Las fuerzas afganas libran una feroz batalla para frenar el avance de los talibanes mientras los combatientes del grupo continúan invadiendo las principales ciudades en medio de una ofensiva nacional que se intensifica. Los combates se están librando principalmente alrededor de tres ciudades importantes al sur y al oeste del país.
Desde que se anunciara la retirada de la práctica totalidad de tropas extranjeras del país, prevista para el mes de septiembre, los talibanes han logrado un rápido avance haciéndose con el control de importantes franjas de territorio. Recordemos que la milicia fundamentalista islamista, se vio obligada a abandonar el poder cuando las fuerzas lideradas por EE.UU intervinieron en 2001.
Se celebraron elecciones presidenciales democráticas y una nueva constitución, pero los talibanes libraron una larga insurgencia, recuperando gradualmente fuerzas y obligando a incrementar el número de efectivos estadounidenses y de la OTAN. Ahora, mientras EE.UU retira las últimas tropas, el grupo está retomando distrito tras distrito, reimponiendo su estricta visión de la Sharia.
Herat, Lashkar Gah y Kandahar han sido los escenarios de continuos enfrentamientos desde el domingo y en el curso de las últimas horas. Cientos de comandos han sido desplegados en la ciudad occidental de Herat, mientras que las autoridades Lashkar Gah, al sur del país, han solicitado refuerzos para frenar el avance de los fundamentalistas.
Los talibanes todavía no han capturado ninguna de las capitales provinciales pero se cree que en estos momentos controlan prácticamente la mitad de todo el territorio de Afganistán, incluidos los lucrativos cruces fronterizos con Irán y Pakistán.
Los vuelos desde Kandahar, la segunda ciudad más grande de Afganistán y antiguo bastión de los talibanes, se detuvieron después de que tres cohetes disparados por los talibanes impactaran contra el aeropuerto el domingo. Massoud Pashtun, director del aeropuerto, anunció que dos de los proyectiles impactaron en la pista dañándola parcialmente. Sin embargo, por el momento no ha habido informe de víctimas tras los ataques.
Estas instalaciones resultan vitales para proporcionar el apoyo logístico y aéreo necesario para evitar que los talibanes invadan la ciudad, al mismo tiempo que proporciona cobertura aérea para grandes extensiones del sur de Afganistán. Paralelamente, los talibanes ven en Kandahar un punto estratégico de primer orden en sus planes para hacerse con el control total de otras cinco provincias.
Desde 2001 miles de combatientes han muertos en ambos bandos y los civiles se han visto atrapados en fuego cruzado del conflicto. Según la ONU el número de víctimas civiles muertas en los primeros tres meses de 2021 fue «significativamente mayor» que hace un año, aumento atribuido al uso de artefactos explosivos improvisados (IED) y asesinatos selectivos. Solo en 2020 el número de mujeres y niños víctimas del conflicto representaban el 43%.
Años de conflicto han obligado a millones de personas a huir de sus hogares, buscando refugio en países vecinos o asilo mucho más lejos. A los desplazados se suman millones que enfrentan dificultades y hambre. Solamente el año pasado, más de 400.000 personas fueron desplazadas por el conflicto y desde 2012, alrededor de cinco millones de personas han huido y no todavía no han podido regresar a sus hogares. Según la agencia de derechos humanos de la ONU, Afganistán tiene la tercera población desplazada más grande del mundo.
Por si no fuera suficiente, la pandemia de coronavirus ha ejercido una presión adicional sobre los recursos nacionales de Afganistán, y los bloqueos y las restricciones de movimiento han tenido un impacto en la capacidad económica de muchas familias. Según la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU, más del 30% de la población se enfrenta a niveles de emergencia o crisis de inseguridad alimentaria.
El retorno de los talibanes representaría un preocupante paso atrás para las mujeres, que desde la caída del régimen han sido testigo de algunos cambios y avances significativos en términos de derechos y educación femenina. En 1999, no había ni una sola niña matriculada en una escuela secundaria y solo 9.000 estaban matriculadas en escuelas primarias. En 2003, 2,4 millones de niñas estaban escolarizadas. Esa cifra ronda ahora los 3,5 millones, y alrededor de un tercio de los estudiantes de universidades públicas y privadas son mujeres.
La participación de las mujeres en la vida pública también se resentiría con la vuelta al poder de los talibanes. Solo en 2019 más de 1.000 mujeres afganas habían iniciado sus propios negocios y la nueva constitución dicta que las mujeres deben ocupar al menos el 27% de los escaños en la cámara baja del parlamento, porcentaje que superan actualmente ocupando 69 de los 249 escaños.
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