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«Robots, big data e inteligencia artificial serán claves en el éxito de futuras misiones»

Con el fin de reflexionar sobre los nuevos contextos operativos de actuación de las Fuerzas Armadas (FAS) y sobre los cambios que deberán afrontar para adaptarse exitosamente a estos escenarios modernos, inciertos y complejos, el Estado Mayor de la Defensa (EMAD) ha publicado el documento “Entorno Operativo 2035”.

Este documento es el resultado de un esfuerzo colaborativo conjunto que ha implicado a un importante elenco de expertos adscritos tanto a las FAS, la Guardia Civil, así como pertenecientes a los sectores académico e industrial a nivel nacional.

La dirección del proyecto ha corrido al cargo del Centro Conjunto de Desarrollo de Conceptos (CCDC), órgano cuya razón de ser pasa por proporcionar capacidad de análisis para apoyar el desarrollo de la Fuerza Conjunta y los procesos del EMAD.

Integrado Orgánicamente en el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN), el CCDC centra sus esfuerzos en el diseño, el desarrollo, la validación y la implantación de soluciones a los problemas del entorno operativo.

En el marco de unas jornadas en las que han participado responsables pertenecientes a los tres ejércitos y donde se han abordado los retos y cambios a los que se enfrentan las FAS bajo ese mismo epígrafe de “Entorno Operativo 2035”, el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), general de ejército Fernando Alejandre, ha señalado la importancia de este tipo de estudios a la hora de “evitar sorpresas estratégicas y contribuir a las difusión de la Conciencia de Seguridad y Defensa”, reivindicando a su vez el papel fundamental que tienen en el proceso de Planeamiento de la Defensa.

También ha querido destacar las características más interesantes incluidas en el documento: “Límites difusos entre enemigos, amigos y neutrales; también entre países y organizaciones involucradas; una inevitable presencia de la población civil en las zonas de operaciones interactuando con nuestras fuerzas y, con ella, una cierta prevalencia de las operaciones y el combate urbano; y un componente tecnológico importante que nos obliga a mantener la ventaja sobre los adversarios, pero también la paridad con nuestros aliados”.

Y los cinco elementos fundamentales en los que se basan las operaciones en este tipo de escenarios:

Un sistema de “Mando y Control ágil” en la que el volumen de información y la velocidad a la que cambia, demandarán organizaciones y sistemas más potentes, así como un adiestramiento avanzado para el personal al frente de los mismos.

La complejidad de los retos, las amenazas y los riesgos futuros exigirán la cooperación integrada con multitud de agencias y organismos nacionales e internacionales, lo cual se traduce en unas “alianzas fuertes” y una elevada interoperabilidad.

Dicha complejidad llevará aparejad una necesidad formación continua y adiestramiento constante que permita mantener la adaptabilidad de los efectivos, dando como resultado “hombres y mujeres con conocimiento y experiencia” específicos.

La incapacidad de llevar a cabo una instrucción real que permita hacer frente a la totalidad de las amenazas que puedan surgir, obligará a desarrollar un “nuevo concepto de adiestramiento y experimentación”.

Por último hacer frente a las pérdidas de todo tipo, bajas, materiales, problemas legales o de opinión pública, requerirá de una especial “resiliencia o capacidad de recuperación”.

Dentro del capítulo que contempla la “Necesidad de cambio en las FAS para su adaptación al EO 2035”, uno de los apartados a los que se dedica especial atención es aquel que defiende la potenciación de diferentes áreas tecnológicas emergentes, entre ellas: la biología, la biotecnología o la medicina; la robótica, la inteligencia artificial y el aumento de las capacidades humanas; las telecomunicaciones y la ciencia cognitiva; la nanotecnología o los materiales avanzados; y la energía.

Hay que tener en cuenta que la superioridad tecnológica imperante hasta el momento está en peligro y pronto esas mismas tecnologías en las que se basa estarán al alcance de otros actores. Es por ello que siguiendo la iniciativa de las principales potencias en esta materia, aunque salvando las distancias en cuanto a recursos se refiere, las FAS españolas tienen presente en su horizonte la adaptación de nuevas tecnologías disruptivas que permitan mantener esa superioridad frente a cualquier competidor, lo que en EE.UU. denominan Third Offset Strategy (Tercera Estrategia de Reacción).

Uno de esos sectores, a los que directamente señala el documento, es el de la robótica y los sistemas pilotados de forma remota, donde el próximo desafío será construir sistemas totalmente autónomos que puedan interoperar con los seres humanos de forma natural. De ahí la tendencia a dotar a dichos sistemas de una mayor inteligencia y autonomía.

Sin embargo, los avances en este sector no están exentos de controversias y uno de los temas candentes es precisamente el grado de autonomía que deben tener los robots con capacidades letales (LAR) y el resto de sistemas, en la medida en que uno de los mayores peligros futuros es precisamente que dicha inteligencia artificial pueda ser corrompida por medio de ciberataques y que esas ventajas tecnológicas se vuelvan en contra de aquellos que las han desarrollado.


Analista especializado en el entorno de la información y Defensa.

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