Las tensiones en la frontera polaco-bielorrusa continúan. Un destacamento de fuerzas de operaciones especiales rusas se encuentra desplegado en Bielorrusa, algo que los líderes occidentales han calificado como una provocación.
Según fuentes especializadas, este despliegue de tropas rusas en la frontera norte de Bielorrusa corresponde a una táctica de “reconocimiento” para comprobar cómo las oleadas de inmigrantes que llegan a la zona ponen a prueba las capacidades de respuesta de los países de la OTAN.
Desde las Fuerzas Armadas de Estados Unidos han informado acerca de no saber con claridad si dichas tropas procedían de Bielorrusia o de su país aliado, mientras altos funcionarios de Letonia han afirmado que los despliegues rusos forman parte de reconocimientos al territorio y sus capacidades o de alguna forma de distracción.
Los dos antiguos ejércitos soviéticos han trabajado con una mayor interoperabilidad en los últimos años a medida que el presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko, se ha visto cada vez más ligado a Putin y al control de este sobre el gobierno de su propio país. El pasado viernes Rusia informó sobre el despliegue de fuerzas rusas en el noroeste de Bielorrusia para la realización de ejercicios de práctica, además informó sobre la muerte de dos paracaidistas que al parecer chocaron durante la caída.
Durante las últimas semanas los países miembros de la OTAN y la Unión Europea han acusado duramente al gobierno de Lukashenko de fomentar el tránsito de migrantes y refugiados de Oriente Medio a su frontera norte con Polonia. Muchos creen que la crisis, respaldada por Rusia, es una represalia por las sanciones impuestas por la Unión Europea y contra el líder bielorruso, cuya reelección de su sexto mandato el pasado mes de septiembre ha sido calificada como una posible manipulación electoral.
Paralelamente, la preocupación en los países occidentales por el notable aumento de fuerzas y equipos militares rusos en su frontera con Ucrania no ha hecho más que aumentar. No en vano Rusia continúa apoyando a los rebeldes separatistas en lo que se ha convertido en una guerra de una magnitud menor, pero que perdura ya siete años.
Todos estos movimientos parecen representar el primer gran desafío de la administración de Biden, que ha intentado restablecer relaciones con Rusia. Asimismo, tras la creciente preocupación de Estados Unidos sobre la forma en la que Rusia ha intentando instrumentalizar el tránsito y comercio de gas de Europa, muchos creen que las potencias occidentales se encuentran ahora en una posición vulnerable. Desde Washington también han acusado a Rusia de llevar a cabo pruebas de misiles antisatélite. Según advirtieron autoridades estadounidenses estas pruebas podrían dañar de forma importante la Estación Espacial Internacional y a los astronautas a bordo. Los Ministerios de Asuntos Exteriores de Rusia y Bielorrusia todavía no han respondido a ninguna de estas cuestiones.
A pesar de ello, el Kremlin sí ha afirmado en repetidas ocasiones que cualquier movimiento militar dentro de sus fronteras es un asunto exclusivamente interno y ha negado cualquier acusación. De momento el Pentágono ha evitado catalogar la creciente presencia militar rusa cerca de Ucrania y ha pedido a Moscú que explique sus acciones. Jen Stolbenberg, secretario general de la OTAN, se refirió a la cuestión como una “manifestación inusual de fuerza militar”, y agregó: “sabemos que Rusia está dispuesta a llevar a cabo este tipo de maniobras militares antes de iniciar acciones agresivas contra Ucrania”.
El pulso de Putin no parece finalizar a corto plazo, y esta semana ha firmado un decreto en el que afirma que Rusia puede necesitar intervenir en el territorio disputado en el este de Ucrania por motivos humanitarios. Un argumento que Moscú ha empleado en más ocasiones para justificar su intervención en otros países.
