Redacción.
Al menos 30 personas han muerto y una docena han resultado heridas en el atentado perpetrado este domingo por milicianos talibanes contra el Aeropuerto Internacional Jinnah de Karachi, el mayor de Pakistán.
El movimiento talibán pakistaní ha reclamado la autoría del atentado, asegurando que se trata de la represalia por el ataque de las fuerzas y cuerpos de seguridad contra sus posiciones en la frontera con Afganistán. «Es un mensaje al Gobierno paquistaní para que sepa que estamos todavía vivos y reaccionamos al asesinato de personas inocentes en bombardeos contra sus localidades», afirmaba un portavoz talibán.
Poco antes de la medianoche, diez hombres armados, vestidos como militares, entraron en la terminal del aeropuerto que se usa para los vuelos chárter y de negocios. Una vez en la terminal abrieron fuego contra las personas que allí se encontraban, lo que originó un intercambio de disparos con las fuerzas de seguridad. Durante el asalto se han registrado varias explosiones provocadas por terroristas suicidas.
El tiroteo duró varias horas, hasta que las fuerzas de seguridad consiguieron hacerse de nuevo con el control de la terminal al amanecer, tras 12 horas de asalto.
Entre los fallecidos hay siete agentes de la Fuerza de Seguridad Aeroportuaria, uno de Pakistan International Airlines y otro de la Autoridad de la Aviación Civil. Aunque aún no ha sido confirmado, siete de los terroristas también habrían muerto abatidos por las fuerzas de seguridad.
Golpe a las negociaciones de paz
El Aeropuerto Internacional Jinnah de Karachi es el mayor del país y da servicio a más de 18 millones de viajeros cada año. Tras el asalto de los talibanes ha sido necesario interrumpir el tráfico aéreo de manera temporal.
Según informa la agencia EFE, a esta hora, el aeropuerto de Karachi continúa cerrado la tráfico y los otros dos principales aeropuertos del país, en Islamabad y Lahore, están en estado de máxima alerta.
El asalto es un duro golpe para las negociaciones de paz entre el Gobierno y los talibán, que lidera el primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif. Tras su llegada al poder el pasado año, Sharif prometió hallar soluciones para el sangriento conflicto que se extiende por más de una década.
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