Por G.B. D. Agustín Alcázar Segura (R)
Durante la Restauración borbónica se adscribe a la Guardia Civil y a los Carabineros al Ministerio de Guerra, «para los efectos de organización y disciplina», dándoles carácter militar mediante la Ley Adicional a la Constitutiva del Ejército el 19 de Julio de 1889, que desarrollaba y modificaba aspectos de la Ley Constitutiva del Ejército de 1878 y que era una concreción de las funciones de las Fuerzas Armadas a realizar tras la Constitución de 1876.
En 1902, por Real Orden Circular de 7 de Abril, se crea el germen de lo que posteriormente sería el Parque de Máquinas de Locomoción de la Guardia Civil, por representar la primera instauración del uso de vehículos para el servicio peculiar.
Al estallar la Guerra Civil en 1936, al igual que el resto de los españoles, se divide entre las fuerzas de uno y otro bando casi al 50%, si bien a partir de 1937 deja de existir en la zona republicana, pues por el Decreto de 30 de Agosto de 1936 se dispuso el cambio de denominación por el de «Guardia Nacional Republicana».
La contribución en vidas humanas fue muy alta: una estimación aproximada es la de 2.714 muertos (7,83% de la plantilla) y 4.117 heridos. En un muestreo realizado por el Servicio de Estudios Históricos del propio Cuerpo, un 83% aproximadamente de la cifra de muertos corresponde a Guardias Civiles que fueron leales a la República.
En la guerra, el papel de la Guardia Civil se limitó a combatir en Columnas y en las grandes unidades que fueron apareciendo y a realizar en retaguardia una labor meramente policial, salvo excepciones en las que el Cuerpo tuvo acciones de campaña rememoradas como heroicas por ambos bandos: Barcelona, el asedio del Alcázar en Toledo, Oviedo, cuartel de Tocina (Sevilla) y el asedio del Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza (Jaén), defendido heroicamente por el Capitán Cortés. Estas últimas cuatro acciones valieron otras tantas Cruces Laureadas de San Fernando a título colectivo.
Tras el fin de la Guerra Civil y ya bajo el régimen del General Franco, se produjo una reorganización total del Estado, y la Guardia Civil no fue ajena a la misma, llegando a comentar algunos historiadores la pretensión oficial de hacer desaparecer el Cuerpo, que no llegó a confirmarse al asegurar la permanencia del Instituto, en la Ley de 15 de Marzo de 1940. La citada Ley, además de confirmar la continuidad de la Guardia Civil como fuerza de orden público, unificaba el Real Cuerpo de Carabineros de Costas y Fronteras (fundado el 9 de Marzo de 1829 y organizado por el mariscal de campo José Ramón Rodil) con aquélla, encomendándole, además de las que poseía, las misiones de vigilancia de costas y fronteras y la represión del fraude y el contrabando.
Tras la unificación del Cuerpo de Carabineros con la Guardia Civil, se reconsideró redactar dos nuevos reglamentos, pues si bien los anteriores se complementaban, era necesario fundirlos en uno solo que recogiese los aspectos fundamentales de cada uno. Así, el 23 de Julio de 1942 se aprobó el Reglamento Militar, y el 14 de Mayo de 1943, el Reglamento para el Servicio, que, tras sufrir ligeras variaciones, son los que con los principios marcados por el duque de Ahumada señalan la pauta general del Cuerpo. En Septiembre de 1943, se creaban las academias de Úbeda y El Escorial, que perdurarán a través de los años.
Desde el fin de la Guerra Civil hasta 1952, el Cuerpo tuvo numerosos enfrentamiento (1.826) con los maquis.
En 1951 se crea el Servicio Cinológico (perros policía), que tan buen resultado da en la búsqueda de drogas y explosivos, así como en la localización de personas desaparecidas en catástrofes.
En 1959 se confía a la Guardia Civil la vigilancia y regulación del tráfico en las carreteras, creándose una Unidad especializada con el nombre de Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, sustituyendo en estas funciones a la Policía Armada y de Tráfico, que hasta entonces lo desempeñaba.
El 7 de Junio de 1968 es asesinado el Guardia Civil D. José Ángel Pardines Arcay, que se convierte en la primera víctima reivindicada de la banda terrorista ETA.
En 1969 se funda en Sevilla el Grupo de Escafandristas, que, posteriormente, y ya en 1981, se convertiría en el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas, unidad de élite en la función de rescate de desaparecidos y muertos, así como en la localización de pruebas para la investigación policial en el medio acuático.
En Enero de 1973 se crea el Servicio de Helicópteros, que se transformaría en 1981 en la Agrupación de Helicópteros, utilizada tanto en labores de Tráfico como en labores de Salvamento en Montaña, junto con la Unidad de Montaña, y en la regulación de contrabando de droga, operando conjuntamente, a partir de su puesta en marcha en 1992, con el Servicio Marítimo, además de funcionar con los planes de Protección Civil, a la hora de emergencias e incendios.
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