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La OTAN apuesta por potenciar su ventaja tecnológi...

La OTAN apuesta por potenciar su ventaja tecnológica

En la última década la OTAN ha sido testigo de cómo la tecnología y las capacidades de sus competidores han experimentado un rápido crecimiento, situando a la alianza en una posición de mayor riesgo estratégico. La OTAN abordó este dilema durante la reciente cumbre celebrada en Bruselas, presentando sus objetivos de cara a incrementar la colaboración tecnológica entre sus miembros con el fin de contrarrestar las crecientes amenazas de Rusia, China y otros actores no estatales. Sin embargo, aunque históricamente la superioridad científica y tecnológica de la OTAN le ha permitido  superar a sus competidores, sus adversarios están acortando rápidamente dicha brecha.

La  OTAN todavía explota su ventaja en el desarrollo de nuevas tecnologías. Según el Índice de Innovación Global, siete de los diez países más innovadores del mundo forman parte de la OTAN, mientras que los otros tres son socios clave de la Alianza. Mientras, China trata de convertirse en el referente mundial en materia de innovación y Rusia continúa socavando la seguridad de la alianza.

Principalmente son cuatro las áreas en las que la OTAN centra sus esfuerzos a la hora de incrementar su ventaja competitiva: desarrollo de sus organizaciones formales, aumento de la colaboración entre los sectores público y privado, aprovechamiento y lucha contra las Tecnologías Emergentes Disruptivas (TED), así como la mejora del equipamiento militar convencional. La mejora de la innovación científica y tecnológica aumentará la colaboración de la Alianza, reforzará la cooperación entre los sectores público y privado, contrarrestará las amenazas híbridas, disuadirá a los adversarios y reforzará las defensas contra posibles ataques. La eficacia de la OTAN en el futuro dependerá en gran medida de su capacidad para mantener y mejorar dichas capacidades científicas y tecnológicas.

La situación geopolítica a nivel global ha cambiado significativamente en los últimos diez años. Aunque la OTAN todavía puede considerarse la alianza más exitosa y poderosa del mundo, China y otros adversarios están reduciendo rápidamente la brecha militar y científica. Sólo en el último año, China ha incrementado su presupuesto de defensa en un 6,8% y continúa desarrollando capacidades de proyección de poder global además de sus defensas regionales. Como parte de lo que algunos denominan la Cuarta Revolución Industrial, Pekín está invirtiendo rápidamente en IA, biotecnología, robótica y otras nuevas tecnologías.
Rusia también está apostando fuerte por las nuevas tecnologías, especialmente en áreas en las que puede explotar las debilidades de la OTAN. Los misiles balísticos rusos pueden alcanzar cualquier lugar de Europa, y Rusia ha puesto un renovado énfasis en la mejora de la tecnología de misiles, como muestran los recientes avances hipersónicos. Rusia ha construido una robusta red de anti-acceso y negación de área (A2AD) en el flanco oriental de Europa, al tiempo que ha ampliado sus capacidades militares en la región del Ártico. Ambas áreas suponen retos de seguridad directos para la OTAN, que estos esfuerzos en materia de ciencia y tecnología pueden ayudar a mitigar.

La OTAN reconoce la necesidad de aumentar la innovación y los avances tecnológicos. Ya en 2012, la Alianza creó la Organización de Ciencia y Tecnología, asumiendo las antiguas funciones de la Organización de Investigación y Tecnología de la OTAN. También incorporó el antiguo Centro de Investigación Submarina de la OTAN y estableció el cargo de Jefe Científico de la OTAN. En 2020, la OTAN creó un Consejo de Innovación y un Grupo Asesor sobre Tecnologías Emergentes y Disruptivas para proporcionar asesoramiento externo a la OTAN sobre la optimización de sus esfuerzos en este campo.

En el marco de la Cumbre de Bruselas de 2021, la OTAN ha acordado poner en marcha un Acelerador de la Innovación en Defensa para el Atlántico Norte (DIANA) de carácter civil y militar con el objetivo de «fomentar la cooperación transatlántica en tecnologías críticas, promover la interoperabilidad y aprovechar la innovación civil mediante la colaboración con el mundo académico y el sector privado, incluidas las empresas de nueva creación.» Además hay planes para crear un Fondo de Innovación de la OTAN (NIF), en el que los aliados «puedan apoyar a las start-ups que trabajen en tecnologías emergentes y disruptivas de doble uso en áreas clave para la seguridad aliada».

La OTAN también tiene por delante la ampliación de las capacidades de su Organización Científica y Tecnológica (STO) para impulsar la investigación y desarrollo (I+D) en inteligencia artificial (IA), tecnología de misiles y defensa antimisiles, espacio, cibernética y otras EDT. El STO es el mayor foro de investigación sobre defensa y seguridad del mundo, y emplea a más de 6.000 científicos de naciones aliadas. Sin embargo, sus esfuerzos no traducen el gasto en defensa de la OTAN en productos o equipos tangibles aprovechables para por la alianza.

