Por G.B. D. Agustín Alcázar Segura (R)

Las Naciones Unidas son una organización civil que no dispone ni de jerarquía militar ni de Estados Mayores para planear y conducir operaciones desde el punto de vista militar. Las OMP son controladas políticamente por el Consejo de Seguridad, a través del Secretario General, que  cuenta con el asesoramiento de expertos y del Comité Militar.

La creación de una OMP necesita el voto afirmativo de al menos nueve de los 15 miembros[1] del Conejo de Seguridad, aunque también la Asamblea General puede dar luz verde a su puesta en funcionamiento. En cualquier caso, es imprescindible que antes haya una petición formal de alguno de los miembros.

La formación, desarrollo y seguimiento de las mismas es responsabilidad del Secretario General que, normalmente, delega en un enviado especial denominado Representante Personal, o en el Comandante de la Fuerza, quienes tienen que informarle periódicamente de los progresos de la misión. El Secretario General, a su vez, informa cada seis meses al Consejo de Seguridad que es el órgano responsable de fijar las normas para sufragar su costo y decidir su prolongación en el tiempo.

Dado que los conflictos pueden adoptar muy diversas formas, cada OMP requiere un tratamiento y un enfoque específico acorde con la situación. Sin embargo, en general pueden diferenciarse claramente dos tipos teniendo en cuenta la composición de la Fuerza:

• Las misiones de Observación están formadas por observadores o enlaces militares profesionales de distintos países. Actúan desarmados y su misión es la de supervisar y observar de modo pasivo el cumplimiento del mandato.
• Las Fuerzas de Mantenimiento de la Paz (FMP), normalmente requieren el despliegue de unidades militares y pueden verse forzadas a actuar de forma más decisiva y como factor de disuasión.

Los efectivos asignados temporalmente a las Fuerzas de la ONU continúan perteneciendo al Ejército nacional correspondiente, pero pasan a ser automáticamente personal internacional dependiente de las Naciones Unidas, bajo cuyo único interés deben operar. Normalmente, la distribución de los principales puestos en los Estados Mayores o en los lugares estratégicamente importantes está en relación con el tamaño del contingente que aporta cada país.

Los cometidos que más frecuentemente desempeñan las Fuerzas de las Naciones Unidos son:

• Pacificación interna: La finalidad es terminar con la violencia por medios pacíficos y consecuentemente evitar la continuación de la misma, logrando la reducción de la tensión, el restablecimiento de la estabilidad y la creación de las condiciones necesarias para que pueda establecerse un acuerdo entre las partes.
• Interposición: Se trata de mantener las facciones militares separa­das dentro de un Estado o entre dos Estados mientras tienen lugar las negociaciones para un alto el fue­go o armisticio.
• Patrulla de Fronteras: La mayor parte de estas misiones van dirigidas a supervisar las situaciones de alto el fuego o cumplimiento de armisticios, aunque también pueden estar destinadas a evitar enfrentamientos en fronteras en disputa
• Supervisión o Verificación: El cometido es controlar el cumplimiento de acuerdos de reducción de armas y despliegue o retirada de tropas.

Los soldados de las Naciones Unidas van siempre vestidos con los uniformes de sus respectivos Ejércitos pero con el casco o la boina azules, y sus vehículos o medios de transporte están pintados totalmente de blanco con el nombre y la bandera de la Organización bien a la vista. El período de permanencia en operaciones de la ONU varía de acuerdo con la problemática de cada país.

En estas misiones la diplomacia y el tacto son muy importantes. Es muy frecuente que los miembros de estas fuerzas se encuentren en la incómoda posición de esperar a que abran fuego contra ellos antes de poder responder. Si no actuaran así, perderían el sustento moral que los abriga y pondrían en peligro el principio esencial de la ONU, la consecución de la meta a través de la negociación y no de la violencia.