Por D. Gerardo Infante Muluya.
Los primeros contactos entre las Naciones Unidas y España para la participación de nuestra nación en Operaciones de mantenimiento de la Paz, tuvieron lugar a principios del mes de Diciembre de 1988, al manifestar tanto el MPLA como UNITA su interés para que el Ejército Español formara parte del grupo de Observadores de la ONU que iba a controlar la completa retirada de las fuerzas cubanas de Angola.
Las negociaciones para la participación en UNAVEM se realizaron a la par que las de UNTAG (Grupo de Asistencia a la transición de Namibia), aunque esta última misión había comenzado a prepararse mucho antes (1).
Las dos operaciones, en Angola (UNAVEM) y en Namibia (UNTAG), estaban íntimamente ligadas, al exigir Sudáfrica la retirada total de las tropas cubanas de Angola, antes de conceder la independencia a la vecina Namibia. El secretario general de la ONU, en aquel momento el peruano Javier Pérez de Cuéllar, recibió el 17 de diciembre sendas cartas de los representantes permanentes de Cuba y Angola anunciándole que el 22 de ese mismo mes firmarían un acuerdo para la retirada de las fuerzas cubanas estacionadas en territorio angoleño, siguiendo un calendario aprobado por las dos partes y bajo la verificación de las Naciones Unidas.
Pérez de Cuéllar se movió rápido y tres días después, el 20, el Consejo de Seguridad aprobó la Resolución 626 (1988) por la que se creaba UNAVEM con la misión de «verificar el redespliegue hacia el Norte en una primera fase de las tropas cubanas y posteriormente la retirada total de dichas tropas de todo el territorio de la República Popular de Angola». El costo previsto era de 14,7 millones de dólares y la duración estimada de la misión, de 31 meses. Para julio de 1991 no debía quedar ningún soldado cubano en suelo angoleño.
La participación española en UNAVEM se materializó a raíz de una carta remitida por Pérez de Cuéllar el 23 de diciembre a la representación permanente de España ante la Organización. «El secretario General puede confirmar ahora —decía la comunicación— su petición al Gobierno de España de que proporcione un contingente de siete jefes y oficiales militares (…) para que presten servicio en UNAVEM».
El 3 de enero de 1989, a las 8,30 de la mañana, un avión de las líneas regulares portuguesas tomó tierra en el aeropuerto de Luanda. Minutos después, un Teniente Coronel, un Comandante y un Capitán del Ejército de Tierra español, pisaban suelo angoleño. Salvo el antecedente protagonizado entre 1966 y 1971, durante la guerra de Vietnam (2), cuando militares españoles prestaron ayuda sanitaria en el hospital provincial civil de Gon-Cong, al sur de Saigón, eran los primeros oficiales del Ejército español que salían al extranjero para participar en una misión de las Naciones Unidas.
En el aeropuerto de la capital angoleña fueron recibidos por el que a partir de ese momento sería su máximo jefe, el general brasileño Pericles Ferreira Gomes, comandante en jefe de UNAVEM. Los tres componían la avanzadilla del contingente español que semanas después se integró en la Operación.
(1) Sin embrago, el despliegue en Angola se aceleró y el de Namibia se llevó a cabo unos meses después.
(2) Juan del Río Martín. Observatorio CISDE. 13 de Febrero de 2013.
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