Según los expertos todavía existe un importante margen de mejora, pudiendo emplear su STO para racionalizar la investigación y el desarrollo de productos, garantizando que todos los aliados trabajen hacia un objetivo común y no gasten recursos en una I+D idéntica, evitando así duplicidades. Hay voces que apuntan a que cada país podría destinar parte de su presupuesto de defensa a desarrollar sistemas estandarizados como defensas aéreas, de misiles y cibernéticas integradas que beneficien a toda la alianza y  ayuden a reforzar sus tres cometidos fundamentales: defensa colectiva, gestión de crisis y seguridad cooperativa.

Entre los puntos clave tratados durante la Cumbre de Bruselas también se apuesta por  continuar con la I+D de las tecnologías de Inteligencia Artificial e identificar las carencias de la alianza en estas áreas de interés crítico. Muchos de estos avances se producen en el sector privado, y la OTAN debe encontrar formas de utilizar dichas tecnologías. Según el informe de la Comisión de Seguridad Nacional de Estados Unidos sobre Inteligencia Artificial de marzo de 2021 la guerra con IA es una realidad a la que nos enfrentaremos en un futuro próximo. Actualmente Estados Unidos y la OTAN todavía se mantienen a la cabeza en estas tecnologías, pero los datos apuntan a que otros países pronto les adelantarán a menos que efectivamente se produzca un aumento sustancial de sus esfuerzos en I+D.

Agilizar la adquisición de tecnologías centradas en la IA del sector comercial para fines de seguridad nacional y crear un proceso para que el conjunto de la alianza se beneficie de las tecnologías emergentes del sector privado, constituye otra de las prioridades. La naturaleza rápidamente cambiante de las tecnologías emergentes y la cantidad y profundidad de la innovación que se observa en el sector privado demanda ineludiblemente un sistema de adquisiciones que no sólo sea rápido sino que permita una integración de las diferentes actualizaciones de los productos. Si echamos un vistazo a los competidores con un tinte más autocrático, vemos los resultados de dicha integración entre los sectores privado y público, facilitada por la particular naturaleza de estos sistemas.

Otra de las oportunidades y una de las amenazas clave a tener en cuenta por la alianza son las tecnologías emergentes y disruptivas (TED). Muchos de los adversarios de la OTAN utilizan las EDTs contra el personal y las infraestructuras de la alianza, prueba de ello son los recientes ciberataques dirigidos contra políticos polacos o e contra el conocido como Gasoducto Colonial. La mejora de sus procesos de innovación permitirá a la OTAN mejorar su tecnología militar en todos los ámbitos e impulsar sus capacidades de disuasión y defensa. Así, la OTAN podría disuadir mejor las amenazas híbridas rusas y chinas en los ámbitos cibernético, espacial, de guerra electrónica y de información.

El inminente Mando Cibernético de la OTAN podría emprender acciones colectivas  y respuestas ofensivas unificadas, tanto cibernéticas como convencionales. Reforzando sus capacidades cibernéticas e incorporando otras nuevas, la OTAN puede disuadir a sus adversarios en el Entorno de la Información y tomar la ofensiva. De este modo, podría robarle el protagonismo a Rusia y China en las áreas en las que actualmente dominan.

Otra de las áreas críticas es la modernización de sus sistemas convencionales, por ejemplo su sistema de defensa contra misiles. Las armas nucleares rusas pueden llegar a cualquier punto de Europa y actualmente la OTAN difícilmente podría defenderse adecuadamente contra nuevas tecnologías como la guerra de enjambre o los misiles hipersónicos. Dos de los programas de modernización más visibles de la OTAN se centran en la lucha contra las amenazas aéreas y contra misiles.

El actual sistema de Defensa Integrada Antiaérea y Antimisiles de la OTAN utiliza principalmente radares y misiles de fabricación estadounidense estacionados en países de la Alianza. Aunque es eficaz, la OTAN podría reforzar sus defensas con sistemas desarrollados en Europa que sean compatibles con los actuales y futuros sistemas estadounidenses, ampliando así su burbuja de negación de acceso y reduciendo al mismo tiempo las amenazas aéreas y frente a misiles.

Para conseguir todo esto la OTAN todavía tendrá que superar los obstáculos burocráticos que pueden plantear sus 30 miembros y resolver los problemas en cuanto autoridad y presupuestos, incorporar el personal adecuado para dirigirlas y finalmente dotarlas. Parece que la OTAN está dando los pasos adecuados y sus documentos estratégicos reflejan la importancia que está dando a estas áreas.

Potenciar dichas áreas impulsará la eficacia militar, la disuasión y la defensa, así como la cooperación  entre los sectores privado y público. En última instancia, también proporcionará una mayor flexibilidad estratégica al tiempo que mejorará las defensas de la OTAN en áreas que van más allá de lo puramente militar, como la energía y la ciberseguridad en el sector privado.

 


Analista especializado en el entorno de la información y Defensa.

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