La OTAN y sus países miembros han acordado formalmente cómo será la hoja de ruta en materia de inversiones en tecnología emergente y disruptiva (EDT/Emerging and Disruptive Technology), con vistas a potenciar el papel de la Inteligencia Artificial.
En los últimos años, la alianza ha manifestado públicamente su interés en las EDT y la necesidad de profundizar en su desarrollo e implantación. En la actualidad se han delimitado una serie de áreas prioritarias en el ámbito de ciencia y tecnología: Inteligencia artificial/Autonomía (Big Data, sensores); Inteligencia Artificial/Biotecnología (diseños farmacológicos, modificaciones genéticas); Inteligencia Artificial/Materiales (nuevos materiales con propiedades físicas únicas); Tecnología cuántica (recopilación, procesamiento y explotación de datos); Tecnología de satélites (mayor potencia, menor tamaño); Tecnología espacial/Hipersónica (nuevos materiales y mecanismos de propulsión y almacenamiento de energía).
Con este acuerdo, los representantes de los 30 estados miembros respaldan dicha estrategia y apuestan por el fomento de este tipo de tecnologías, planteando un horizonte de relaciones más sólidas con centros de innovación punteros y haciendo uso de mecanismos de financiación específicos que protejan las inversiones de la injerencia externa de terceros países.
Lo cierto es que la OTAN cuenta con una amplia tradición a la hora de promover la interoperabilidad entre las fuerzas armadas aliadas. Sin embargo, la aparición de nuevas tecnologías, como la Inteligencia Artificial o los sistemas autónomos, ha multiplicado los esfuerzos requeridos para garantizar que todos los Aliados mantengan dicha interoperabilidad. El propio vicesecretario general de la OTAN, Mircea Geoană ha reiterado su rechazo a “una Alianza de dos niveles, donde los Aliados no pueden cooperar debido a discrepancias tecnológicas y doctrinales […] y aquellos con un ecosistema de innovación más débil no pueden quedarse atrás ”.
Para cumplir con dicho objetivo, deben establecerse los mecanismos necesarios para que los Aliados con una tasa de adopción tecnológica más elevada puedan cooperar con aquellos que están dando los primeros pasos en el desarrollo tecnológico de vanguardia. Geoană también ha destacado en numerosas ocasiones la importancia de la interoperabilidad civil-militar, insistiendo en la necesidad de “ser conscientes de cómo las regulaciones del sector civil pueden facilitar u obstaculizar las actividades militares necesarias para la defensa común”.
En este sentido, la cooperación en materia de seguridad UE-OTAN ocupa un lugar destacado. En su primer informe anual publicado el pasado mes de febrero, el grupo asesor de la OTAN sobre tecnologías emergentes y disruptivas presentaba una serie de recomendaciones clave para ayudar a la alianza a mantenerse al día con las nuevas tecnologías y proporcionar las condiciones adecuadas para la innovación, destacando como factor fundamental la colaboración entre la Alianza y la UE a la hora de alcanzar dichos objetivos.
Este informe cobra singular relevancia atendiendo a las apuestas más recientes impulsadas por el UE en este ámbito, como el Fondo de Defensa y el Plan de Acción sobre sinergias entre las industrias civil, de defensa y espacial, publicado el 22 de febrero.
Está previsto que eventualmente la OTAN desarrolle estrategias individuales para cada una de las áreas previamente descritas. Pero en el horizonte más cercano, la principal prioridad es la inteligencia artificial, tal y ha reconocido el propio subsecretario general de la OTAN para desafíos de seguridad emergentes, David van Weel.
Este mismo mes se anunciaba el “Verano de 2021” como el horizonte establecido por la OTAN en su apuesta por lanzar una estrategia de Inteligencia Artificial propia. Curiosamente estos esfuerzos por avanzar en el desarrollo y la implantación de este tipo de tecnología coinciden con la decisión del Congreso de EE.UU de respaldar la creación de una estrategia nacional de inteligencia artificial en el marco de la Ley de Autorización de Defensa Nacional.
En este sentido, se espera que la estrategia resultante incluya los planes necesarios para consolidar dichos estándares de interoperabilidad y tecnología en todos los dominios de las EDT, y a su vez proporcionen orientación sobre el uso responsable de plataformas habilitadas para IA. «Uno de los grandes desafíos cuando entramos en esta nueva fase de tecnologías disruptivas es cómo mantener a todos los aliados en la misma hoja de ruta cuando se trata de comunicarse entre sí, usar la misma tecnología, ser interoperables», subrayó van Weel
A la lista de retos, se suma la necesidad de asegurar los fondos necesarios para hacer frente a los esfuerzos en materia de EDT. Un desafío en el que ha hecho hincapié la directora del Programa Transatlántico de Defensa y Seguridad en el Centro de Análisis de Políticas Europeas en Washington, Lauren Speranza. Un detalle importante si la OTAN pretende reducir sus plazos de adquisición de materiales, tradicionalmente dilatados.
A principios de este mes, el Grupo Asesor de la OTAN sobre tecnologías emergentes y disruptivas publicó su primer informe anual en el que figuraban recomendaciones para abordar dichos retos. Entre las recomendaciones: la creación una agencia interna inspirada en la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa del ejército de EE. UU; y la creación de un banco de inversión de la OTAN.
Dicha entidad que no solo invertiría en proyectos de tecnología de vanguardia, sino que también colaboraría con empresas de la OTAN y otras entidades de innovación aliadas para coordinar y gestionar los procesos. Mientras que el banco inicialmente funcionaría con el apoyo de los miembros, a través de subsidios y subvenciones para financiar proyectos innovadores en materia de EDT.
Por ahora, la OTAN está incorporando las recomendaciones del grupo asesor en sus deliberaciones, especialmente a la hora de concretar nuevas formas de estrechar lazos entre la “comunidad de innovación”. En este sentido, es cierto que la OTAN ha fraguado y perfeccionado a lo largo de su historia, estrechas relaciones con la industria de armamento. Sin embargo, cuando nos referimos a las EDT los expertos aseguran que se trata de “otra liga y otro campo de juego».
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