Marta Gómez/ Sevilla.
La desaparición de los niños de Córdoba, Ruth y José Bretón, el pasado 8 de octubre de 2011 ha concluido en el lugar del que partieron las sospechas, la finca de Las Quemadillas (Córdoba), propiedad de los abuelos paternos. Desde que se iniciaron las primeras investigaciones, el principal sospechoso y padre de los niños, José Bretón, afirmaba que él era la «pieza clave para encontrar a los menores». Después de las primeras investigaciones, Bretón negó su responsabilidad
Todo comenzó el pasado 8 de octubre de 2011, día en el que los hermanos Ruth y José Bretón desaparecieron, según el padre, en el parque Cruz Conde en Córdoba. Al parecer, José Bretón, “los perdió” mientras paseaba con ellos en el parque. A partir de ahí, Bretón hizo una llamada telefónica alertando a su hermano sobre la desaparición de los niños, “niño, que estoy aquí, he perdido a los niños”. Desde entonces, la última persona que estuvo con los niños aquel fatídico día fue su padre, principal sospecho por la Policía que comenzó a abrir varias líneas de investigación. Entre las 14:30 y las 18:18 horas del día 8 de octubre, nadie sabe lo qué ocurrió. Lo único que se sabe al respecto es que Bretón desconectó su móvil para no estar localizable y acudió con los niños a la finca de Las Quemadillas.
Posteriormente, Protección Civil confirmó que vio humo procedente de una hoguera mientras sobrevolaban la zona. Hasta el día de hoy, la versión inicial se apoyaba en una “desaparición misteriosa” en la que nadie pudo ver a los niños ni las cámaras de vídeo que había en el parque. Así como Bretón, la familia paterna estuvo también en el punto de mira por diferentes versiones que no coincidían entre sí, como el programa “Latitude” que tenía instalado Bretón en su móvil para determinar su ubicación y facilitársela a su hermano, Rafael Bretón, y, que según éste dijo que se encontraba en el parque. Sin embargo, el juez señaló esa contradicción desde un primer momento.
“Qué pena enterrarlos con lo bonitos que son”
Las primeras investigaciones sobre el principal sospechoso apuntaban a que José Bretón era una «persona fría, inteligente y calculadora» que había sido capaz de ponerse en contacto con su ex-novia después de ocho años, con la intención de volver en un intento de desesperación por la desaparición de los niños. Nada más enterarse de su desaparición se dirigió a su hermana Catalina con las siguientes palabras “qué pena enterrarlos con lo bonitos que son”.
Desde entonces, la madre de los niños, Ruth Ortiz, – que había interpuesto denuncia por malos tratos y que se encontraba en trámites de separación-, envió varias cartas a prisión rogándole a éste que le dijera dónde estaban los niños. Sin embargo, no obtuvo respuesta de esas dos primeras cartas que le envió.
Mientras tanto, se seguían produciendo investigaciones policiales y concentraciones numerosas en diferentes puntos de España para reclamar el paradero de los menores, que según Bretón, siempre indicaba a las inmediaciones del parque Cruz Conde.
El primer informe policial sobre las investigaciones en Las Quemadillas determinó que no había rastros humanos en dicha finca. Aún así siguieron investigando para confirmar o contradecir dicha versión hasta esperar a un segundo informe que modificó la versión inicial al determinar la presencia de «restos óseos» y que no eran de procedencia animal como determinaba el primer informe. Posteriormente, el tercer informe policial, solicitado a petición de la familia, ha determinado que los restos hallados entre el 9 y 10 de noviembre corresponden a “restos humanos inmaduros”.
De esta manera, con el esclarecimiento del tercer informe terminan once meses de dolor y sospechas confirmadas por la madre de los menores Ruth y José, de 6 y 2 años de edad, respectivamente.
Se ratifica así la primera versión de la Policía Nacional: los niños nunca salieron de la finca de las Quemadillas a pesar de haberse producido un primer error, por parte de la Policía científica, que determinó que se encontraron restos de animales dicha finca. “Las sospechas siempre estaban en la finca de Las Quemadillas, de donde nunca se pensó que habían salido los niños”, aclara el ministro de Interior en rueda de prensa, Jorge Fernández.
