Kiev ha sido, esta madrugada, objeto de un ataque aéreo ruso con drones, misiles de crucero y balísticos en lo que un oficial militar ucraniano ha descrito como un ataque “excepcional” y que ha involucrado la mayor cantidad de misiles lanzados por Moscú en el menor tiempo y desde diferentes direcciones. Las alertas de ataques aéreos han sonado en toda Ucrania cuando al dar comienzo el ataque ruso.
“Ha sido excepcional en su densidad: el número máximo de misiles de ataque en el período de tiempo más corto”, ha dicho Serhiy Popko, jefe de la administración militar de la ciudad de Kiev, en comentarios publicados en la aplicación de mensajería Telegram. El ataque aéreo ha sido el octavo en la capital en lo que va de mes.
El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Valerii Zaluzhnyi, ha informado más tarde que las fuerzas ucranianas han derribado 18 misiles rusos de varios tipos lanzados en un ataque concentrado.
Rusia lanzó seis misiles balísticos Kinzhal desde aeronaves, nueve misiles de crucero Kalibr desde barcos en el Mar Negro y tres misiles terrestres Iskander, según afirma Zaluzhnyi. La Fuerza Aérea de Ucrania también ha derribado seis drones Shahed de fabricación iraní y tres drones de reconocimiento.
Por otra parte, las discusiones en cuanto a una posible adhesión de Ucrania a la OTAN se han intensificado semanas antes de que el presidente Biden y otros líderes de la Alianza se reúnan para consolidar los planes con el objetivo de fortalecer las defensas de la alianza contra Rusia.
En este sentido, las naciones de la OTAN están enfrascadas en negociaciones para determinar los próximos pasos en el camino de Ucrania para unirse a la alianza occidental, mientras se debate sobre la rapidez con la que Kiev debe quedar bajo la protección de la OTAN en un momento de tan elevada hostilidad con Rusia.
Estas discusiones se han intensificado en las semanas previas a que los líderes de la OTAN se reúnan en Lituania para debatir sobre las defensas de los países aliados tras décadas de relativa estabilidad en Europa antes de la invasión de Ucrania del pasado año. Funcionarios de la Alianza han afirmado que existe el consenso entre los 31 miembros de que, a pesar de su apoyo a Kiev, la OTAN no invitará formalmente a Ucrania a unirse a ellos en la próxima reunión de julio.
El presidente ruso, Vladimir Putin, se ha referido durante mucho tiempo a la inclusión de la OTAN de los ex estados soviéticos, que ha ocurrido de manera progresiva desde el final de la Guerra Fría, como una “amenaza para la seguridad de Rusia”.
Tuuli Duneton, funcionario del Ministerio de Defensa de Estonia, ha señalado que la cumbre de Vilna ofrece la oportunidad de enviar un fuerte mensaje a Ucrania: “Después de todo el sufrimiento que han soportado, su lugar pertenece a la OTAN, y son más que bienvenidos a unirse”. Los países bálticos han propuesto que la OTAN, más allá de reiterar las propuestas hechas en 2008 de que Ucrania ingresaría en un plazo indeterminado, proponga a Ucrania una invitación formal para su ingreso en la OTAN o inicie un proceso para establecer un marco de tiempo y condiciones específicas para la adhesión de Ucrania.
El ministro de Relaciones Exteriores, Jan Lipavsky, de la República Checa ha manifestado que su “lista de deseos” para Vilna incluye “brindar un camino más significativo” para que Ucrania ingrese a la OTAN. Lo que se está discutiendo antes de la cumbre, dijo, es “el nivel de voluntad política” sobre cómo de rápido se debe proceder.
Los países que apoyan una actuación más rápida argumentan que condicionar la adhesión a la capacidad de Ucrania para repeler la invasión rusa a gran escala, supone en la práctica conceder a Putin un derecho de veto, que no es el mensaje que la OTAN desea transmitir.
Desde Estados Unidos afirman que la administración Biden prefiere que las naciones de la OTAN den prioridad a proporcionar a Ucrania un apoyo continuado en el campo de batalla mientras se prepara para una contraofensiva largamente esperada. Consideran que la adhesión y las posibles garantías de seguridad son cuestiones que deben abordarse como parte de una eventual solución a la guerra.
Mientras, la OTAN ha llevado a cabo su mayor entrenamiento antisubmarino en el Atlántico Norte, concretamente en las aguas de Noruega, Islandia y las Islas Feroe. Organizado por Islandia, el ejercicio Dynamic Mongoose de 11 días ha tenido como objetivo “rastrear y destruir las amenazas que acechan debajo de la superficie terrestre”.
En las maniobras han participado 15 buques de superficie de 10 miembros de la OTAN y siete aviones de patrulla marítima de apoyo. Las misiones se han centrado en la interceptación de tres submarinos que han simulado el equipo “adversario” del ejercicio. Las habilidades y la experiencia perfeccionadas durante el entrenamiento antisubmarino se emplearán en futuras operaciones de primera línea y ejercicios relacionados.
“Poder aportar esta experiencia y conocimiento a la mesa para apoyar a nuestros aliados de la OTAN es beneficioso para todos, ya que aprendemos lecciones valiosas a través del trabajo con nuestros homólogos aliados”, ha explicado el suboficial jefe de la Royal Navy Underwater Warfare, Chris Griffiths .
Durante el evento, la Royal Navy ha aprovechado las soluciones de sonda avanzadas del HMS Northumberland. La fragata Tipo 23 se ha desplegado junto con el Escuadrón Aéreo Naval 814 del servicio, que se especializa en operar helicópteros cazadores de submarinos Merlin.
“Es fantástico trabajar junto a nuestros aliados de la OTAN como parte del principal ejercicio de guerra antisubmarina de la alianza”, ha declarado el comandante del HMS Northumberland, Will Edwards-Bannon. “La caza de submarinos es un deporte de equipo y Dynamic Mongoose es una oportunidad invaluable no solo para entrenar como una unidad individual, sino también para compartir experiencia en toda la alianza, desarrollando nuestra defensa colectiva en el espacio de batalla submarino”.
El petrolero británico Tideforce también ha estado presente en el ejercicio y ha completado varios reabastecimientos para el grupo de trabajo aliado. “Participar en un gran ejercicio de la OTAN ha sido una adición bienvenida a la apretada agenda de Tideforce”, ha dicho el capitán Chris Clarke, comandante de Tideforce. “Operar en el Atlántico Norte, tanto para barcos como para cualquier escuadrón embarcado, es siempre un entorno difícil; necesitas exponerte a sus desafíos si quieres estar seguro de tus capacidades cuando sea necesario”.
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