El G7 ha calificado como «crimen de guerra abominable» los ataques con misiles rusos en un centro comercial lleno de gente que ha acabado con la vida de al menos a 18 personas, mientras que 59 han resultado heridas, en la ciudad ucraniana de Kremenchuk. Los líderes, reunidos en Alemania, han prometido que el presidente ruso, Vladimir Putin, y los responsables del ataque rendirán cuentas.
Ucrania ha acusado a Rusia de atacar de forma deliberada a civiles, y el presidente, Volodímir Zelenski, lo ha calificado como “uno de los actos terroristas más descarados en la historia europea” en un vídeo publicado en redes sociales. “Una ciudad pacífica, un centro comercial: mujeres, niños, civiles comunes adentro”, dice Zelenski, quien también compartía un vídeo del centro comercial envuelto en llamas.
El comando de la fuerza aérea de Ucrania afirma que el centro comercial ha sido alcanzado por dos misiles X-22 de largo alcance disparados desde bombarderos Tu-22M3 que volaban desde el aeródromo de Shaykovka, en la región rusa de Kaluga.
El embajador adjunto de Rusia ante las Naciones Unidas, Dmitry Polyanskiy, ha señalado en redes sociales, sin citar pruebas, que el ataque ha sido consecuencia de una “provocación ucraniana”. “Exactamente lo que necesita el régimen de Kiev para mantener el foco de atención en Ucrania antes de la Cumbre de la OTAN”, ha manifestado, refiriéndose a la reunión de la alianza en Madrid que da comienzo hoy.
A un día del inicio de la cumbre de la OTAN en Madrid, el secretario general de la alianza, Jens Stoltenberg, había anunciado un aumento significativo del número de fuerzas de alta disponibilidad a más de 300.000: «Transformaremos la fuerza de respuesta de la OTAN y aumentaremos el número de nuestras fuerzas de alta disponibilidad a más de 300.000», ha informado a los periodistas antes de la cumbre en Madrid a finales de esta semana.
La fuerza de reacción rápida de la OTAN, la fuerza de respuesta de la alianza, cuenta hasta ahora con unos 40.000 soldados. Durante esta cumbre se espera que la OTAN cambie oficialmente su estrategia respecto a Rusia, ya que en la Cumbre de Lisboa de 2010, en el que la alianza se preparaba para afrontar los nuevos retos globales del siglo XXI, todavía se veía a Moscú como un socio estratégico.
“Ese no será el caso en el concepto estratégico que acordaremos en Madrid”, ha dicho Stoltenberg. “Espero que los aliados declaren claramente que Rusia representa una amenaza directa para nuestra seguridad, para nuestros valores, para el orden internacional basado en reglas”, ha añadido.
De momento, las naciones occidentales han prometido esta semana su apoyo inquebrantable a Ucrania en la guerra con Rusia, incluidas más sanciones a Moscú y sistemas de defensa aérea, mientras que las fuerzas rusas se acercan a la última gran ciudad aún en poder de las tropas ucranianas, en la provincia oriental de Lugansk.
Al mismo tiempo, los líderes del G7 han prometido apoyar a Ucrania “durante el tiempo que sea necesario” en su reunión de ayer en Alemania, manteniendo las sanciones contra Moscú e intensificando la presión económica y política internacional sobre Putin y su aliada Bielorrusia.
El anuncio se producía después de que Zelenski, al dirigirse a los líderes del G7 solicitara el envío de más armas y defensa aérea para poder plantar cara en la guerra contra Rusia. Estados Unidos ha señalado que se encuentra preparando un nuevo paquete de armas para Ucrania que incluiría los deseados sistemas de defensa aérea de largo alcance, armas que Zelenski ya ha solicitado de forma reiterada.
Durante la cumbre del G7, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha enfatizado la necesidad de unidad en medio de la preocupación por supuestas opiniones divergentes en las capitales europeas en relación a la mejor manera de manejar la situación de Ucrania. “Putin ha estado contando desde el principio con que de alguna manera la OTAN y el G7 se dividirían. Pero no lo hemos hecho y no lo haremos”, ha advertido Biden.
A pesar del impulso de sus aliados, Ucrania atraviesa momentos difíciles en el frente de batalla tras la pérdida de la ciudad de Severodonetsk durante los últimos días, después de semanas de bombardeos y enfrentamientos callejeros.
La artillería rusa ha centrado ahora su ataque en Lisichansk, justo al otro lado del río Síverski Donets, desde la ahora ciudad en ruinas Severodonetsk. El gobernador de la provincia de Lugansk, Serhiy Gaidai, ha señalado que Lisichansk está sufriendo daños «catastróficos», y ha instado a los civiles a evacuar con urgencia. Desde el Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Ucrania han advertido que las fuerzas rusas están tratando de aislar a Lisichansk del sur, y han señalado que aviones de guerra rusos también han atacado cerca de la ciudad.
Lugansk y la provincia vecina de Donetsk conforman la región oriental de Donbás, el corazón industrial de Ucrania. Donbás se convirtió en el objetivo principal para el Kremlin después de que las tropas rusas no lograran tomar la capital durante las primeras etapas de la guerra, que ahora está en su quinto mes.
Las fuerzas rusas también controlan una franja de territorio en el sur, incluida la ciudad portuaria de Mariúpol, que cayó después de un largo asedio que la dejó en ruinas, y el domingo, misiles rusos alcanzaron Kiev por primera vez en semanas.
Mientras, Putin, ha anunciado que Rusia proporcionará a Bielorrusia sistemas de misiles balísticos de corto alcance, Iskander-M con capacidad nuclear. En una reunión en San Petersburgo, Putin comunicó la concesión junto con el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, que ha estrechado sus lazos con Moscú después de que Putin le brindara su ayuda para sofocar la inestabilidad interna del país.
Rusia y Bielorrusia se han acercado cada vez más desde que las tropas rusas se desplegaron en la ex república soviética antes de que comenzara la guerra con Ucrania. Más tarde, las fuerzas rusas utilizaron Bielorrusia para iniciar la invasión y para lanzar ataques con misiles contra el país. Desde Occidente, los temores de que Bielorrusia pudiera implicarse de forma directa en el conflicto han sido constantes, teniendo en cuenta que Rusia podría abrir otro flanco en la parte noreste de Ucrania. Esto podría seguir siendo una posibilidad, especialmente considerando la noticia de que Rusia podría armar al país con armas nucleares.
También vale la pena señalar que los misiles Iskander rusos formaron parte de la fase de preparación de la guerra en Ucrania, que duró meses, y que han permanecido en Bielorrusia al menos desde enero, siendo disparados hacia Ucrania desde allí. Los expertos señalan que es muy posible que los misiles “bielorrusos” puedan tratarse más bien de unidades rusas, posiblemente equipadas con ojivas nucleares lanzadas a través de las fronteras de la OTAN hacia los vecinos Polonia, Lituania y Letonia, y más allá hacia Estonia, Hungría, Eslovenia y la República Checa. El despliegue de armas nucleares de Putin en Bielorrusia solo aumentaría aún más las ya altas tensiones en el Báltico.
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