Por G.B. D. Agustín Alcázar Segura (R).
La posibilidad de realizar un nuevo asalto a la plaza de Gibraltar, el que pudo ser el décimo quinto intento, no nació como iniciativa española como parecería natural, sino en la Alemania del III Reich, como parte de una operación de más amplio espectro dirigida contra la Gran Bretaña, en el ámbito de la II Guerra Mundial.
Los alemanes no creían en el mito de la invulnerabilidad de Gibraltar y para conquistarla planearon una operación que, en principio se presentaba con muchas posibilidades de éxito, pero que fracasó en su mismo planteamiento político al no ser aceptada por España.
El Estado Mayor de la Wehrmacht (1) presentó a Hitler, en Agosto de 1940, el proyecto de la «Operación Steelöwe» para la conquista de las Islas Británicas. En este informe figuraba, entre otras operaciones complementarias, la toma de Gibraltar en colaboración con España e Italia. El Plan de Operaciones fue aprobado por el Führer con fecha 24 del mismo mes.
El 6 de Septiembre, Hitler manifestó que caso de abandonarse la idea de llevar a cabo la «Operación Steelöwe», no por eso se desistiría de la operación sobre Gibraltar, pues le interesaba, cuanto antes, despejar la situación en el Mediterráneo.
LA ENTREVISTA DE HENDAYA
Tuvo lugar en la estación de ferrocarril de esta localidad francesa el 23 de Octubre de 1940, donde el General Franco se entrevistó con Adolf Hitler.
La reunión se celebró en el coche-salón del tren alemán, asistiendo a ella únicamente Franco, Hitler, y sus ministros de Asuntos Exteriores, Von Ribbentrop (alemán) y Serrano Suñer (español). Como intérpretes participaron, por parte alemana Gross y por parte española el Barón de las Torres.
Adolf Hitler hizo una larga exposición sobre el nuevo orden europeo que resultaría de aquella guerra, en el que España tendría su lugar, si bien era necesario que participara de manera activa en ella; asimismo anunció la ejecución de una operación sobre Gibraltar denominada Operación “Félix”, para la cual había incluso previsto una fecha: 10 de Enero de 1941.
A continuación, Franco hizo también una larga exposición, en la que los detalles de la operación “Félix” fueron también discutidos, al tiempo que las peticiones planteadas por Franco para llevarla a cabo, que fueron:
- 400.000-700.000 toneladas de trigo.
- Todo el combustible que necesitara el ejército español.
- Todo el equipo del que careciese el ejército español.
- Artillería, aviones, y las tropas especiales para la conquista de Gibraltar.
Además, Franco pidió los territorios africanos franceses de Marruecos y Orán, así como una revisión de la frontera al Oeste del Río de Oro.
Estas peticiones fueron consideradas como inasumibles desde el primer momento, ya que para Hitler resultaba poco deseable desairar a un tiempo tanto a Petain como a Mussolini. Al primero porque las exigencias españolas suponían el desmembramiento del imperio francés, y al segundo, porque podría ver a España, extraordinariamente robustecida territorialmente, como una competidora frente a sus propias ambiciones mediterráneas.
Por su parte, Franco, consciente de la situación de España, recién salida de una guerra que durante tres años la había destrozado material y humanamente, es muy posible que planteara unas exigencias imposibles de conceder por Hitler, teniendo así la excusa perfecta para no participar activamente en la guerra, que era lo que seguramente deseaba.
Pese a la contrariedad que esta postura supuso para Hitler, éste confió en convencer a Franco, por lo que dio orden de seguir con el planeamiento de la operación.
Sin embargo, la Operación Félix nunca llegó a realizarse, ya que el General Franco no autorizó el tránsito de tropas alemanas por suelo español, por lo que ésta hubo de demorarse. Al producirse la invasión de la Unión Soviética por los alemanes (21 de Junio de 1941), las unidades designadas para el ataque a Gibraltar fueron trasladas al Este, con el hipotético propósito de retomar esta misión cuando alcanzaran determinados objetivos en el nuevo Teatro de Operaciones.
No obstante la postura del General Franco no cambió y el desarrollo de la guerra en el Este fue evolucionando negativamente para Alemania, de modo que la operación sobre Gibraltar nunca pudo ponerse en ejecución.
Se diluía así un proyecto que posiblemente hubiera alcanzado el éxito dados los medios previstos para su ejecución y la eficacia de la máquina militar alemana de la época. Sin embargo, el Jefe del Estado español juzgó más importante la recuperación del conjunto de la nación, profundamente dañada tras los tres años de Guerra Civil, que los hipotéticos beneficios que hubiera podido obtener con la entrada en una nueva guerra, dados los sacrificios que hubiera impuesto a la ya exhausta nación española.
Los hechos vinieron a darle la razón, pues tras la derrota del III Reich, que dudosamente podría haberse evitado aún con la entrada de España a favor del Eje, la posible conquista de Gibraltar habría sido efímera, pues muy probablemente, habría tenido que ser devuelta a Gran Bretaña en cumplimiento de unas más que seguras reparaciones de guerra que nos habrían impuesto al alcanzarse la paz.
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(1) Wehrmacht fue el nombre que recibieron las Fuerzas Armadas alemanas, surgidas en 1935 tras la disolución de la Reichswehr (antiguo nombre de las Fuerzas Armadas alemanas) por el régimen nazi. Durante la II Guerra Mundial, la Wehrmacht consistía en el ejército de tierra (Heer), la marina de guerra (Kriegsmarine), la fuerza aérea (Luftwaffe) y a partir de 1940, encuadró a las Waffen-SS (‘SS armadas’). Desde 1944 incluyó al Volkssturm (milicia popular).
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