Según el acuerdo, la presencia rusa estaría destinada a “prestar apoyo humanitario a la población de ciertas zonas de las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk, además de tratar de evitar un mayor deterioro del nivel de vida ucraniana en mitad del actual bloqueo económico, así como frenar el avance del COVID”. No obstante no ha quedado claro si Rusia dispondrá de fuerzas militares o paramilitares para llevar a cabo esta misión supuestamente humanitaria. Ante las preocupaciones occidentales, Ucrania ha interpretado estas acciones rusas como una amenaza para su soberanía.
El boletín oficial del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, señaló que “teniendo en cuenta los eventos en la frontera polaca-bielorrusa, el Consejo Nacional de Seguridad y Defensa ha decidido reforzar la presencia del Servicio Estatal de Fronteras en la frontera entre ambos países”, y añadía: “la crisis migratoria en la frontera causada por las acciones de las autoridades bielorrusas es un reto humanitario y de seguridad tanto para la Unión Europea como para la región”.
Desde el Pentágono no han querido señalar si este conjunto de acciones rusas podrían estar relacionadas. “No estamos observando vínculos específicos entre todas estas operaciones”, manifestó el portavoz John Kirby. Aunque sí ha reiterado la preocupación de Estados Unidos por la situación en la frontera de Ucrania: “no está claro cuáles son las intenciones rusas. No queremos que ninguna acción desestabilice aún más esta región, por ello instamos a Rusia a que aclare sus intenciones”. Lloyd Austin, Secretario de Defensa, manifestó en una reciente visita a Europa que el apoyo de Estados Unidos a la integridad territorial de Ucrania es “inquebrantable”.
Los máximos responsables de Defensa y Asuntos Exteriores de Francia se han reunido con sus homólogos rusos y han expuesto la preocupación por la presencia de tropas cerca de la frontera con Ucrania y la crisis migratoria, calificándola de “irresponsable e inaceptable”. Los medios franceses no han informado sobre si los funcionarios rusos han ofrecido explicaciones más precisas.
A pesar de las intenciones poco claras acerca de las acciones rusas, quienes han operado en la región señalan que Putin parece estar preparándose para iniciar nuevas formas de desestabilizar Occidente.
“No es casualidad. Creo que la concentración de inmigrantes y la escalada militar a lo largo de la frontera de Bielorrusia con Polonia, Lituania y Letonia está conectado con las actividades rusas en Ucrania”, ha señalado Ben Hodges, ex comandante del Ejército de Estados Unidos en Europa y actual analista del grupo de expertos del Centro de Análisis de Políticas Europeas.
Además ha descrito las últimas acciones de Moscú como “la clásica guerra rusa: el empleo de todo tipo de herramientas, amenazas, lenguaje, desinformación, inmigración…”. El control del comercio del gas con Europa también sirve como arma para el Kremlin según Hodges, todo con la intención de “desestabilizara a la Unión Europea y presentar a Ucrania ante Occidente como un estado fallido”. Igualmente Putin también parecería interesado en perturbar a Alemania en la transición de su gobierno tras el mandato de la canciller saliente, Angela Merkel, que no se ha presentado a las elecciones de este año.
A pesar de las preocupaciones de Occidente, esta no es la primera vez que Rusia ha intentado utilizar a la población más vulnerable para su beneficio. Moscú desplegó fuerzas mercenarias en Libia durante 2019, lo que en su momento fue considerado como un intento de amenazar y desestabilizar a la Unión Europea.
Medios estadounidenses informaron que los líderes de Estados Unidos han mantenido conversaciones con sus aliados europeos para sopesar las posibles respuestas contra Rusia en caso de que optara por intensificar el conflicto en Ucrania o iniciar otro movimiento de provocación similar. Aunque parece que todavía no se ha llegado a un acuerdo sobre qué maniobras se llevarían a cabo.
Sin embargo algunos países sí han emprendido acciones en respuesta a estas preocupaciones: Letonia ha anunciado que ha desplegado más de 3000 soldados con la intención de realizar un ejercicio militar en su frontera con Bielorrusia. “No podemos descartar que parte de estos grupos de migrantes pretendan desplazarse más al norte y llegar a nuestra frontera”, declaró el Ministro de Defensa letón, Artis Pakbriks.
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