Ante el dramático hecho que tiene afectada la opinión pública desde el pasado 8 de octubre, la Policía Nacional llevó a cabo desde el primer día de la denuncia, diferentes líneas de investigación a partir de lo que comentaba el acusado, José Bretón. Aún así, “la Policía Nacional no justificó la versión del padre y desde el 21 de octubre se encuentra en prisión en Córdoba”, aclara el ministro de Interior. De esta manera, se analizaron el parque Cruz Conde en Córdoba –lugar que apuntó el sospechoso de la desaparición de los niños-, bosques y parques de Córdoba y la finca de Las Quemadillas, lugar del que partieron las primeras sospechas policiales.
Así, el primer informe policial determinó a raíz de los restos de la hoguera que “se trataba de restos de animales” por lo que se descartaron que fueran humanos. “Se tuvo constancia de que se hubo producido una hoguera y se procedió a la extracción de restos que fueron objeto de muestras. La perito correspondiente concluyó que los restos óseos examinados se trataban de huesos de pequeños animales no existiendo huesos de restos humanos”, justifica el ministro de Interior.
A partir de dicho informe, la Policía desarrolló otras líneas de investigación y la familia materna solicitó a la policía que un experto antropólogo, Francisco Echevarría, investigara los restos de la hoguera producidos entre los días 10 y 11 de octubre. Restos, que como es lógico, «fueron custodiados desde el primer día al tratarse de secreto de sumario». Dicho informe contradijo la versión del primerp y el antropólogo determinó la existencia de restos humanos, en concreto “restos humanos inmaduros”. “En el informe efectuado a petición de la familia materna, el doctor Echevarría realizaba informe contradictorio determinando que “los restos examinados correspondían a seres humanos inmaduros”, comenta el ministro de Interior.
Según los expertos, “la hoguera se manipuló con una placa de hierro que llegó a alcanzar los 800 grados centígrados de temperatura”. El acusado prendió una hoguera en dicho horno casero con una temperatura lo suficientemente alta para impedir que se encontraran con posterioridad restos de ADN. En este sentido, el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Carles Lalueza-Fox, ha determinado que “hay muy pocas posibilidades” de encontrar ADN en los restos óseos calcinados en la finca de Las Quemadillas debido a que el calor es uno de los principales factores que lo elimina.
Ante dicho error, la Policía comunicó la citada contradicción al juez y encargó de nuevo un tercer informe a un experto forense en piezas dentales, José María Bermúdez de Castro (experto en antropología mundial y en los yacimientos de Atapuerca). Las conclusiones determinaron que “existen grandes coincidencias con el informe de Echevarría”.
De esta manera, el tercer informe determinaba que los restos encontrados correspondían a un menor de “6,22 años de edad con un margen de error de más menos 43 días”, especifica el ministro de Interior.
“La voluntad de policía es hallar el máximo número de versiones que permitan esclarecer este dramático suceso”
A partir de los dos informes que contradicen el primero, el ministro de Interior ha afirmado que no busca acusar a los miembros de la Policía Científica. «No se trata de acusar a nadie, sino de aclarar la verdad de los hechos, no de depurar responsabilidades. En todo caso, cuando un científico hace un informe, lo hace con su buena voluntad», aclara el ministro de Interior.
En este sentido, la Policía llevó a cabo las investigaciones necesarias para esclarecer el dramático suceso así como también investigó la llamada telefónica que hizo Bretón a una empresa estadounidense de adopción de niños, “cuando esas líneas demostraban que no llevaban a ninguna parte, se volvió a principio. Esa filtración ha producido malestar en la medida que pueden desviar la investigación”, comenta Fernández.
Asimismo, la Confederación Española de la Policía ha querido mostrar su apoyo al trabajo realizado por los agentes de la policía científica y que asumirá la responsabilidad si se comprueba que ha habido un error. “Aún está abierta la investigación y aún no se ha finalizado. Hasta que no nos digan lo contrario, apoyamos los informes de la Policía Científica», alega el portavoz de la CEP, Antonio Labrado, quien también se ha referido de la siguiente manera, “si se comprueba que ha sido un error, hay mecanismos en la Policía para asumir la responsabilidad”.
Todavía no ha salido la sentencia definitiva del juez ya que el principal sospechoso se encuentra en proceso de investigación.
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