Según ha informado la oficina presidencial de Corea del Sur, Rusia ha manifestado su “profundo pesar” por el hecho de que uno de sus aviones militares irrumpiera de manera accidental en el espacio aéreo surcoreano a lo largo del día de ayer, en lo que ha sido el primer incidente de estas características que ha involucrado a ambos países en las últimas décadas.

La “disculpa” llega apenas 24 horas después de que Seúl afirmase que sus aviones habían realizado cientos de disparos de advertencia, hasta un total de 360 según las autoridades surcoreanas, contra la aeronave rusa una vez detectada la violación de su espacio aéreo. En estos primeros momentos la reacción rusa tampoco se hizo esperar y desde Moscú se negaban categóricamente que el incidente tuviera lugar en territorio surcoreano, asegurando que los hechos ocurrieron sobre aguas neutrales del mar de Japón.

Sin embargo, finalmente parece que los hechos han sido confirmados por las autoridades rusas, al reconocer que una aeronave de alerta temprana y control aerotransportado A-50 rebasó hasta en dos ocasiones la zona de defensa aérea surcoreana. Rusia parece haber admitido finalmente que el incidente ha sido un error no intencionado, ocurrido en el marco de unos simulacros aéreos conjuntos que se encuentra desarrollando con china y que “su Ministerio de Defensa tomara las medidas necesarias e iniciará de inmediato una investigación” afirma el portavoz de la oficina presidencial de Corea del Sur, Yoon Do-Han.

Por el momento esta información no ha sido confirmada por autoridades rusas y de forma paralela el ministerio de defensa chino también ha negado que cualquiera de las aeronaves hubiera invadido el espacio aéreo de ningún estado.

¿Qué sabemos del incidente?

Supuestamente la incursión se produjo en las proximidades de las disputadas islas Dokdo y Takeshima, ocupadas actualmente por Corea del Sur pero sobre las que también pesa una reclamación de soberanía por parte de Japón.

De ahí que Japón haya aprovechado el incidente para elevar una protesta contra Rusia y Corea del Sur respectivamente, alegando que se ha violado su espacio aéreo atendiendo a dichas reclamaciones de soberanía sobre las islas. La respuesta surcoreana a la supuesta intrusión también ha sido objeto de crítica nipona y el propio secretario jefe del gabinete japonés ha manifestado que “en vista de la postura de Japón con respecto a la soberanía sobre Takeshima, el hecho de que el avión militar surcoreano haya realizado disparos de advertencia es totalmente inaceptable y extremadamente lamentable».

Las fuerzas armadas surcoreanas aseguran que, un total de tres aeronaves militares rusas y dos chinas irrumpieron en la Zona de Identificación de Defensa Aérea surcoreana el pasado martes. Paralelamente, también un avión de combate ruso (A-50), se adentró hasta en dos ocasiones en el espacio aéreo coreano antes de retirarse.

Según fuentes surcoreanas en un primer momento se dispararon bengalas y a continuación disparos de advertencia. Adicionalmente se desplegaron cazas F-15 y F-16 con el fin de interceptarlo.

Rusia + China = Pesadilla Americana

Este incidente “oculta” un poderoso mensaje con múltiples destinatarios y constituye una señal inequívoca del auge en las relaciones militares entre Moscú y Pekín. A pesar de que todavía no se puede hablar de alianzas formales, los ejercicios que desarrollan de manera conjunta tienen cada vez mayor envergadura y sofisticación técnica.

Adicionalmente, la realización de estos ejercicios de “patrulla aérea conjunta” esconde otra realidad. Esta vez la referida al estrechamiento de unas relaciones económicas y diplomáticas cada vez más sólidas, no carentes de tensiones, pero reforzadas por una visión similar del panorama mundial, por una hostilidad manifiesta contra la democracia liberal occidental y el deseo de plantear un modelo alternativo.

Los analistas señalan además el desafío que supone esta relación para la estrategia estadounidense, especialmente atendiendo a la peligrosa combinación que puede darse de la creciente prosperidad china y el debilitamiento consciente que experimenta Rusia.