En la semana 32 de la guerra, los avances en el este y el sur demuestran que Kiev mantiene su impulso de la contraofensiva, mientras que Moscú retira las fuerzas de Crimea. La movilización rusa de más de 200.000 reclutas parece no haber tenido un gran impacto, ya que las fuerzas ucranianas continúan recuperando más territorio en el este y el sur del país.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha formalizado esta semana la anexión de cuatro regiones ucranianas a pesar de los importantes cambios en el campo de batalla en los últimos días que reducen la cantidad de territorio ocupado controlado por Moscú.
La acción de Rusia ha escalado la tensión de la guerra, que ya va por su séptimo mes, con dicha campaña de anexión; una movilización militar y de advertencias de un posible recurso a las armas nucleares para proteger todo su territorio. Ahora, Putin ha firmado una ley que incorpora formalmente a Rusia las cuatro regiones, que representan alrededor del 18% del territorio ucraniano, según han informado agencias estatales de noticias. La firma del líder ruso ha sido la etapa final del proceso legislativo; las dos cámaras del parlamento ruso ya han ratificado el plan.
Kiev y sus aliados occidentales señalan que el intento de anexión de Rusia es una apropiación ilegal de tierras y que esta ley rusa nunca será reconocida. Además, Ucrania ha manifestado que su ejército conseguirá recuperar todo territorio ocupado por las fuerzas rusas.
Asimismo, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha informado que su ejército ha logrado importantes y rápidos avances contra las fuerzas rusas en los últimos días, recuperando docenas de ciudades en regiones del sur y del este que Rusia ha declarado como anexadas: «solo esta semana, desde el pseudo-referéndum ruso, se han liberado docenas de poblaciones. Estos se encuentran en las regiones de Jersón, Járkov, Lugansk y Donetsk».
Zelenskiy ha informado de ocho pequeños pueblos en Jersón que habrían sido recuperados recientemente. Rusia no controla por completo ninguna de las cuatro regiones reclamadas (Donetsk y Lugansk en el este de Ucrania y Zaporiyia y Jersón en el sur), y desde el Kremlin han manifestado que todavía deben determinar las fronteras finales del territorio anexado.
Andriy Yermak, jefe de la oficina de Zelenski, ha reiterado la posición de Ucrania sobre la anexión. Refiriéndose en redes sociales, lo que ha calificado como un «manicomio colectivo», y ha añadido que «las decisiones sin valor de un país terrorista no valen el papel en el que están firmadas».
Las fuerzas rusas en las regiones de Donetsk y Jersón, que se han visto obligadas a retirarse en los últimos días, se han atrincherado en nuevas posiciones donde esperan detener el avance ucraniano. El movimiento ruso para anexar dichas regiones después de la celebración de referéndums durante varios días a finales del pasado mes de septiembre, ha sido calificado tanto por los gobiernos occidentales y de Kiev como ilegal y coercitivo.
Un video publicado esta semana por el Ministerio de Defensa de Ucrania parecía mostrar la bandera ucraniana izada sobre una de esas comunidades, Davydiv Brid, en Jersón. Los mapas del Ministerio de Defensa ruso, publicados también esta semana, parecían mostrar rápidas retiradas de las fuerzas rusas de áreas en el este y sur de Ucrania, donde han estado bajo una fuerte presión por la contraofensiva ucraniana.
En el este, las fuerzas ucranianas han estado expandiendo la contraofensiva tras hacerse con el principal bastión ruso en el norte de Donetsk, la ciudad de Lyman. «En algunas áreas de la línea del frente fue posible extender el área que tenemos entre 10 y 20 kilómetros», han señalado desde el Comando Operativo Sur de las Fuerzas Armadas de Ucrania (UAF).
Las fuerzas rusas han estado deshaciéndose sus reservas de municiones e intentando derribar puentes y cruces para frenar el avance ucraniano, según han señalado también desde la UAF en su informe diario. En Jersón, las fuerzas rusas en retirada han colocado minas en «instalaciones de infraestructura» y en hogares, señalan. Además, en las últimas 24 horas, Rusia ha perdido 31 militares, más de 40 equipos, incluidos ocho tanques, 26 vehículos blindados y un obús de gran calibre.
En este sentido, desde el Kremlin señalan que no existe ninguna contradicción entre la anexión de territorios ucranianos a Rusia y las retiradas militares, y advierten de que Moscú seguirá adelante con los planes para anexar las cuatro regiones ucranianas. “Estarán con Rusia para siempre” ha manifestado a los periodistas el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.
Moscú espera que la «movilización parcial», que anunció hace dos semanas, pueda ayudar a revertir la serie de reveses en el campo de batalla, y algunos funcionarios han manifestado su intención de recuperar el territorio “cedido” a Ucrania. El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, ha informado a medios de comunicación que Rusia ha convocado hasta el momento a más de 200.000 reservistas de los 300.000 hombres previstos. Sin embargo, muchos hombres rusos huyeron del país tras el comunicado de la movilización rusa para escapar de este reclutamiento y evitar así ir a la guerra en Ucrania.
En un nuevo impulso para Ucrania, Estados Unidos ha informado sobre un paquete de 625 millones de dólares en armamento, incluidos los Sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad (HIMARS), en un movimiento que, según Rusia, corre el riesgo de intensificar la guerra. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha hablado esta semana con su homólogo ucraniano, mientras Ucrania continúa una ofensiva en el sur y el este del país para liberar las áreas ocupadas por Rusia.
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