de Afganistán manifestando su intención de poner fin a “guerras eternas” del mundo musulmán, el presidente norteamericano no parece dispuesto a verse envuelto en otra.

La esperanza de Israel reside en su amenaza de intervenir contra sus adversarios, junto con la presión diplomática y económica de occidente para persuadir a Irán a aceptar un acuerdo. De no ser así, podríamos encontrarnos con el peligro de otro régimen que contempla las armas nucleares como la única forma de mantenerse a salvo.


Analista especializado en el entorno de la información y Defensa.

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