Por G.B. D. Agustín Alcázar Segura (R).
Las Compañías del Mar de Ceuta y Melilla (1)
El día 16 de este mes de Julio se conmemora la festividad de la Virgen del Carmen, patrona de nuestra Marina de Guerra, razón por la cual aprovecho la ocasión para rendir homenaje a dos humildes, pero a su vez condecoradas, unidades de nuestro Ejército de Tierra, las Compañías de Mar de Ceuta y Melilla, que también la tienen por Patrona.
El 8 de Septiembre de 1825, se produjo el tan ansiado Desembarco de Alhucemas que supuso el principio del fin del largo conflicto de Marruecos, que iniciado en 1909, aún se prolongaría hasta 1927.
En dicho desembarco intervinieron 18.000 hombres apoyados por 31 barcos de guerra, 8 buques auxiliares, 25 mercantes de transporte e innumerable cantidad de lanchones y barcazas de desembarco. Con ellos, además, una división de la marina francesa, fruto de los recientes acuerdos políticos entre ambas Naciones.
Como es natural, los hombres de las Compañías de Mar de Ceuta Melilla no faltaron a la cita con todo su material flotante y dejaron allí ejemplar constancia de su buen hacer y tradicional heroísmo.
Como reconocimiento a la actuación de ambas Compañías de Mar, el Ministerio de Marina elevó su propuesta para la concesión de la Medalla Militar Naval, con carácter colectivo, a todos sus componentes e, individual al banderín de dichas Unidades.
Su Majestad, el Rey Alfonso XIII, por R.O. de 31 de Julio de 1926, (D.O. n° 72), aprobó dicha concesión.
Amén de la condecoración recibida por el extraordinario comportamiento colectivo demostrado, es de resaltar el arrojo y valor personal del Cabo Ildefonso Mansilla que protagonizó la siguiente historia:
«El 8 de Septiembre de 1925, fecha del desembarco, a las 11,50 de la mañana, abordaban la playa de Isdain las primeras barcazas de desembarco y, entre el sinnúmero de motoras y remolques figuraban las de las Compañías de Mar de Ceuta, y Melilla, que, con el mismo heroísmo que el resto de las tropas de desembarco, lo llevaron a cabo, destacando hechos como el de un Cabo de la de Ceuta, Ildefonso Mansilla. El citado Cabo poseído de mayor entusiasmo bélico, saltó a tierra con un mosquetón gritando ¡Yo también soy legionario!, avanzando entre los primeros y logrando, con el Teniente Losada Pérez, apoderarse, después de rápida lucha, de una ametralladora y 3.000 disparos.
El Capitán Ramírez que mandaba la Compañía de legionarios, tuvo que imponerse para que el bravo marinero volviese a su barco, lo que hizo a viva fuerza, llevando un papel escrito con lápiz que decía: = Es un valiente, se lo asegura el Capitán Ramírez=. Este papel había de ser la base de merecida recompensa.»
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(1) Coronel D. JULIO CONTRERAS GÓMEZ. Ceuta y su Compañía de Mar.
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