A pesar de que la amenaza ha aumentado de forma drástica en los últimos 10 días, Israel ya lleva meses fortificando su frente interior y ha puesto en marcha infinidad de preparativos desde el comienzo de la guerra en Gaza el pasado mes de octubre, cuando Hamás llevó a cabo un ataque contra comunidades israelíes. Pero el conflicto, relativamente contenido con el movimiento de Hezbolá, respaldado por Irán, en el sur del Líbano, ha amenazado con convertirse en una guerra regional total.

De esta forma, el servicio de ambulancias de Israel ha almacenado reservas de sangre en un centro subterráneo fortificado, las fábricas han retirado los materiales peligrosos y las autoridades municipales comprueban los refugios antibombas y el suministro de agua, mientras el país espera la amenaza de ataque de Irán y sus aliados.

“Sé que los ciudadanos de Israel están en alerta, y les pido una cosa: que sean pacientes y mantengan la calma”, ha dicho el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en un encuentro con nuevos reclutas del ejército. “Estamos preparados tanto para la defensa como para el ataque, golpeamos a nuestros enemigos y también estamos decididos a defendernos”, ha agregado.

Israel se encuentra ahora ante la amenaza de una guerra en varios frentes, enfrentándose a una serie de movimientos militantes: Hamás, Hezbolá y los Hutíes de Yemen, todos ellos respaldados y financiados por Irán, su antiguo enemigo.

Tras las promesas de Irán y Hezbola de tomar represalias por los asesinatos la semana pasada del líder de Hamás Ismail Haniyeh en Teherán y del comandante militar de Hezbolá Fuad Shukr en Beirut, se espera un inminente ataque en los próximos días.

Parece que, tras meses de alarma y un ataque con cientos de misiles iraníes en abril que fue frustrado por las defensas aéreas de Israel y la ayuda de aliados internacionales, los israelíes se han acostumbrado a la crisis.

Hace meses, al comienzo de la guerra, decenas de miles de personas fueron evacuadas de las zonas del norte que se encontraban al alcance de los cohetes de Hezbolá y muchas zonas fronterizas están abandonadas. No obstante, un bombardeo prolongado del arsenal de cohetes de Hezbolá podría llegar más adentro del país, a objetivos sensibles como la ciudad portuaria de Haifa, en el norte de Israel, que sí se encuentra al alcance.

El hospital Rambam de la ciudad está en alerta desde el pasado octubre y ha preparado sus instalaciones subterráneas fortificadas de tres plantas para tratar a los pacientes. “Estamos esperando a ver qué pasa”, ha dicho David Ratner, portavoz del hospital.

El ejército está en alerta máxima y el pasado fin de semana se amplió su sistema nacional de sirenas antiaéreas y alertas de radiodifusión para incluir mensajes de texto en tiempo real que se enviarán a los residentes de las zonas afectadas. Igualmente, muchos ayuntamientos han aconsejado a los residentes que reduzcan las actividades no esenciales, permanezcan cerca de las zonas protegidas y eviten las grandes concentraciones.

En Haifa, los refugios antiaéreos públicos han sido equipados con sistemas digitales para que puedan ser desbloqueados a distancia durante un ataque, según palabras de Yair Zilberman, director del departamento de seguridad y servicios de emergencia de la ciudad. También se están equipando con generadores.

Varios aparcamientos subterráneos han sido aprobados como refugios improvisados con espacio suficiente para miles de residentes en caso de necesidad, ha afirmado también Zilberman.

En la ciudad de Ramla, en el centro de Israel, el servicio nacional de ambulancias Magen David Adom (MDA) ha estado recogiendo donaciones de sangre en un centro de servicios subterráneo, protegido con muros de hormigón extra gruesos, puertas antiexplosiones y esclusas de aire. “Tenemos las amenazas de Irán y las amenazas de Hezbolá”, dicen desde la MDA. “Ataques masivos con cohetes, amenazas masivas al Estado de Israel y queremos asegurarnos de que estamos preparados para cualquier cosa”.

El jueves pasado, el Ministerio de Protección del Medio Ambiente también realizó una evaluación de la situación para decidir cuál es la mejor manera de proteger las fábricas con inventarios que podrían ser peligrosos si son blanco de un ataque con misiles, o cómo hacer frente a un ataque contra un edificio que contenga amianto.

El ejército ha declarado que el Mando del Frente Interior, encargado de la protección de civiles, se mantiene en contacto permanente con las fábricas y las autoridades locales para mantener una “visión completa de los niveles de inventario de materiales peligrosos”.

El Grupo Bazan, que opera en Haifa una de las mayores refinerías de petróleo del Mediterráneo oriental, ha asegurado a los medios de comunicación que se encuentra “trabajando para mantener la seguridad energética y la continuidad del suministro de combustible a la economía”.

La retirada masiva de efectivo es otro escenario para el que se preparan las autoridades. “Las existencias de billetes y monedas en el Banco de Israel y en el sistema bancario serán, según todas las previsiones visibles, suficientes”, ha declarado el Banco de Israel.